Mariana Di Girolamo, la abrasiva “Ema” de Pablo Larraín, es ahora “La Verónica”. ¿Y quién es ‘La Verónica’? Una influencer de Instagram, como la Victoria Beckham de nuestro tiempo. Dentro de una película rodada únicamente a través de primeros planos que evocan a las interfaces digitales. Un salvaje juego de dobles realidades, falsedades y muchos puñales por la espalda. Un largometraje que toma la decisión de destapar la gran hipocresía de un mundo que vive de cara a una galería vacua y despiadada. Alejados de vivir el presente y solo hacerlo a través de una pantalla.

Verónica, una modelo muy popular en redes sociales, casada con una estrella internacional del fútbol, cae en desgracia cuando descubre que es la principal sospechosa en la investigación sobre el asesinato de su primera hija, ocurrido diez años atrás. Frente a la presión de la investigación, su matrimonio está al borde de la ruptura y comienza a sentir celos de Amanda, su hija recién nacida. De este gran proyecto hablamos con Mariana. Y de la profesión. De lo que supone vivir junto a la incertidumbre y de aquello que nunca rechazaría a favor de su oficio.

Mariana Di Girolamo: “He encontrado los personajes de manera muy distinto”

MEW Magazine (MW): ¿Una se termina acostumbrando a la incertidumbre de la profesión? ¿A no saber si el siguiente proyecto será o no el último, si llegará el siguiente?

Mariana Di Girolamo: Es difícil. La pandemia, por ejemplo, fue brutal para la cultura. La gente estuvo muy parada, con muy poco subsidio, muy poca ayuda. Escaseo el trabajo. De repente, se reactivó. De repente, nos vimos llenos de cosas, por suerte. Pero es bastante inestable. Estás meses trabajando a ‘full’ y de repente tienes un vacío.

Quisiera no acostumbrarme. Quisiera que no fuera así.

MW: A la hora de construir un personaje, ¿se ha de escuchar a dicho personaje?

Mariana Di Girolamo: Varía demasiado con cada tipo de proyecto. Por ejemplo, en ‘Ema’ no trabajamos con un guion. A veces, hay un guion súper establecido y el director te dice que te quedes con eso. A veces tienes espacio o no para la improvisación.

He encontrado los personajes de manera muy distinto. Por ejemplo, en ‘Ema’ me encontré primero con su aspecto físico. No hicimos trabajo de mesa. Me encontré con su pelo, con su ropa, con cómo caminaba. Mientras que con ‘La Verónica’ fue distinto. El primer encuentro fue con el guion.

A los personajes hay que creerlos, hay que defenderlos.

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