(Crítica a ‘The Head’: Esta crítica está basada en los dos primeros capítulos de la temporada)

‘The Head’, bajo mi punto de vista, es una historia imperfecta. Un thriller psicológico ambientado en una base científica en la Antártida, en la que un grupo de científicos se encarga de mantener la estación internacional ‘Polaris VI’ en funcionamiento durante la larga noche del invierno polar. Pero en mitad de ese periodo, la estación deja de comunicarse con el exterior. Y comienza una historia de mentiras y deslealtades. Donde nada es lo que parece. O sí.

Nunca suelo hablar a la pantalla cuando estoy viendo algo. Pero con estos dos primeros capítulos a los que nos dieron acceso, no pude remediarlo. Y mira que me gusta la propuesta inicial. Pero creo que el contexto de la primera parte debería haber estado invocado por flashback. Porque se hacen pesados esos minutos hasta el comienzo de la acción. Y me escucho a mí misma diciéndole a los personajes que corran. Que dejen ese estado de serenidad. Deben arrastrarnos por la acción. No empujarlos nosotros.

En los primeros compases, la presentación de personajes resulta muy escasa. Ves pasar rostros sin saber muy bien si tendrán o no incidencia alguna en la trama. Además da el aspecto de una historia muy coral y de pronto, cuando todo el engranaje da el pistoletazo de salida, tenemos una trama de amor que no nos convence ni nos importa en exceso. Un protagonista que toma decisiones con las que no estás de acuerdo. Y un contexto un tanto fuera de lugar. Minutos que se hacen eternos. Y acciones que te dejan congelado en la perplejidad.

El protagonista

Johan está perdido. Y le falta fuelle. No llego a comprender cómo es posible que llegues a un lugar donde sabes qué ocurre algo y, de primeras, te pasees medianamente tranquilo buscando respuestas… Y de segundas, tu marcada obsesión por tu pareja, no te permita ver más allá de tu propia necesidad. Obviando hasta lugares de la estación que deberías investigar desde el minuto uno. Y resulta que llegas allí por casualidades de la vida. ¿Cómo sucede algo así? Incluso nos sorprende teniendo comportamientos que un líder no tendría. Porque un líder debe de mantener la calma. Seguir con cautela cada descubrimiento. Y mirar por el bien común. Y si resulta que encuentras a alguien que puede darte alguna respuesta, no presionas si te lo pide tu médico de confianza. Mucho menos para calmar tu obsesión. Es un personaje egoísta. Solo piensa en él. Solo busca su respuesta. Da igual si pasa por encima de cadáveres.

Hay muchas parte de esta obsesión, por buscar a su pareja y no por buscar respuestas, que sobran. Te sacan completamente de ese thriller. De la historia real que se está intentando contar. Flashback que chirrían. Ojo, que puede ser porque realmente me cuesta conectar con él. Con la forma de dirigir al grupo. La forma de afrontar unas desapariciones y un posible asesino.

En situaciones extremas es donde se necesita vislumbrar un líder coherente. Y empático con todo lo que le rodea.

Esa trama de amor…

A mí me descoloca. Y admito que puede que solo sea así en los dos primeros capítulos. Pero es que son seis en total… ¿Habrán dejado lo mejor para el final?

Johan y Annika. Annika y Johan. Sus miedos y sus necesidades. Lo que uno quiere y el otro no desea. El que se arrepiente cuando la otra desaparece. El intento de ser padres cuando parece que la relación flojea en algún aspecto. No puede ser que caigamos en esos clichés de nuevo. No puede ser que un personaje que es inteligente se pierda tanto en las emociones.

Está claro que se debe contar una historia de amor si así se desea. Pero no puede ocupar el gran porcentaje de cada capítulo. Porque entonces el thriller queda relegado a los dos últimos minutos. Que son, esos últimos segundos, los que consiguen que le des a continuar.

Johan busca a Annika sin descanso. Pero sólo Maggie tiene la solución.

Álvaro Morte

Álvaro Morte da vida a Ramón en ‘The Head’. Esconde algo, igual que el resto de personajes. Pero a diferencia de ellos, él si tiene sangre en las venas. Y sus reacciones son aquellas que el resto de la humanidad tendría. Nerviosismo, rabia y frustración. Y unas inmensas ganas de partirle a alguien la cara cuando todo comienza a torcerse.

Busca respuestas y quiere encontrarlas. Me creo sus gestos y sus miradas. Y dudo de él pero como de todos. Hay una parte muy básica que empatiza directamente con él pero es que es algo exageradamente normal. Estás en la nada, alguien pierde el control…¿qué harías? ¡Preservar tu vida!

Frente a él tenemos al resto de personajes que pasan sus minutos viendo cómo se genera la acción.

Álvaro Morte es aire fresco y honesto en ‘The Head’.

Y a pesar de esas cosas que no terminan de convencerme, hoy intentaré terminar la historia y poder hacer una evaluación completa. Quizá los dos primeros capítulos son pura presentación y los cuatro restantes son otra historia. Acción. Pasión. Ojalá sea así. Ojalá verlos desde otra perspectiva y con respuestas que, de momento, no he sido capaz de encontrar.