Se cumplen 14 años de la llegada a los cines de todo el mundo de la cuarta entrega de una saga mágica, tanto en temática como en impacto cultural. Para cuando ‘El Cáliz de Fuego’ llegó a las pantallas tal día como hoy, 25 de noviembre, en 2005, Harry Potter ya era un fenómeno mundial tanto literario como cinematográfico, y esta cuarta parte de la saga nos descubrió a uno de los personajes más trascendentales e icónicos de la cultura popular.
Los niños que Chris Columbus nos había presentado en ‘La Piedra Filosofal’ ya eran adolescentes, y tras ponerse a las órdenes de Alfonso Cuarón en ‘El Prisionero de Azkaban’, nuestros magos favoritos con Harry a la cabeza volvían a Hogwarts para vivir nuevas aventuras sin saber realmente lo que les esperaba. Podríamos hablar en este aniversario de curiosidades sobre la película, de lo mucho que lloramos cada vez que vemos la muerte de Cedric, de Robert Pattinson y cómo ha pasado de mago a vampiro y después de vampiro a murciélago, o incluso del corte de pelo de Harry (que ha conocido días mejores pero también peores dentro de la saga); pero el verdadero elemento diferenciador de la película es lo que nos presenta: el que posiblemente sea uno de los mejores villanos que jamás han existido.
Y digo presentar, porque lo realmente remarcable de una saga como Harry Potter es que J. K. Rowling hace que el antagonista, aunque presente de muchas formas, no aparece hasta esta cuarta entrega. Y la historia funciona. Y le tememos aun sin haberlo visto. Y nos morimos de ganas de que aparezca. Pero su imagen completa y forma final se nos niega una y otra vez sin que nos importe demasiado, porque la narrativa funciona y nos atrapa de igual manera. Y lo aceptamos y esperamos. Y en ‘El Caliz de Fuego’ por fin pudimos asistir a su nacimiento.
Si bien había tomado muchas formas y se nos había desgranado su esencia a través del Profesor Quirrell en ‘La Piedra Filosofal’, su diario de adolescencia bajo su verdadero nombre en ‘La Cámara Secreta’ y sus seguidores y enemigos en ‘El Prisionero de Azkaban’; El Señor Tenebroso no había aparecido en carne y hueso en nuestras pantallas de manera completa todavía. Sin embargo, ese trabajo de construcción de la simbología y todo el halo de oscuridad y muerte que le rodean son los que le convierten al final en lo que ha supuesto para la cultura popular: una figura tan aterradora como irrepetible.
Lord Voldemort no es solo el ser sin nariz que se alza por fin de un caldero, sino que es una Marca Tenebrosa en el cielo, un nombre que no se puede pronunciar, un rastro de sangre, un asesino, un basilisco, un ejercito de Mortífagos. Es todo lo que nos han presentado se él sin necesidad de mostrárnoslo todavía.
‘Harry Potter y el Cáliz de Fuego’ es la película en la que nuestro trío de amigos crece y entra en la adolescencia, en la que descubrimos que hay magia fuera de Inglaterra, en la que vuelven los dragones, conocemos a los aurores y muere por primera vez un joven mago en pantalla. ‘Harry Potter y el Cáliz de Fuego’ es todas esas cosas, pero sin duda lo que vale la pena recordar 14 años después de su estreno es la forma en la que Ralph Fiennes encarna por fin todos los elementos que ya conocíamos para alzarse ante nosotros como El Que No Debe Ser Nombrado y dejarnos sin palabras.
Me ha encantado este artículo!