Pasan los capítulos y la confusión sigue siendo el sentimiento que se apodera de mí después de cada visionado. ‘Watchmen’ se presentó con su primer episodio como un gran enigma, dejando claro que no se nos iban a entregar las cosas masticadas, sino que tendríamos que ir deshaciendo nosotros mismos los muchos nudos que conforman las tramas principales y las subtramas de esta primera temporada. Y eso es precisamente lo que está ocurriendo cada semana. 

Con el cuarto episodio, han aparecido nuevos interrogantes que complican aún más lo que tenemos ante nosotros. Y la impaciencia cada vez es mayor. Está bien que se nos presente una serie compleja, en la que seamos nosotros mismos los que tengamos que ir atando cabos poco a poco y en la que no se nos entregue toda la información de golpe, pero cuando sólo llegan más preguntas es complicado mantenerse pacientes. Quizá por eso Damon Lindelof nos ofrece en este capítulo una pequeña porción de información, para que nos agarremos a ella como a un clavo ardiendo. 

Un cuarto capítulo en el que, si bien sigue habiendo misterios que resolver y aparece ese pequeño haz de luz en forma de información, la acción ha brillado por su ausencia. Es más un episodio de preparación, de antesala, que nos adelanta lo que está por venir. No sé si es el más flojo de lo que llevamos de serie o soy yo, que me estoy impacientando, pero tengo claro que es el que menos me ha atrapado. 

Cuidado, ¡empiezan los spoilers!

Bienvenida Lady Trieu

Nueva incorporación en ‘Watchmen’. Por si eran pocas las tramas y subtramas abiertas, llega un nuevo personaje, casi más misterioso que los anteriores. Y lo hace de una manera cuanto menos extraña. En una escena que parece no tener nada que ver con el resto de la serie, en la que ofrece un trato muy poco ético a una pareja, que no tiene más remedio que aceptar. Quiere terrenos y, al parecer, es la dueña del reloj gigante que vio la agente Blake desde el avión. Hasta aquí podemos leer. 

Según avanza el episodio, también descubrimos que es la dueña de los platillos volantes que se llevaron el coche de Ángela y que tiene mucho que ver con Adrian Veidt o, lo que es lo mismo, con Ozymandias. Por ahora su trama permanecía aislada, pero ha encontrado en Lady Trieu su nexo de unión. Ella se declara una gran admiradora de su obra, así como la heredera de la misma. Está continuando su legado. Una pequeña porción de información que da algo de miedo. 

Por si esto fuera poco, el personaje que parecía no tener nada que ver con lo que estaba pasando hasta el momento en ‘Watchmen’ también tiene a Will, el abuelo de Angela, escondido. Juntos planean algo que está a punto de llegar, pero de lo que -¡sorpresa!- no se nos destapa nada. 

Más de Adrian Veidt

Angela no ha estado demasiado presente en este cuarto capítulo, en el que hemos vuelto a tener pocas escenas de Adrian Veidt, pero reveladoras. Al fin sabemos cómo genera sus clones, un método sorprendente y en cierta manera desagradable. Y también vemos sus avances en la elaboración de su plan de escape. Esta parte de la trama, para mí una de las más interesantes de la serie, avanza a pasos muy pequeños, pero quizá mucho más firmes que los que se dan en otras. 

Ese universo en el que habita, que parece aún más extraño que el resto de lo que vemos -y eso ya es decir- es tan cautivador como el personaje de Ozymandias. Dos grandes enigmas que vamos descifrando en pequeñas dosis, como ocurre a veces con los mejores manjares, que llegan en pequeñas cantidades. Quizá lo que se traen entre manos es tan grande que tiene que ser revelado poco a poco. O quizá quiera creer esto y por eso busque este tipo de explicaciones. Iremos saliendo de dudas.