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‘Física o química: El reencuentro’: la amistad ante todo

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La primera vez que visitamos el Zurbarán fue en febrero de 2004. Ese es el escenario principal de ‘Física o química’, una serie que habla sin tapujos de la homosexualidad, de las relaciones abiertas, la bisexualidad, la pederastia o el embarazo en la adolescencia. Hace trece años que asistimos al primer capítulo, ‘Cosas que hacer antes de morir’, donde el suicidio de Rubén deriva en una trama de búsqueda de respuestas y, ante todo, de descubrirnos a nosotros mismos. Estas Navidades, ha llegado ‘Física o química: El reencuentro’, dos capítulos que dan una versión futura de los hechos.

‘Física o química. El reencuentro’ comienza con la boda de la Yoli, ese personaje tan carismático y explosivo al que hemos visto en todas sus facetas. Camaleónica como nadie más. A la ceremonia van a asistir familiares y amigos, pero la Yoli no se puede olvidar de ellos: de sus amigos del instituto. Un encuentro que podría cambiar el transcurso de la boda… Porque, recordemos, todos los secretos terminan por salir a la luz.

Emoción pura

Tenía ocho años cuando se estrenó ‘Física o química’, pero eso no impidió que intermitentemente fuera siguiéndola. Ha sido parte de mi infancia, y también de mi preadolescencia. Soñaba con llegar al instituto y encontrarme con dos opciones: o uno que siguiera la estela de ‘High School Musical’ o un Zurbarán pero más calmado. Craso error. Obviamente, nos encontramos ante una serie de ficción… pero la imaginación no entendía de límites.



Porque fue parte de mi infancia, ver los primeros minutos es pura emoción. Es reencontrarte con tu familia, con esos personajes que tantas veces te han acompañado. La sucesión de escenas en las que se introduce a cada personaje es impecable, una sorpresa constante en la que vemos cuál es el presente de cada uno de los exalumnos. No están todos presentes, pero sí se les hace guiños a varios, como a Ruth (Úrsula Corbero), quien se excusa esgrimiendo que está de viaje en Tokio, o a Quino (Óscar Sinela); sin embargo, aquellos que aparecen, de un modo u otro, son aquellos que la historia pedía, aquellos con los que tanto nos hemos podido sentir identificados.

El reencuentro es sentimental. Hay cuchillos, ya que la relación entre Gorka (Adam Jezierski) y Paula (Angy Fernández) no ha terminado bien. Hay idas y venidas, porque Cova (Leonor Martín) está triunfando en la política, pero no está en su mejor momento con Julio. O hay esas miradas que nos hacen suspirar, como las de la Yoli (Andrea Duro) y Cavano (Maxi Iglesias). El reencuentro de todos los personajes es volver al Zurbarán por un momento, y disfrutar con esos piques, esas conversaciones trascendentales o profundas y esa pasión desenfrenada a la que asistimos.

Un primer capítulo a la altura

‘Física o química: El reencuentro’ se compone de dos capítulos de en torno a una hora. El primero, como bien vengo de comentar, es pura emoción. No hay ningún momento de descanso, porque suspiras, ríes, lloras… Es sentir, una y otra vez, y rememorar los mejores momentos que la serie nos ha dado.

Este primer capítulo, llamado ‘Cosas que hacer antes de casarse’, va in crescendo. Primero, es la presentación de cada uno de sus personajes y, más tarde, el encuentro. El ritmo es aceptable, porque de modo paulatino te sumerges de lleno en esta historia, en un reencuentro amistoso mágico. Es la amistad la que sustenta esta historia, ya sea entre los compañeros o incluso con profesoras, como Olimpia (Ana Milán) o Irene (Blanca Romero). ‘Física o química. El reencuentro’ podrá hablar de bodas, de pérdidas, de reencuentros… pero aquello que prevalece es la amistad, esas copas que nos tomamos con nuestros confidentes, esos momentos que pasamos en los que las carcajadas están más que aseguradas.



Es una hora de más preguntas que respuestas, pero de esa esencia. De los reencuentros y sus salivas con sus salivas, como dice la canción. Hay nuevos personajes que están desdibujados, como Oriol (José Lamuño), porque se da más importancia a los ya conocidos; sin embargo, no es problema. Es siempre un placer rememorar la mala leche de Gorka, la tozudez de Paula o las idas y venidas de Yoli.

Además, el cierre del capítulo, con la sintonía, es mágico. Rememoramos esos looks del 2000 y su época en el instituto. Tras esta secuencia emocionante e inolvidable, el capítulo deja con la miel en los labios y configura el futuro de los personajes.

Un cierre descafeinado

Es una pena, sí. Pero el final de ‘Física o química: El reencuentro’ no está a la altura. No arriesga, va a lo fácil. Todo tiene que salir bien en la ficción, pero no ha de ser siempre así. En la realidad, nos damos de bruces contra el suelo y no pasa nada, por eso se debería haber arriesgado más. Es un final descafeinado, atropellado, inconexo.

El capítulo se va sucediendo de forma atractiva e interesante. Gusta al espectador esa preboda en la que hay momentos de diversión entre Fer (Javier Calvo) y Yoli, o esas verdades que terminan por salir a la luz y que humanizan aún más a los personajes. Sí, el capítulo se desarrolla adecuadamente, sin apenas dificultades; escenas divertidas, escenas emocionantes, escenas de revelación… Pero el final se queda a medio gas. Esto no es lo que pedía ‘Física o química: El reencuentro’; no queríamos fuegos artificiales y que todo saliera bien. Queríamos realidad, como siempre se ha dado en la serie; queríamos que hubiera un final gris, como ha habido muertes o despedidas en las anteriores temporadas. Pero lo que nos han dado es un final feliz, al que podríamos llamar un final Disney.



Desde mi punto de vista, queda inconexo, atropellado. ¿Qué han pasado en estos diez años para que Yoli tome esa decisión? Dos capítulos no bastan para desarrollar todo y que el espectador quede encantado. En mi caso, no; quería más verdades. Y no hacer que todo fuera fantasía, y que se torne vil un personaje como pretexto del final. Eso es lo que me ha fallado; eso es por lo que este reencuentro funciona, pero se queda difuso, incluso torpe.

Con la esencia

En todo caso, ‘Física o química: El reencuentro’ mantiene la esencia de la serie original. Tiene las mentiras que tanto caracteriza a algún personaje, esa inocencia o reivindicación de otros… Los personajes casan a la perfección, y se mantienen inalterados incluso diez años más tarde. También podemos decir que la esencia reside en esas conversaciones nostálgicas que evocan a la adolescencia, en las que recuerdan a cada uno de los profesores o hacen un repaso por algún mítico momento en el Zurbarán.

La amistad ante todo. Eso demuestra ‘Física o química: El reencuentro’, una miniserie dirigida por Juanma R. Pachón, trece años después de la serie de Carlos Montero (‘Élite). Brindemos por los reencuentros y por esas amistades que siempre recordaremos pasen los años que pasen. La familia es la que escogemos, no podemos olvidar… y la amistad es ese refugio que siempre estará para nosotros. Si queréis sentiros nostálgicos, ‘Física o química. El reencuentro’ es la mejor opción. Os despertará las emociones sin lugar a dudas.

Sergio Guillén

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