Todo el mundo busca siempre un espejo en el que verse reflejado.

Desde pequeños forjamos y validamos nuestra identidad y nuestra forma de pensar basándonos en lo que vemos a nuestro alrededor. Nuestra familia y amigos ayudan a construir lo que nos define, se convierten en referentes de lo que nos está pasando por dentro y por fuera, pero hay otro lugar en el que buscamos para explicar y entender los cambios y las nuevas facetas de nuestra identidad que vamos descubriendo conforme crecemos.

Las series, las películas y ahora internet en general son un escaparate de historias y personajes en los que apoyarnos que nos ayudan a entender los cambios en nuestra vida. Necesitamos poder explicar lo que nos pasa o lo que le ocurre a la gente que hay a nuestro alrededor para poder decir “me está pasando lo mismo que a esa persona y no pasa nada”.

Y son precisamente los referentes más necesarios los más difíciles de encontrar.

El colectivo LGTB+, y en concreto el colectivo lésbico, ha sido castigado y perseguido durante años por una sociedad que negaba sistemáticamente su existencia y prefería la represión a la aceptación de lo diferente. Al contrario de lo que pueden pensar algunos, el lesbianismo no es una moda de ahora (super chocante, lo sé), sino que las mujeres lesbianas ya existían antes de ‘The L Word’ y llevan siglos invisibilizadas.

Las “buenas amigas” y “compañeras de piso de un solo dormitorio” han sido siempre las grandes olvidadas en la representación audiovisual. Y si se acordaban de ellas, el drama estaba servido con historias que acababan siempre en tragedia ya fuera por muerte o por suicidio de uno o ambos personajes.

El descubrir y aceptar tu orientación sexual no es algo fácil cuando no tienes a nadie en quien verte reflejada en la sociedad que te rodea. O lo que es peor, si todos los referentes son malos y no tienes ninguna forma de explicar lo que estás descubriendo sobre ti misma sin un final como el de esa lesbiana que viste en televisión que acababa con una bala perdida en el pecho.

Cada vez se es más consciente de la importancia a nivel cultural de la diversidad, de escribir y contar historias para toda la sociedad, de lo necesario que es vernos en la pantalla y poder identificarnos con personajes de ficción te ayuden a entenderte. De tener referentes que empiecen la conversación cuando intentas explicarle a tu familia o amigos cómo eres.

Y poco a poco lo vamos consiguiendo.

Aunque antes hubo algunos precedentes, ‘The L Word’ fue la que abrió la veda definitivamente con una apuesta rompedora y que fascinó a un público adulto que no había tenido hasta ese 2004 una serie con protagonistas que eran como ellas y hablaban de lo que ellas hablaban. A partir de ese momento las lesbianas han ido llegando a películas y series destinadas a un público más amplio y colándose poco a poco en las casas de jóvenes y adultos que necesitan referentes.

Los personajes lésbicos son cada vez más frecuentes entre los repartos de series, sobre todo dirigidas a un público más joven que reclama verse en pantalla con las mismas historias que el público heterosexual. Las redes sociales han sido también un gran aliado para esta búsqueda de una visibilidad justa e igual a la de otros colectivos.

La revolución que empezó el fenómeno Clexa ha supuesto soplo de aire fresco para un colectivo que lleva años sufriendo en el audiovisual, y los personajes que han venido después no son sino una evidencia de las necesidades de una generación que ya no hay forma de callar e ignorar.

Ya no nos valen ni el síndrome de la lesbiana muerta ni que no haya presupuesto para chalecos antibalas.

Y aun así todavía queda mucho por hacer. Estereotipos que cambiar y escenas que no se deberían censurar, pero ya no hay vuelta atrás, esto no hay quien lo pare.

Y hoy, Día de la Visibilidad Lésbica, más que nunca, hay que insistir y continuar. Por Bette y Tina, por Willow y Tara, por Brittany y Santana, por Pepa y Silvia, por Cosima y Delphine, por Callie y Arizona, por Marianne y Héloïse, por Nicole y Waverly, por Sara y Ava, por Amanita y Nomi, por Maca y Esther, por Graham y Megan, por Luce y Rachel, por Clarke, por Lexa… y porque como nos recuerdan Luisita y Amelia, la lucha sigue.