Amor en polvo
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'Amor en polvo'

Lo Mejor
  • Fresca y divertida
  • Sorprende con algunas de sus reflexiones
Lo Peor
  • Final demasiado visto

Comedia, sexo y España forman un trío que conocemos de sobra. Casi hasta el hartazgo. Por eso, quizá sorprenda que la propuesta de ‘Amor en polvo’ funcione como lo hace. Esta ópera prima de Suso Imbernón y Juanjo Moscardó Rius, protagonizada por Enrique Arce, Lorena López, Macarena Gómez y Luis Miguel Seguí, nos cuela en la vida íntima de una pareja de mediana edad. Una pareja a la que se le ha acabado la pasión y la emoción de lo nuevo y que decide darle un giro a su vida amorosa apostando por un intercambio de parejas. En busca de una mayor confianza, escogen a sus mejores amigos, dos solteros que ni siquiera se conocen. Pero que, desde su punto de vista, son una mejor opción que una pareja desconocida.

Si bien es cierto que la sinopsis no dice demasiado, ‘Amor en polvo’ termina resultando una comedia divertida, amable y con reflexiones bien planteadas que pueden sorprender al espectador positivamente. Una propuesta fresca, ideal para estos meses, en la que el sexo es protagonista. Pero también lo son el amor, la confianza, el compromiso y el respeto. Con una dirección interesante y una fotografía que nos regala escenas bellas que huelen a verano y capturan esa chispa del amor a la perfección.

Esta es una de esas películas amables, que apetece ver en solitario, con amigos o con la familia. Para después tomar algo juntos y comentarla entre risas y conversaciones cruzadas. Una cinta que cumple con su función de entretener al espectador, pero en la que también he encontrado ambición más allá de ese objetivo. Y en la que el reparto funciona, como también lo hacen unos personajes que, aunque basados en estereotipos, encajan entre sí y con la propia trama.

El peor enemigo está fuera


Amor en polvo

Curioso y, en cierto modo, absurdo. Pero cierto. El mayor enemigo de ‘Amor en polvo’ está lejos de las salas de cine y de la propia película. Y no es otro que nuestros prejuicios y expectativas. Como señalaba unos párrafos más arriba, la combinación de sexo y comedia no es nueva en España. Y la sinopsis de la que parte la cinta tampoco sorprende. Aparentemente, no aporta nada novedoso. De ahí que muchos espectadores puedan generar una imagen previa del largometraje que no se corresponde con su realidad.

Yo misma pequé de adivina, y entré en la sala con más reticencias que ganas. Pero en poco más de diez minutos, las primeras habían desaparecido para dar paso a la risa y al asombro. Me sorprendió encontrarme con una comedia que funciona, pero sobre todo con un guion que plantea conversaciones y dilemas mucho más profundos de lo que cabía esperar. Sin desvelar demasiado, el análisis que se hace del amor y de la fidelidad, así como del sentido de la misma, es de lo mejor de la película. Como también lo es el personaje interpretado por Macarena Gómez. Un personaje que, de nuevo, responde a un estereotipo claro, pero que nos entrega grandes reflexiones y cuya presencia en la cinta significa mucho más de lo que puede parecer en un primer contacto.

Un único ‘pero’


Amor en polvo

Sólo hay un aspecto de ‘Amor en polvo’ que me chirría o, mejor dicho, que no termina de cerrar bien todo el círculo. Y es, precisamente, el final. Un final demasiado visto, demasiado típico, quizá. De esos que ves venir desde los primeros compases y que, precisamente por eso, llegas a creer improbable. Por lo evidente.

Me hubiera gustado toparme con una resolución al nivel del conflicto. Más compleja, más desarrollada y menos clásica. No sabría decir si más arriesgada, porque apostar por un cierre evidente también conlleva un riesgo. Pero sí quizá más sorprendente. A la altura de las sorpresas que se va llevando el espectador desde los primeros compases del largometraje. Me falta ese punto y final redondo, pero confieso que tampoco me molestó demasiado toparme con el cierre que se le da a la historia. Me hubiera gustado algo más, sí, pero salí del cine con una sonrisa. Y, en estos tiempos, es más necesario que nunca.

‘Amor en polvo’ llega en un momento extraño para la industria cinematográfica, difícil. Pero creo que lo hace en el instante idóneo, cuando el espectador necesita películas amables, divertidas, entretenidas y con cierto halo de esperanza. Justo lo que tiene la cinta de Suso Imbernón y Juanjo Moscardó Rius. 79 minutos de desconexión bien gestionados y que aportan mucho más de lo que cabría esperar.

En cines desde el 24 de julio.



Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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