Cuidado, este artículo contiene spoilers. 

La interminable lista de preguntas que nos han surgido desde el inicio de la primera temporada de ‘Watchmen’ comienza a reducirse a un importante ritmo. Yo misma lo creía imposible. Después de los cuatro o cinco primeros episodios, ni siquiera era capaz de imaginar hacia dónde iba a ir la serie. Demasiadas tramas abiertas, demasiadas incógnitas, demasiados personajes cuyo papel no entendía. Pero al parecer Damon Lindelof lo tenía todo perfectamente controlado y medido, para resolverlo de manera maestra y elegante a la par que sorprendente. Eso es lo que está haciendo en estos últimos capítulos, hasta ahora los mejores de la serie. 

Después de las muchas revelaciones que llegaron en el séptimo, en el que más de uno se quedó de piedra al saber que detrás del aparentemente aburrido Cal se encontraba Doctor Manhattan, se nos ha ofrecido la explicación y la historia que queríamos y necesitábamos conocer. ¿Cómo acabó el ser más poderoso del universo viviendo una discreta y secreta vida en Tulsa? Conociéndole, en realidad no deberíamos haberlo dudado, igual que no lo duda Ozymandias: una mujer tiene la culpa. 

La misma mujer que le trae de vuelta para luchar contra la Kaballería y que, siendo consciente o no, le condena. Echando la vista atrás en un capítulo plagado de flashbacks, saltos en el tiempo y realidades paralelas, sabemos que Doctor Manhattan regresó a la Tierra porque se enamoró de Angela, que la conoció en Vietnam, que vivieron un idilio que duró meses y que juntos decidieron borrar la memoria del dios por el bien de su amor. Así, conocemos de primera mano su túnel del amor, del que nosotros también formamos parte, y la gran tragedia que acaba con él. 

Un túnel del amor (o muchos)

Desde que le conoció, Angela supo que su relación con Doctor Manhattan sólo duraría 10 años y que terminaría con una enorme tragedia. Un túnel del amor, como ella misma lo define, en el que, después de borrar la memoria del dios, no tendrían que preocuparse de nada. En parte porque él ni siquiera era consciente de su identidad o de que había un motivo de preocupación. Por eso es un túnel, porque en él están protegidos hasta que llega la salida. 

Los propios espectadores hemos vivido siete capítulos en ese túnel, y en otros muchos. Siento que cada una de las tramas de esta primera temporada es un túnel y que todos ellos desembocan en un mismo lugar, al que nos estamos dirigiendo. Ya hemos visto la luz en lo que respecta a Angela y Doctor Manhattan, y lo mismo ha ocurrido con Adrian Veidt. Ya sabemos dónde está Ozymandias, cómo llegó allí y por qué quiere huir. Y, cómo no, todas las preguntas nos llevan a Doctor Manhattan. 

Además de este ser azul en torno al que parece girar todo, estos túneles también acaban desembocando en la Kaballería. Más fuerte que nunca, después de haber acabado con el mismísimo Doctor Manhattan, su objetivo está cerca. Y también la batalla final. La luz o la oscuridad definitiva. El reloj corre, casi vuela. 

La gran tragedia

La muerte de Doctor Manhattan no me ha sorprendido demasiado. Desde que él mismo le cuenta a Angela que su amor terminará con una tragedia, y teniendo en cuenta los antecedentes, lo supe. El fin de una era, el ocaso de un dios. Un estallido que lo puede cambiar todo en ‘Watchmen’ y que puede provocar que la primera temporada termine de una manera incluso más trágica, casi apocalíptica. 

La Kaballería está dando pasos de gigante hacia su objetivo. Y mientras veo a Angela gritar completamente desencajada y rota, me pregunto qué viene después. ¿Es realmente la muerte de Jon la gran tragedia de la que hablaba o después de esta viene algo peor? Sin la protección del dios, al que Sister Night recupera precisamente con la intención de que sea la salvación que todos necesitan, parece imposible frenar a los villanos. Las máscaras serán más necesarias que nunca y quizá sea el momento de que los héroes vuelvan a la acción. 

Esa es la gran incógnita que nos traen las muchas respuestas que hemos recibido en estos dos últimos episodios. Un ‘qué viene ahora’ que se me antoja más impredecible que todos los anteriores, y eso es mucho decir. Todo sin olvidarme de un Ozymandias desesperado por regresar a la Tierra (puede que esta vez él sea la clave), pero que ha perdido el billete de vuelta al mismo tiempo que Doctor Manhattan ha perdido la vida. 

Vale, es posible que la trama esté más enredada que nunca. Pero la solución está cerca. Y la batalla final también.