Que ‘The Walking Dead’ ha perdido la chispa de las primeras temporadas no es algo que tenga que ponerme a explicar, porque, como dirían los Dothraki, es sabido. Parecía, en cualquier caso, que con la novena temporada y las buenas sensaciones que estaban dejando los primeros capítulos de esta décima, habían conseguido proyectar un nuevo camino. Menos emocionante, porque nada será tan emocionante como esas cuatro primeras entregas, pero igualmente interesante. Las últimas decisiones tomadas, sin embargo, me llevan a pensar que las están tomando con el piloto automático puesto, sin pararse a pensar que en realidad lo que nos han presentado en los últimos episodios da para mucho más que para convertir a Negan de nuevo en el villano.

No creo que Negan fuera un mal villano, al contrario. No me interesó más de lo que me interesan ahora los Susurradores y su extraño modo de vida, pero sus actos me dejaban perpleja y su continuo parloteo me mantenía, cuanto menos, entretenida. Y su atractivo es innegable. El problema es que esa época ya pasó, la dejamos atrás cuando Rick decidió perdonarle la vida. A partir de ahí, había tantas cosas que explorar en la personalidad torturada de Negan que me parece increíble que no hayan sacado provecho de esto. Repartir tiempo en pantalla entre muchos y diferentes personajes ha sido uno de los males que ha aquejado ‘The Walking Dead’ desde hace tiempo, y ha repercutido en el desarrollo que esperaba ver en Negan. Ha pasado desapercibido. Ha sido escaso. Y al final, como empieza a suceder con todo, ha sido insuficiente y no ha tenido demasiado valor.

Y ahora se le da la vuelta a lo poco que habían conseguido, y no puedo evitar pensar que se han decantado por lo cómodo y lo fácil. Porque unir a Negan con los Susurradores, al menos en el punto en el que se encuentra tanto ‘The Walking Dead’ como el público, me parece algo muy cómodo. Claro que puede darnos unas cuantas escenas de gran fuerza visual, como se ha demostrado con el final del sexto episodio, pero no creo que tengamos que conformarnos con eso.

Tal vez la redención de Negan se complete en algún momento. No descarto que sea una jugada del personaje para demostrar a los habitantes de Alexandria que está de su lado; colarse entre las filas del enemigo para destruirlos desde dentro es una jugada habitual, y por eso precisamente no terminar de gustarme, porque es demasiado fácil. Si terminan por hacerlo, y está bien hecho, tal vez lo disfrute, pero siempre tendré la sensación de que no han buscado arriesgar sino recorrer caminos que ya conocen y que ya han recorrido otras veces.

Tampoco me gusta que vuelva a ser el villano, a pesar de que me guste como villano. No me gusta porque creo que le resta valor a todo lo que hemos estado viendo en las dos temporadas pasadas, porque creo que Negan da para mucho más que para coger un bate de béisbol y poner una sonrisa socarrona, que además es algo que ya no sorprende y que emociona lo justo. Negan podría haber evolucionado de una forma más interesante en Alexandria, luchando y conversando consigo mismo, también con Daryl, Judith, Gabriel, Lydia y los demás. Sé que queremos acción y emoción, pero sí un guion está bien hecho también aporta todo esto. Es un personaje de grises, y podríamos haber disfrutado de todos los colores que trae consigo. Los miembros de Alexandria habrían evolucionado con él, porque los hubiera puesto en situaciones incómodas en las que no hay ninguna decisión completamente buena, ni completamente mala, como sucedió con el episodio con Lydia. ¿En serio no queremos ampliar y profundizar en conflictos así? ¿En serio preferimos el bate?

Este bate, creo, no aporta demasiado a la serie, y creo también que ‘The Walking Dead’ necesita personajes y tramas que aporten valor, porque sino empezaremos a sentir, de nuevo, que no hay ninguna razón por la que seguimos viéndola. Yo estoy a punto de volver al mantra que mantuve durante la octava temporada: solo la veo por Daryl.

Puede ser una percepción mía, pero de verás siento que están en modo automático y que toman decisiones basándose en hechos que han funcionado anteriormente y no en aquellos que podrían funcionar en estos momentos. Por ejemplo: ¿no hubiera sido mucho más emocionante que alguno de los miembros de Alexandria o Hilltop sucumbiera al trauma que han dejado en todos ellos los Susurradores y decidiera, como un mecanismo de defensa contra el miedo y la paranoia, unirse a ellos? Explorar el modo de vida de los Susurradores desde un punto de vista distante -como entiendo que pretenden hacer con Negan- es buena idea, y estaríamos recorriendo un camino diferente si se hubiera unido a ellos alguien que en realidad lo hace para sobrevivir; alguien que no es un villano, ni un personaje gris, alguien que no admire a Alpha, alguien que la tema, alguien que quiera vivir y que para ello empiece a caminar con los muertos. Esta serie, al final, va de supervivencia y de límites, y nunca hemos sometido a un ser humano asustado a un límite como el que plantean los Susurradores. Estamos viendo, sobre todo a partir de Siddiq, las consecuencias de su gran ataque, pero también sobre esto estamos pasando de puntillas. ¿Por qué no explorarlo y por qué no explorarlo de una manera diferente? Con paranoia entre ellos, y con decisiones equivocadas a partir de este miedo profundo.

Como unirse a ellos. Esto se me ocurrió el otro día, viendo el último episodio, pero solo es una de tantas posibilidades que podrían haberse desarrollado a partir del punto de partida de esta temporada. Que no se me entienda mal: no quiero que haya sorpresa a costa de la coherencia narrativa, lo que quiero es que se atrevan a ir más allá. Que no se conformen con el primer camino que se presente ante ellos, porque ‘The Walking Dead’, quizá más que ninguna otra serie, podría tener cientos que recorrer.