Paco Plaza vuelve a sentarse en la silla de director, en esta ocasión para traernos una película que se aleja del género de terror en el que se suele mover el valenciano. Guionizada por Juan Galiñanes y Jorge Guerricaechevarría y protagonizada por Luis Tosar y Xan Cejudo, ‘Quien a hierro mata’ es una historia de venganza, en la que los fantasmas del pasado están muy presentes, así como la oscuridad del ser humano. Una película que nos traslada al sur de Galicia, donde aún son palpables las heridas que dejaron en su día el narcotráfico y, por supuesto, la droga.
Pero esta no es una película más de narcotráfico. La de Mario, un enfermero que trabaja en una residencia de ancianos y está esperando su primer hijo, es una historia de venganza, como decimos, pero también un estudio del ser humano. ¿Hasta dónde es capaz de llegar una persona buena cuando la oscuridad se apodera de ella? En ‘Quien a hierro mata’, que se estrena en cines este viernes 30 de agosto, asistimos a un viaje a las cloacas del ser humano, a ese punto en el que se pierde toda lógica y toda humanidad y nos convertimos en un auténtico monstruo. Puede que Paco Plaza se haya alejado momentáneamente del género de terror, pero en esta película el espectador también va a sentir verdadero miedo.
Se nos presenta a Mario como una persona buena, cariñosa, implicada en su trabajo. De hecho, tal y como vemos en los primeros compases de la película, es el enfermero preferido de todos los ancianos, puesto que les trata con una dulzura muy especial, generando una complicidad que no tienen con el resto de empleados. Sin embargo, todo cambia cuando llega a la residencia Antonio Padín, uno de los narcotraficantes más míticos de Galicia, que sufre una enfermedad degenerativa que le conduce a la muerte a un ritmo vertiginoso.
Su entrada es el detonante de todo, es el click que desata el cambio en Mario. A partir de ese momento, comienza un desesperado recorrido cuya meta es la venganza y en el cual este enfermero podría perderlo absolutamente todo. Ya lo dice el refrán, «quien a hierro mata, a hierro muere».
Uno de los puntos fuertes de la película, más allá de la historia, que probablemente ya te haya atrapado, es lo bien que está construida. Paco Plaza logra que la tensión vaya aumentando en el espectador de la misma manera que lo hace en los personajes, llevándonos hasta un clímax que se alcanza en la última escena, en el último plano. Un cierre perfecto que termina completando un círculo que en muchas películas queda a medias. Pero en ‘Quien a hierro mata’ encaja todo a la perfección.
El trabajo de dirección, por lo tanto, es exquisito, así como también lo es el de guión. El ritmo narrativo es lo suficientemente intenso para que el espectador no pierda el interés en ni un solo segundo, sin llegar a sentirse abrumado, y todas las acciones que presenciamos -y las que deducimos- nos conducen a un mismo punto, invitándonos a reflexionar y dejando a la gran mayoría en un estado cercano al shock.
Una película que no termina con su última escena
Como ya he mencionado, la cinta encuentra su clímax en su última escena. Algo sorprendente, puesto que muchos thrillers de este tipo terminan con un cierre que reduce la tensión, con una especie de epílogo en el que la acción como tal ya ha finalizado. Sin embargo, esta es una película que no termina, que acompaña al espectador una vez abandona la sala.
Fuimos muchos los que nos quedamos sentados en la butaca mientras los créditos pasaban por la pantalla sin descanso. La sala de cine se llenó de suspiros y las conversaciones no tardaron en iniciarse. Una escena que, muy probablemente, se repetirá en todos los cines de España a partir de este mismo viernes. Porque ‘Quien a hierro mata’ invita a la reflexión y al debate y no se marcha de la mente del espectador como sí ocurre con otras cintas. Deja huella, deja un importante poso y nos regala una pregunta casi imposible de contestar: ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar?
Interpretaciones maestras
Junto a la magistral dirección, al increíble trabajo de guión y a un montaje al que me cuesta encontrarle algún pero, ‘Quien a hierro mata’ también puede presumir de contar con un reparto que ha sabido meterse en la piel de sus personajes y convertirlos en personas. Empezando, por supuesto, por Luis Tosar y Xan Cejudo, encargados de interpretar a Mario y Antonio. Ambos firman dos de los mejores trabajos de sus carreras, siendo especial el caso de Cejudo, que falleció poco después de terminar el rodaje.
La increíble complicidad que existe entre estos dos actores, y que se remonta a la juventud de Tosar, en la que Xan Cejudo fue su maestro, traspasa la pantalla y genera una comunicación no verbal entre ambos -y con el espectador- que no tiene precio. Son muchas las escenas en las que, sin palabras, Mario y Antonio gritan y se desgarran, mientras su aspecto nos muestra todo lo contrario. Y estos dos actores logran que el espectador sea capaz de ver ambas caras, de ir más allá y comprender lo que no está dicho.
Junto a ellos, un reparto muy equilibrado, que aporta un plus extra y un cierto desahogo a la tensión que se genera cuando Tosar y Cejudo comparten pantalla. Un dato curioso: aunque llegues a pensar que todos son gallegos, los hijos de Padín no lo son, pero lo parecen, son creíbles. Enric Auquer e Ismael Martínez hacen un trabajo excepcional, protagonizando algunas de las escenas más potentes de la película.
Veredicto final
Si ahora tuviera que responderte a la pregunta “¿voy a verla al cine?”, la respuesta sería un rotundo sí. ‘Quien a hierro mata’ se ha convertido en una de mis recomendaciones continuas a amigos y conocidos, una de esas cintas que ya sé que van a formar parte de mi filmoteca personal. Por el poso que ha quedado en mí, pero también por lo mucho que la disfruté y la sufrí a partes iguales. Podríamos estar ante el thriller de venganza definitivo, y creo que no hay mejor invitación para ir al cine que esta.
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