Esta crítica no contiene spoilers de ‘Blindspotting’.
Nos encontramos en un momento complejo. Un momento de sobreproducción, en el que, además, no dejan de surgir adaptaciones, remakes y spin offs, muchos de ellos con un resultado negativo. Por eso, cuando se anuncia una nueva producción bajo una de estas etiquetas, la respuesta del público no siempre es la mejor. Sin embargo, como en todo, siempre hay espacio para las sorpresas. Y ‘Blindspotting’, la nueva serie de Starzplay, puede ser una de ellas para los espectadores que decidan darle una oportunidad.
La serie surge como una especie de spin off de la película homónima de 2018. Y, de hecho, cuenta con parte del equipo de la misma (delante y detrás de las cámaras). La acción arranca 6 meses después de los acontecimientos de la cinta y se centra en Ashley, la pareja de Miles, con quien nos reencontramos en una etapa en la que todo parece estar bien. Hasta que, en plena Nochevieja, Miles es detenido y posteriormente encarcelado por posesión de MDMA. A partir de ahí, todo cambia y amenaza con desmoronarse.
Tras la pérdida repentina de los ingresos de su pareja, Ashley tiene que dejar su casa y mudarse, junto a su hijo, a la casa de su suegra. Una mujer peculiar que convive, a su vez, con su hija, con la que Ash choca constantemente. De un día para otro, su vida se ve inundada por la inestabilidad y por la inseguridad. Sin casa, sin futuro y sin herramientas para combatir una situación que conoce muy de cerca la población afroamericana.
La representación de la situación de la comunidad afroamericana en Estados Unidos y de los ex convictos es uno de los principales puntos fuertes de la serie. Una producción que, además, ha sabido encontrar su propia esencia y, en definitiva, su propia identidad. Lo ha hecho partiendo de algo conocido, de una base que ya hemos explorado con anterioridad, pero apostando por recorrer un nuevo camino. Y ha acertado con esta apuesta, que ha permitido que el espectador se encuentre con un producto fresco, diferente y con un reflejo y un estudio sociológico de alto valor.
‘Blindspotting’ sabe combinar lo dramático de la situación que viven Ashley y compañía con toques de comedia que funcionan bien. Y, por supuesto, con los números musicales, que no faltan en la serie. Quizá sean más escasos de lo que esperan algunos. Pero son lo suficientemente satisfactorios como para que no necesitemos más. Como para que la calidad pese más y gane a la cantidad.
Destacan los arranques de los episodios, al menos de los primeros, los facilitados a la prensa, en los que el rap es protagonista. Como también lo es Jasmine Cephas-Jones. Una Jasmine Cephas-Jones que sobre todo brilla en esos momentos, en los que rompe la cuarta pared y recita directamente para el espectador, conectando su historia con quien se encuentra al otro lado de la pantalla. No es que durante los minutos restantes de capítulo desaparezca, ni mucho menos. De hecho, su emoción es uno de los principales pilares que sustentan la serie. Pero es cuando se dirige a nosotros sin barreras cuando, lógicamente, conecta con mayor facilidad, metiéndonos de lleno en el episodio.
La duración de estos capítulos, en torno a media hora, también juega a favor del resultado positivo. Los episodios se sienten ligeros, pero nunca atropellados. Y en una época en la que, parece, vamos recuperando el ritmo frenético al que estábamos acostumbrados, lo ligero, lo rápido tiene más posibilidades de triunfar.
‘Blindspotting’ tiene muchas posibilidades de triunfar, mucho más que la película de la que parte. Es una serie con un trasfondo social importante y bien construido. Pero también es una serie entretenida, con un toque de comedia que aporta ligereza a la trama y con unos números musicales sublimes, en los que encontramos fácilmente el gusto, el saber y el buen hacer de Rafael Casal y Daveed Diggs.
‘Blindspotting’ se estrena este domingo 13 de junio en Starzplay.
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