Esta vez la espera ha sido más larga. En un principio, confiábamos en que la sexta temporada de ‘Vikings’ llegara algo antes, pero los cierres siempre llevan más tiempo, sobre todo si queremos que sean perfectos. Imagino que esa habrá sido en todo momento la intención de Michael Hirst, creador de la serie y probablemente el mayor entusiasta de la misma. El británico es un amante de las épocas pasadas, algo que ha quedado plasmado en cada escena de esta ficción que tan bien representa el mundo, la vida y las creencias de una cultura tan lejana y admirada como es la vikinga. 

La labor y la pasión de Hirst dan para un reportaje propio, así que no me extenderé. Lo importante ahora es que la sexta temporada de ‘Vikings’, que también será la última, ya se ha estrenado en el Canal Historia. Los espectadores nos hemos reencontrado con un Björn rey, una Lagertha cansada y un Ivar convertido en fugitivo, tal y como nos despedimos de ellos. El orden parece haber quedado establecido en un Kattegat demasiado pacífico para la serie y hasta echamos de menos algún enfrentamiento fraternal. Supongo que nos hemos acostumbrado a la violencia. 

Esta violencia también está presente en el estreno de la sexta temporada, como no podía ser de otra manera, pero en menor medida. La ficción ha vuelto en primera, sin exprimir demasiado el motor y dejándonos que disfrutemos de una tranquilidad que no experimentábamos casi desde la época de la granja. Con un primer capítulo discreto, en el que no ha pasado demasiado, pero que sienta las bases de la gran batalla que espera a la vuelta de la esquina. La calma antes del Big Bang. 

Sentando las bases

Aparentemente, y sin desvelar nada, en este primer episodio de la temporada final de ‘Vikings’ no ha pasado demasiado. Quizá sentimos esto porque la anterior entrega fue una vorágine de luchas, muertes, traiciones y decisiones trascendentales. Por eso, este capítulo se puede sentir lento por momentos, porque su ritmo es más pausado, más tranquilo. Todo en pos de construir una buena base para ese estallido definitivo que Michael Hirst ha prometido por activa y por pasiva. 

Unas bases que, adelantándome un poco a los acontecimientos, parecen bastante firmes y claras. En este comienzo ya hemos visto cuál va a ser el papel inicial de Lagertha en esta nueva etapa, cuáles son las preocupaciones que ocupan la mente del recién coronado rey Björn, en qué situación se encuentra un abandonado Hvitserk y cuáles son los planes del exiliado Ivar. Hemos reconectado con las muchas tramas que están en desarrollo y que presumiblemente van a desembocar en un mismo cauce y hemos ordenado toda la información que bailaba sin control en nuestras mentes tras el final de la quinta temporada. 

¿Habría sido mejor un comienzo más explosivo, más vikingo? No sabría qué contestar con firmeza. Creo que quienes seguimos viendo la serie no necesitamos más incentivos para continuar y esperamos una última temporada firme, con sentido y que nos aporte algo. He echado de menos algo más de acción, claro, pero no creo que sea necesaria. Este primer episodio calmado, casi lento, es clave para ordenar todos los cabos sueltos y para situar al espectador en el punto ideal para el comienzo de la batalla. Una maniobra inteligente, que agradeceremos en las próximas semanas. 

Siempre es un placer

Volver a encontrarse con un viejo conocido es siempre un placer, por eso volver a viajar a la Noruega vikinga también lo es. Porque los paisajes ya han pasado a convertirse en una especie de hogar en la pantalla, igual que ha ocurrido con los personajes, que forman parte de nuestra familia -y de nuestros enemigos-. Hemos acompañado al clan de los Lothbrok en toda una vida, y eso une. 

Pero el placer, cuando hablamos de ‘Vikings’, va más lejos. La fotografía de la serie de Canal Historia es de las más cuidadas y espectaculares de la ficción actual. No hay ni un solo capítulo en el que no provoque algún tipo de asombro en el espectador, que lleva enamorado de sus paisajes desde el inicio de la serie. Uno de los aspectos más cuidados de la ficción, pero que viene acompañado de un guión cargado de metáforas y enigmas, de un sonido que envuelve las escenas más intensas y las más íntimas y de un trabajo increíble a nivel de producción. 

‘Juego de Tronos’ se ha llevado todas las miradas esta década, algo completamente comprensible, pero nunca deberíamos olvidar el valor de una serie como ‘Vikings’, que va más allá de la historia. La combina con el espectáculo, con reflexiones profundas y con historias que nos vuelven a recordar que el tiempo no tiene por qué separar tanto como creemos.