‘La vida de los peces’ es un relato de muchas generaciones, de una sola generación, de dos generaciones. De muchas generaciones, porque comprende muchas edades diferentes. Una generación: la que aprendió que tal vez el país en el que ha nacido no es el país en el que va a vivir. Dos generaciones: la que se marcha, y la que se queda viendo marchar.

Escrita y dirigida por Matías Bize, lo primero junto a Julio Rojas, ‘La vida de los peces’ ganó el Premio Goya a mejor película hispanoamericana en la edición de 2010. Cuando empezaba la década que acabamos de dejar atrás. Las cosas no han cambiado desde entonces: seguimos partiendo, seguimos viendo partir. La distancia sigue doliendo, la distancia sigue sin significar olvido. Tampoco el paso del tiempo es un sinónimo. Sobre esto reflexiona Bize en ‘La vida de los peces’, que encuentra en Santiago Cabrera y Blanca Lewin dos buenos ejecutores para esta idea.

¿De qué va ‘La vida de los peces’?

Andrés (Santiago Cabrera) ha vivido en Alemania los últimos diez años. Tiene una vida acomodada en Berlín y un trabajo que es la envidia de muchos, pero ha dejado atrás su país y a la gente con la que creció. Eso no se olvida. Después de diez años de distancia, Andrés regresa a Chile unos días. El reencuentro con la que fue su vida es impactante. La sospecha de lo que podría haber sido de haberse quedado. El choque que supone comprobar cómo el resto ha seguido con la suya, de la que no sabe demasiado, Las emociones y las sensaciones aumentan cuando vuelve a ver a Beatriz (Blanca Lewin), la que fue su gran amor. Su relación terminó, pero en realidad nunca lo hizo. No para Andrés. Tal vez no para Blanca.

En un espacio reducido (una casa), en un tiempo limitado (durante una noche), Andrés mira a los ojos a las personas que dejó atrás. Y se pregunta, en silencio, en silencio literal, quién es, quiénes son, qué hubiera pasado si, cómo volver a, cuándo decir adiós, cuándo intentar recuperar algo.

¿Por qué la recomiendo?

Recomiendo ‘La vida de los peces’ porque es una película muy íntima que habla del ser humano. Cuenta una historia que solo se puede contar de esta manera: con sencillez, casi en silencio, dejando que hablen las imágenes, dejando que el espectador tenga también espacio para hablar. El conflicto de los personajes de esta película es inmenso, pero lo envuelve en la sencillez más absoluta. La dota de metáforas y de escenas que agrandan el significado del texto, de esa historia, pero ésta no puede ser más clara.

‘La vida de los peces’ habla de los que se van y de los que se quedan. De quienes lo dejan todo atrás para empezar una nueva vida, de los que no pueden olvidar la anterior, por la razón que sea, de los que en realidad siempre viven con la cabeza vuelta hacia atrás, y con miedo a regresar. También habla de los que se quedan, de los que tienen que continuar habiendo perdido, impotentes, algo que amaban. De los que tienen que darse una nueva oportunidad, de los que tienen que volver a apostar tratando de no mirar con anhelo hacia adelante, por si regresara. Habla de la nostalgia y el arrepentimiento de los primeros, de la resignación y la duda de los segundos, del coraje de ambos.

Termina la película y pienso que así es exactamente como sucedería algo así. Como seguramente esté sucediendo en estos instantes, en Chile o en cualquier otro lugar en el mundo. Por eso la recomiendo. Porque acerca al espectador algo que sucede, y tal vez le remueva algo por dentro viéndola. Que este cine nunca muera.