'Bienvenidos a Zombieland'
Lo mejor
- Baile de géneros
- Un reparto brillante
- Comedia fácil, pero efectiva
- Referencias que conectan con el público
Lo peor
- Los zombies podrían dar más algo más de miedo
- En realidad, nunca existe tensión en el espectador
Corría el año 2009. Un joven Ruben Fleischer se sumergía de lleno en el mundo del cine con su primer largometraje: ‘Bienvenidos a Zombieland’. A simple vista, una gamberrada llevada a la gran pantalla, una fantasía que bien podría haber sido gestada en la mente de cualquier adolescente amante de los zombies y lo extravagante. Un disparate que, como no tardamos demasiado tiempo en comprobar, funcionó mejor de lo que probablemente el propio director había llegado a imaginar -e incluso soñar-.
En ella, nos encontramos a unos también jovencísimos Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin, y un ya maduro Woody Harrelson, encargados de poner rostro a esta fantasía y de llevarla a cabo. Un equipo que, a priori, es tan loco como la historia que pretende contarnos. En un mundo desolado por un virus zombie, un nerd universitario, un vaquero matón y dos hermanas con cierta tendencia a la desconfianza y a la estafa se encuentran y deciden unir sus caminos con el objetivo de sobrevivir. Y así, también a priori, no sabemos si nos están hablando de una película de terror, una comedia, un western o un drama.
Quizá ese sea el quid de la cuestión, la verdadera clave del éxito de esta fórmula que une elementos que parecen incompatibles y que, sin embargo, funcionan con precisión suiza. Ya en su día, cuando la vi hace 10 años, lo pensé. Entraba en la sala de cine sin expectativas, creyendo que me iba a topar con una especie de broma de Hollywood, una de esas películas que no sabes si son más bien un experimento social o una cámara oculta. Y salí de ella habiendo reído y llorado y, por encima de todo, habiendo disfrutado de una propuesta fresca y original, atrevida y en parte diferente.
Juego de géneros
‘Bienvenidos a Zombieland’ es una comedia, con los rasgos más característicos de este género cinematográfico bañando cada escena. No cabe duda. Y las risas de todo aquel que la ve lo confirman. Pero también es una película de zombies, evidentemente, en la que estos muertos no muertos tienen un papel fundamental. Podríamos afirmar que son los cimientos sobre los que se construye todo lo demás, desde la historia hasta las magníficas relaciones entre sus protagonistas. Y también tiene toques de comedia romántica, representados en los personajes de Columbus y Wichita, algo de drama y pinceladas de western gracias a Tallahassee y ciertos giros slasher que apreciamos en las escenas más sangrientas del film.
Una unión de géneros que es más bien un juego entre ellos y que, como todo en la cinta de Ruben Fleischer, funciona como un engranaje perfecto. Sobre el papel, mezclar todo esto y hacer que los géneros se encuentren y se enfrenten, bailen y choquen y hasta vivan un romance, parece una locura imposible. Pero la mente del director lo vio claro y ahora -y desde hace 10 años- nosotros también lo vemos.
Este dinamismo, presente en la película en todo momento, es una de las razones por las que el público conectó y sigue conectando con ella con tanta facilidad. Un dinamismo que mantiene la atención del espectador, que se sumerge también en este juego entre géneros y acaba formando parte de él. De repente, lo que parecía una locura sobre el papel es tan natural como el drama más puro.
Un reparto en estado de gracia
En unos días tendremos en cines ‘Zombieland: mata y remata’, la esperada secuela de esta ópera prima de Ruben Fleischer, en la que el reparto es prácticamente el mismo -con alguna incorporación interesante-. Diez años después, Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin volverán a meterse en la piel de Tallahassee, Columbus, Wichita y Little Rock, quienes continúan luchando por sobrevivir al apocalipsis zombie que ha colapsado nuestro planeta. Un reparto en el que sobran las nominaciones a los Oscar, formado por cuatro de los actores más alabados de los últimos años, cuya presencia ya promete y genera expectativas altas en los espectadores.
Pero para cuando se estrenó ‘Bienvenidos a Zombieland’, Jesse Eisenberg y Emma Stone eran prácticamente desconocidos para el público general. Aunque ahora parezca una apuesta segura unir a estos cuatro talentos tan dispares, en su día el director se tiró a una piscina cuyo contenido no conocía. Y aterrizó con delicadeza sobre una gran balsa de agua, acertando de lleno con una apuesta que hizo con inteligencia y con una visión especial para la comedia.
Los cuatro protagonistas, tanto a nivel de trama como de interpretaciones, encajan como las piezas de un puzzle. Los momentos más excesivos de unos -que siempre son bien recibidos, porque nunca sobrepasan la línea- son compensados por los otros, equilibrando siempre una balanza que nunca cae de un lado. El peso de la historia, del desarrollo de la misma y de la película en sí, tanto a nivel narrativo como visual, recae a partes iguales en todos. Y ellos saben construir una red de confianza que aporta credibilidad, magnetismo y algo de sentimiento a la fantasía de Ruben Fleischer.
‘Zombieland’ = entretenimiento
Con el cine de zombies ejerciendo de cimientos y el baile entre géneros y el trabajo del reparto como pilares fundamentales, el resultado de esta fantasía hecha realidad no es otro que el más puro entretenimiento. Tirando de tópicos, que en este caso no chirrían, la película nos provoca todo tipo de sentimientos, nos permite identificarnos con todos los personajes, nos introduce en la historia e incluso logra que animemos a Columbus en su intento de conquistar a Wichita. Todo ello regado con carcajadas que comienzan a resonar desde la primera escena, y que no terminan nunca.
En definitiva, un gusto y un disfrute para el espectador. No podemos olvidar que el cine también tiene ese objetivo, el de entretener al espectador, el de conseguir que se olvide de sus problemas y viaje durante lo que dura la película. Un objetivo que Ruben Fleischer logra con creces en su estreno como director cinematográfico.
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