Esta crítica no contiene spoilers de la quinta temporada de ‘La casa de papel’ y ha sido elaborada tras el visionado de los dos primeros episodios, facilitados a la prensa.
Alta tensión. Con estas dos palabras se podrían definir a la perfección los dos primeros episodios de la quinta temporada de ‘La casa de papel’. Viendo cómo terminó la anterior entrega, probablemente esto no sea una sorpresa para nadie. Pero, incluso sabiendo lo que nos vamos a encontrar, siendo conscientes de la complicada situación en la que se encuentra la banda del Profesor, es imposible no caer rendido ante la tremenda angustia que se apodera del espectador desde el inicio.
Dicen en estos dos primeros episodios que la lucha que contemplamos ahora desde el sofá es la que definirá quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Pero lo cierto es que, igual que vemos en la pantalla, las masas ya tienen su veredicto. Lo tienen desde la primera temporada. Inevitablemente, queremos que el Profesor y compañía ganen. Y, sobre todo, queremos que nos sorprendan con esos planes imposibles que no somos capaces de ver venir. Es la esencia de ‘La casa de papel’. Las sorpresas que nos pillan desprevenidos, pero de las que, en realidad, nos dan pistas durante mucho tiempo.
Por eso, ver a la banda contra las cuerdas nos duele. Y nos genera esa angustia de la que hablaba, perfectamente acompañada por un ritmo frenético que amenaza con asfixiarnos. Tanto es así que, en ciertos instantes, la serie necesita de la inclusión de algún que otro flashback, simplemente para dar a los espectadores un respiro. Pero ay… Parece que no nos conocen. Somos tan masocas que, aunque estoy convencida de que todas esas escenas pasadas van a tener una relación con lo que está por venir, las vemos pensando en lo siguiente. En volver al Banco de España. En saber si están todos bien y cuál va a ser el siguiente paso.
Como ha ocurrido con las temporadas anteriores, uno de los puntos brillantes de estos dos primeros episodios es el ritmo. Y la capacidad de mantenerlo casi al límite en todo momento, generando adicción y no el rechazo que bien podría causar en quien está al otro lado de la pantalla. También se juega mucho con la expectación en este arranque de temporada. Con el qué pasará, el qué vendrá. Y eso impulsa al espectador a viajar de un episodio a otro casi sin darse cuenta (por experiencia propia, ha sido muy duro no poder pasar del segundo). Lo curioso, que puede llegar a ser casi desesperante, es que, si bien en otras temporadas los conflictos se iban resolviendo poco a poco, aquí da la sensación de que no sabremos nada hasta el último episodio.
¿Significa esto que no pasan cosas en los dos primeros capítulo? Ni mucho menos. Pasan. Y el nudo cada vez es más grande. Pero es cierto que ‘La casa de papel’ ya no necesita convencernos de nada. La banda no necesita conquistarnos ni conectar con nosotros. Ya sabemos quién es quién, ya tenemos claro qué queremos que ocurra y ya estamos completamente atrapados por la historia. Y se nota que la serie juega con esa ventaja. Porque se permite abrir de repente nuevas líneas narrativas, cuyo peso o importancia desconocemos, sin miedo al error. ¿Será que, a estas alturas, todo lo que nos llega con mono rojo funciona?
Eso sí, dos capítulos se me quedan cortos para emitir un veredicto de esta quinta temporada. Puedo decir que son emocionantes, que son vibrantes, que no dejan prácticamente espacio para la calma. Y que son, probablemente, los más tensos desde que comenzó la serie. Ya lo sabíamos, lo que queda no va a ser un camino de rosas para la banda del Profesor. Y, atendiendo a lo visto, sentido y sufrido en estos episodios iniciales, tampoco lo va a ser para nosotros, los espectadores.
Sólo me queda añadir lo mucho que he echado de menos un poco más de espacio para los personajes. Echo de menos sus conversaciones, sus sentimientos, sus lazos. Están ahí, y de vez en cuando aparecen, pero pronto se difuminan dejando todo el espacio a la acción. La gran protagonista de este arranque de temporada, que se siente como un estallido constante.
Parece que Álex Pina y compañía han sacado toda la artillería. Parece que buscan marcar un antes y un después con esta temporada. El riesgo es grande. Al fin y al cabo, cuantos más artificios se añaden, más complejo se vuelve todo y más estrecho el camino. ¿Habrán acertado en esta ocasión? Por ahora, y con la expectación como gran compañera, es un sí.
La quinta temporada de ‘La casa de papel’ se estrena en Netflix este viernes 3 de septiembre.
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