Movistar+ ha probado entender de series de calidad, de comedias y de historias políticamente incorrectas. Y en ‘Nasdrovia’ ha vuelto a unir estas tres realidades. Protagonizada por Leonor Watling y por Hugo Silva y creada por Miguel Esteban, Luismi Pérez y Sergio Sarria, la ficción se atreve a bucear en el mundo de la mafia rusa y de la corrupción y a hacerlo en clave de comedia. Riéndose de todo y de todos y tirando de unos tópicos que no están aquí por falta de imaginación, sino precisamente para jugar con ellos. De hecho, toda su trama está construida en base a los mismos, igual que una importante parte de su humor, con el que lo que terminan haciendo los creadores es desmontar esos clichés de los que parten. O, por supuesto, confirmarlos de una manera canalla y, como señalaba, políticamente incorrecta.

La serie, que se estrena en la plataforma este 6 de noviembre, nos convierte en testigos de primera mano de la aventura de Edurne y Julián, dos abogados acostumbrados a moverse en los límites de la legalidad, entre empresarios y políticos corruptos. Cansados de esa vida de lujo y estrés, lo apuestan todo a una única carta y se hacen con un nuevo restaurante ruso. Un plan que, a priori, parece perfecto. Hasta que la mafia se cruza en su camino. Bueno, y la crisis de los 40, la otra gran protagonista de ‘Nasdrovia’.

El humor, en muchas ocasiones encontrado en el fracaso o la desdicha de sus protagonistas, es el hilo conductor que une sus seis episodios. Y su rotura de la cuarta pared es lo mejor de la serie, sobre todo gracias a una Leonor Watling especialmente carismática y todo lo cómicamente dramática que pide su personaje. Lógicamente, no es un recurso nuevo ni sorprendente. Pero siempre funciona, y en esta ocasión lo vuelve a hacer. Desde su primera escena, en la que el impacto es sólo comparable con la conexión inmediata y satisfactoria entre el público y una Edurne al borde del precipicio.

La corta duración de los episodios, en torno a media hora, también juega a favor de la serie. Una comedia con la carga de humor, a veces absurdo y otras tantas tópico, que observamos en esta, tiene que llegarnos en dosis pequeñas. Para evitar sobrecargar al espectador y quemar su carisma, su gracia y esa conexión de la que hablaba. De ahí que otro de los principales aciertos de la ficción venga de la mano de su duración. Ya que nos permite conocer a los personajes y sus motivaciones y desarrollar la trama, sin llegar a la temida saturación.

Con todo, ‘Nasdrovia’ es una serie para quien guste de la comedia, de las bromas típicas y de las historias surrealistas, casi inverosímiles. Hay mucho de absurdo en esta serie, pero también mucha crítica encubierta entre chistes. Y mucha reivindicación, plasmada de la mejor manera posible: a través del humor. Además de una estética casi tan deliciosa como la gastronomía rusa. En un visionado casi fugaz, divertido y diferente, Leonor Watling y Hugo Silva marcan un alto nivel interpretativo, alcanzado con soltura por secundarios como Anton Yakovlev y Mark Ivanir.