Tenemos que remontarnos muchos años en el tiempo para encontrar estas series de las que voy a hablar. Algunas ya acabaron, otras continúan (como han hecho siempre), otras tendrán una nueva vida, de la última nunca puede hablar uno con total libertad, porque quizá mañana los planes hayan cambiado. No (todas) son mis series favoritas, no todas las disfrutaría ahora como las disfruté entonces, ni siquiera he concluido una de ellas, la que tuvo también una nueva vida. Pero, en algún punto concreto de mi existencia, estas series que marcaron.
Con todos los fallos que pueda señalar ahora y todas las faltas con las que pueda enrabietarme, estas cinco series han marcado un poco el camino de mi gusto seriéfilo, que sigue evolucionando, y que también depende un poco de la época de mi vida en que me encuentre. Supongo que nos pasa a todos. No sale natural desear una nueva temporada de ‘Peaky Blinders’ en verano (que vería igual, porque una tiene sus principios), pero llega octubre y golpeo la mesa y la pido con pasión. Hay que conocerse, saber qué gusta, saber qué no gusta, saber cuándo es el momento de algo.
Con todo esto, seguramente vería un capítulo de cualquiera de estas ficciones en cualquier momento de mi vida, y por el recuerdo, por la nostalgia, por el cariño conservado, lo vería feliz. Os recomiendo todas ellas, pero lo hago, claro, desde esta óptica.
‘Doctor Who’ (1963 – 1989 | 2005 – Presente)
‘Doctor Who’ sigue las aventuras, los viajes por el tiempo y el espacio, los caminos emocionales, las misiones, de un tipo entrañable, inteligente y divertido al que uno debe referirse, simplemente, como el Doctor. Viaja en su TARDIS, que es una cabina de teléfono azul que es más grande por dentro que por fuera. Lleva viajando siglos, tiene dos corazones y su forma de morir es, simplemente, cambiar su aspecto físico. Se regenera. También cambian ciertos aspectos de su personalidad, pero su esencia sigue siendo la misma. Quiere ayudar, evitar que los diferentes planetas colapsen, y también pasárselo bien.
‘Doctor Who’ es la serie que ha tenido un mayor impacto en mi vida. Su manera de abordar el entretenimiento, la aventura, porque es una serie de aventuras, siempre ha conseguido que cada capítulo fuera una fiesta. Salvo ‘Doomsday’ y alguno que otro así, que son casi un funeral. La diversión con ‘Doctor Who’ estaba garantizada, y cuando me presentaban una nueva criatura que era simplemente imposible de creer, lo único que hacía era asentir con la cabeza y decir: está bien, me lo creo, juguemos con ello. Porque ‘Doctor Who’ tiene esa clase de magia inocente que te permite entrar en su juego con ganas, con emoción, con esa misma inocencia. Por no hablar de capítulos como ‘Blink’, de pronto siniestro, terrorífico, complejo, y magnífico.
Una persona sumamente emocional como yo agradece también que ‘Doctor Who’ no tenga miedo de retratar estas emociones humanas, algunas veces, incluso, de manera excesiva. Generalmente lo hacen de manera acertada. ‘Vincent and the Doctor‘ seguramente sea el episodio que ha tenido un mayor impacto en mi vida; a día de hoy, puedo cerrar los ojos y reproducirlo casi con exactitud.
Es un buen momento en ‘Doctor Who’, además, porque tenemos con nosotros a la primera mujer en la historia que lidera la serie: Jodie Whittaker. Ella es nuestra protagonista ahora. Antes que ella, muchos otros. En las dos etapas de la serie. Si alguien se lo está preguntando, mi favorito es el décimo Doctor, David Tennant. Siempre Ten. Pero, sobre todo, de verdad, siempre ‘Doctor Who’.
‘El Internado’ (2007 – 2010)
Todavía me cuesta creer lo mucho que me hizo flipar esta serie. Era joven, tan inocente como la magia en ‘Doctor Who’, y simplemente no podía creer lo que veía cada semana en mi televisión. El reloj de cuco, la luz tras la que llegaron los crímenes y todo eso me tenía que no dormía por las noches, y que si me esforzaba por dormir era para poder ir al instituto a la mañana siguiente para hablar de todo esto. Es que sé perfectamente que sabéis de lo que hablo. ‘El Internado’ tenía ese efecto.
Y, sí, es una de las series que más me han marcado. Cuando repaso (un poco por encima) su argumento, sus personajes, los personajes que más me gustaban (básicamente: Fermín), incluso también el momento en que dejó de interesarme tanto, me doy cuenta de que tiene mucho, a su manera y desarrollada hace años, de las series que me suelen gustar ahora. Las series enrevesadas como ‘Dark‘ que disfruto de un tirón, sin plantearme mucho las cosas, y que luego siempre me apetece volver a ver precisamente para planteármelas. Para señalar esto y aquello.
De ‘El Internado’ no puedo señalar demasiado, porque lo cierto es que no recuerdo mucho. Sólo que hacia el final se complicó excesivamente, y que terminó con la muerte de lo que yo más quería, que no perdonaré jamás (no os lo perdonaré jamás, Daniel Écija etc.). Sí tengo ese recuerdo claro de mí misma obsesionada por completo con La Laguna Negra y todo lo que estaba pasando en sus pasillos y en sus bosques y en sus pasadizos secretos. Hasta ‘La casa de papel’, pero allá por 2017, y pasando por ‘Punta Escarlata’ (2011), que por alguna razón también me obsesionó durante un breve periodo de tiempo, ninguna otra serie española ha tenido este efecto en mí.
‘Juego de Tronos’ (2011 – 2019)
‘Juego de Tronos’ me gustó desde muy el principio. Cuando empecé a verla no se había emitido la primera temporada al completo; vi nueve episodios de un tirón y tuve que esperar unos días para comprobar que, sí, se acababan de cargar al que ha terminado siendo mi personaje favorito en la historia de los personajes.
Si este personaje ha terminado siendo eso, es porque ‘Juego de Tronos’ terminó siendo mucho más que una serie de televisión para mí. Cuando concluí esa fabulosa primera temporada, me lancé a leer los libros. Lo hice, inocente de mí, esperando que el destino fatal que me habían presentado en la pantalla tuviera otro tipo de desenlace. No lo tuvo, pero me quedé con ‘Juego de Tronos’ porque es una de esas obras literarias en las que quedarse. Después de ‘Juego de Tronos’, me abrí pasó por la literatura fantástica, por otros autores y otras autoras, hasta llegar aquí. Antes había sido ‘El señor de los anillos’, pero ni siquiera Tolkien me había invitado a explorar. Esta historia me invitó, y por esta historia me convertí en la lectora que soy ahora.
Así que, evidentemente, la ficción de HBO ha tenido una trascendencia fundamental en mi vida. Al margen de todo lo anterior: sus primeras cuatro temporadas son fantásticas. La quinta temporada es un poco bueno, la sexta no me parece mala, y después vino el declive del que hemos hablado cientos de veces y del que no hablaré aquí. Con todo, ‘Juego de Tronos’ es una de las mejores y más importantes series de la historia.
‘Prison Break’ (2005 – 2009 | 2017)
Estuve muy malita con ‘Prison Break’. Empecé a verla en el segundo curso del instituto, con un buen amigo que estuvo también muy malito con ella. Seguramente fue mi primera obsesión seriéfila, y las primeras obsesiones no se olvidan. Pero es que no podía ser de otra manera: ‘Prison Break’ era emocionante, trepidante, con un personaje misterioso y dolido y dispuesto a todo por amor hacia su hermano, que además termina viviendo una historia de amor imposible. No me digáis que no es como para obsesionarse. Lo tenía todo para tener a los jóvenes seriéfilos ahí, enganchados, queriendo más.
Y cuando todos estábamos coladitos por Michael Scofield (Wentworth Miller), de pronto introdujeron el personaje de Alex Mahone (William Fitchner). Si tuviera que hacer un ránking con los personajes que más me han marcado, estaría de los primeros. Ese duelo intelectual que vivimos entre ambos, esos giros de guion que nos llevaban de un lugar a otro, las emociones constantes… ‘Prison Break’ está para vivirla. Y durante un tiempo la viví mucho.
No me gustó el final, o ese es el recuerdo que tengo ahora, y de la nueva etapa sólo vi un par de capítulos. Fue bonito reencontrarse con los personajes, pero formaban parte de mi pasado así que los dejé ir, los dejé estar. Quería recordarla como siempre la he recordado: como la primera serie importante de mi vida. Creo que si la veis ahora, si la veo ahora, disfrutaréis de las dos primeras temporadas. Sobre la tercera y la cuarta no puedo prometer nada.
‘Sherlock’ (2010 – ¿?)
Hubo un tiempo en que mis ¿amigos? bromeaban sobre el sueldo que la BBC debía estar pagándome por promocionar ‘Sherlock’. Porque hubo un tiempo en que sólo hablaba de ‘Sherlock’, allá por 2012. Además de estar completamente hipnotizada por Benedict Cumberbatch, que es un estado en el que he permanecido desde entonces, encontraba ‘Sherlock’ muy estimulante. Me divertía mucho. Me emocionaba en ese sentido estimulante, de nervios, de tensión. ‘Sherlock’ me tenía resolviendo crímenes en el metro, analizando las chaquetas de las personas que tenía delante y todo eso que nos hicieron pensar que podíamos hacer. Decidme que no era la única. Qué demonios, sé que no era la única.
‘Sherlock’ es una versión actualizada del Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle. Y tendrá sus cosas, supongo, pero me parece una versión muy buena. Muy guay. Una serie de esas que apetece ver. Sobre todo sus dos primeras temporadas, con ese final que hizo que Internet explotara mil veces durante dos años, hasta que por fin se estrenó la tercera. La cuarta llegó tres años más tarde, y desde entonces todo son interrogaciones. Es cierto que ha perdido un poco de la chispa del principio, pero a mí me seguía apeteciendo. Me sigue apeteciendo. Me apetecerá siempre. Es una de esas series que he visto varias veces, disfrutando al máximo de cada visionado.
No descarto que de un día para otro nos sorprendan con un “quinta temporada confirmada”. Es difícil desengancharse de ‘Sherlock’ –I am SHERlocked, perdón tenía que hacerlo. Ni sus creadores ni sus protagonistas lo han hecho del todo, así que tal vez llegue. Hasta entonces: si no la habéis visto, por favor, adelante.
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