Esta crítica no contiene spoilers de ‘State of the Union’.
Las relaciones de pareja, ese complicado universo que ha sido explorado en incontables ocasiones y del que, sin embargo, continuamos descubriendo aspectos. Quizá porque cada relación es un mundo y, a la vez, todas comparten una misma esencia. El amor, el dolor, la decepción, los celos, la dejadez, la lucha, la entrega… Así, es fácil que nos veamos en relatos que, aparentemente, no tienen nada que ver con nosotros. Y que encontremos en ellos nuevas razones para luchar o para buscar el amor que hace tiempo desechamos. ‘State of the Union’, serie dirigida por Stephen Frears y guionizada por Nick Hornby, supone una nueva aproximación a estas relaciones y a su complejidad. Probablemente una de las mejores de los últimos años.
Rosamund Pike y Chris O’Dowd dan vida a Louise y Tom, un matrimonio que, tras demasiado tiempo en crisis, decide ponerse en manos de una terapeuta. Les conocemos en el bar frente a la consulta a la que deben acudir, diez minutos antes de su cita y con muchos reproches en su interior. Allí, tomando una cerveza y una copa de vino blanco, conversan acerca de los motivos que les han llevado a esa posición concreta. Y lo que comienza como algo banal, termina siendo un análisis profundo de las relaciones, de los errores que se cometen y del concepto culpa, que tanto daño hace.
La estructura se repite durante los 10 episodios que componen ‘State of The Union’. Unos diez minutos de charla, en los que viajamos de lo más banal a los más profundo, con pequeñas pausas en las que el matrimonio espía a la pareja que les precede. Y, después, un cruce rápido, llamada al timbre y fin. El formato de la serie, en frascos pequeños, funciona. Pone el foco exactamente donde quiere ponerlo, en esas conversaciones entre Louise y Tom, y no incorpora muchos elementos más. No lo necesita, el guion y las interpretaciones de los protagonistas son suficientemente notables como para sostener por sí solos todo el conjunto.
Profundidad y humor
En las conversaciones del matrimonio, asistimos a la desnudez y el análisis absoluto de su relación. Conocemos sus intimidades, no sólo a nivel de vivencias, sino también de sentimientos, de motivaciones y de miedos. Lo hacemos desde el comienzo, cuando descubrimos que el estallido definitivo de la crisis se produjo por una infidelidad de ella. Y también cuando, en seguida, comprendemos que esa infidelidad vino precedida de una sensación de abandono total y de la ausencia de relaciones sexuales. Así, viajamos a través de su relación, detectando con ellos los errores cometidos y dándonos, muy de vez en cuando, un respiro para hablar de lo más banal.
Durante sus conversaciones, se aprecia fácilmente uno de esos aspectos esenciales y compartidos de las relaciones amorosas. Por supuesto, el amor. Y el deseo de salvar eso que tienen entre manos, aunque comprueben que lleva muerto demasiado tiempo. Louise y Tom no van a terapia porque no tengan otra cosa que hacer o porque sea la tendencia en esos momentos. Van porque son conscientes de que su relación está a punto de llegar a su fin. Porque hay días en los que se plantean tirar la toalla, pero no pueden y no quieren vivir el uno sin el otro. No quieren perder a la persona de la que se enamoraron, aunque les cueste reconocerse detrás de las capas que han ido atrapándoles durante todo este tiempo.
Creo que lo mejor de ‘State of the Union’, además de su formato y del manejo del humor de sus protagonistas, es que no se aleja en ningún momento de la realidad. No busca grandes dramas ni situaciones surrealistas. Se centra en los problemas cotidianos. En la pérdida de la magia, en las necesidades que no nos atrevemos a expresar en voz alta y que el otro no es capaz de ver en nosotros. Se centra en la verdad de las relaciones de pareja y, para hacérnosla llegar, juega con ese humor, generalmente en forma de sarcasmo, que sigue siendo el mejor canal para los mensajes.
La corta duración de sus episodios la convierte en una serie perfecta para un maratón. Y también para consumir en pequeñas píldoras, tal y como está concebida. Su visionado es cómodo, es divertido y es, por momentos, esperanzador. Y, como siempre ocurre con las historias que nos hablan de amor y parejas, aunque lo hagan en los compases más complejos de una relación, deja con ganas de tener a alguien con quien compartir ese sentimiento.
‘State of the Union’ se estrena este sábado 14 de noviembre en Movistar+.
Comments