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Crítica: ‘El Nido’ nos coloca contra las cuerdas

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Esta crítica NO contiene spoliers de ‘El Nido’. 

Todo lo que llega desde Reino Unido y con el sello de la BBC lo hace acompañado de una garantía de calidad que nunca falla. La ficción británica siempre ha estado de enhorabuena. Pero de un tiempo a esta parte un gran porcentaje de sus producciones se ha colado entre los títulos imprescindibles de sus respectivas temporadas. Muchas de ellas nos llegan ya con la etiqueta de fenómeno y otras lo hacen de manera más silenciosa, pero acompañadas siempre de buenas críticas. Este último es quizá el caso de ‘El Nido’, estrenada este mismo 2 de junio en Filmin. Una mini-serie que ha gustado en su lugar de origen, pese a girar en torno a algunos de los temas más oscuros y polémicos de nuestra sociedad. 

Dan (Martin Compston) y Emily (Sophie Rundle) forman un matrimonio consolidado al que sólo le falta una cosa para ser perfecto: hijos. La pareja, formada por uno de los empresarios más poderosos de Glasgow y una profesora de música, lleva años intentando dar el paso. Pero una infertilidad inexplicable se lo impide. Por eso, deciden acudir a la gestación subrogada, una práctica con la que no se puede comerciar en Escocia. Según la legislación del país, los padres sólo pueden pagar a la mujer que geste el embrión unas tasas acordes a los gastos que implica un embarazo. En este proceso de búsqueda, se topan casualmente con Kaya (Mirren Mack), una adolescente en riesgo de exclusión social que decide convertirse en su vientre subrogado. 

A partir de esta premisa, surge un thriller en el que el espectador se encuentra parcialmente ciego de principio a fin. Los juegos existentes entre los diferentes personajes, apoyados en no pocas ocasiones en la mentira, también se producen en dirección al espectador. Durante los cinco episodios que componen la mini-serie, se plantean diferentes dilemas para los que no hay una solución clara. Como tampoco es claro quién utiliza a quién o dónde se encuentran los límites de nuestro egoísmo, de nuestros deseos o de nuestro poder de decisión. 

La última palabra

El Nido

Me he sentido hipnotizada por ‘El Nido’. Por la sonrisa amable de Emily, el carácter imprevisible de Dan y la mirada magnética de Kaya. Por ese thriller de ritmo punzante que no se resuelve hasta sus últimos compases. Y, por supuesto, por los muchos dilemas que, como señalaba, se nos plantean cada capítulo. Además de la factura técnica impecable y de una fotografía que captura a la perfección los contrastes de la vida en Glasgow, fascina la capacidad de Nicole Taylor desde el guión para ponernos contra las cuerdas. De principio a fin. Se nos muestran los hechos desde las diferentes ópticas, incluso desde la óptica de quien ni siquiera está implicado en la trama. Pero no se señala a un culpable. O no se señala a un inocente. La última palabra la tenemos nosotros.

Es el espectador el que tiene que construir su propio juicio o su propia opinión a través de los hechos. Y enfrentarse a esos dilemas sin solución de los que hablaba. Reflexionar acerca del sendero que estamos recorriendo como sociedad y acerca de si realmente tenemos algún tipo de límite. A través del thriller hipnótico que es ‘El Nido’, se nos permite explorar el egoísmo humano que se esconde detrás de los sueños y los deseos. Y también explorar nuestros valores. ¿Somos tan éticos como creemos ser? ¿Dónde está realmente lo correcto, si es que existe? ¿Cuál es el límite entre la generosidad y la caridad? ¿Decisión propia o explotación?

Estas son tan solo algunas de las preguntas que se nos van planteando mientras tratamos de adelantarnos también a los hechos. Desde el primer episodio, me he sentido tentada a encontrar la autenticidad o la falsedad de los diferentes personajes. He intentado desenredar las redes de poder e influencia tejidas entre ellos. Todo ello partiendo de una opinión medianamente formada acerca de los principales temas que toca, que ha llegado incluso a tambalearse en ciertos momentos. 

Sí, pese a todo

El Nido

‘El Nido’ me ha hipnotizado, sí. Pero también me ha resultado incómoda en muchos momentos. Por lo que me mostraba, por esa podredumbre que se nos está comiendo. Y, no lo voy a negar, por humanizar comportamientos contra los que me opongo firmemente. No es una serie agradable, es cruda y dura, como lo es la realidad. Y precisamente por eso es un sí rotundo. 

Lo es aunque muchos de los acontecimientos sean predecibles. Incluso aunque no estemos de acuerdo con cómo se muestran según qué cosas. Porque no está hecha para el disfrute del espectador, sino para la reflexión, para generar pensamiento. Y en torno a temas tan polémicos que generalmente nadie se atreve a tocar. Un gran riesgo y un gran acierto. En contenido y en continente. Aún tengo que reposar el visionado, que casi ha sido maratón. Pero algo me dice que mucho de lo que he visto en este medio drama – medio thriller se va a quedar conmigo. 

'El Nido'

7.3

Lo Mejor
  • Toca los temas que nadie quiere tocar
  • Reflejo de la desigualdad social
  • Interpretaciones sublimes
  • La última palabra es del espectador
  • Fotografía
Lo Peor
  • Humaniza comportamientos que no van a gustar
  • Demasiado previsible en ocasiones
Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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