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“Merlí: Sapere Aude”: sin miedos ni tabús

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En “Merlí: Sapere Aude” han dado un triple salto mortal sobre una estructura que era perfecta y lo hacen con una seriedad y carisma que se echaba en falta en la televisión nacional.

La primera tanda de capítulos ha sido rodada íntegramente en Barcelona, contando con una amplia cantidad de escenas rodadas en exteriores (gracias al gran presupuesto de Movistar+).  En esta primera temporada nos adentramos a la vida adulta de Pol Rubio (Carlos Cuevas), que se desnuda de manera física y metafóricamente ante un espectador que no puede dar crédito a lo que está viendo. No obstante, nos plantean un universo nuevo y renovado. Los personajes llegan a la universidad y con ello, las tramas son más profundas y relevantes.

En esta primera temporada ya han mostrado que vienen para quedarse. No tienen miedo a esconderse. Los exteriores son un personaje más  y sin ellos, gran parte de la serie no tendría sentido. Este nuevo paquete de capítulos nos plantea una dimensión que no se suele tratar. Los personajes una vez presentados nos regalan un viaje interior sin precedentes. No hay miedos ni líneas rojas. Estamos ante lo que se puede considerar una nueva revolución audiovisual nacional.

Desmontando el mito

La llegada a la universidad lleva consigo una nueva trama, mucho más dura e intensa. Es un periodo sin miedos, de jugar con el espectador pero sobre todo de decirles: “esto es lo que hay”. En “Merlí: Sapere Aude” nos adentran al lado más íntimo de los personajes. No hay temores, ni límites. Desde el inicio Héctor Lozano sabía que era necesario jugar con el espectador, no dárselo todo pero si pequeñas píldoras de eso que llevaban tiempo pidiendo.

En la serie de Movistar + existen varias premisas intactas de la original: la filosofía, la presencia de unos personajes con caracteres muy marcados y sobre todo el conocerse a uno mismo.  Y es en ese punto en el que encontramos una línea muy diferenciada a la ficción actual nacional. Aquí no hay miedo a las imágenes ni a las sugerencias.

Foto: Movistar +

El sexo está presente en todo momento en la serie, pero no por ello se puede considerar pornográfica porque dista mucho de la realidad. El sexo forma parte de ese conocimiento del ser humano que trata la serie. Por ello, no dudan en un capitulo en recrear una masturbación gracias a un excelente montaje, de uno de los personajes más queridos de la serie original: Bruno Bergeron. El personaje interpretado por un brillante David Solans sigue presente en la serie.

Adiós tabúes, hola sociedad

Uno de los grandes éxitos de “Merlí” es que siempre han sabido representar a la sociedad. Es cierto que en su anterior etapa no se arriesgaban tanto por diversos motivos lógicos y comprensibles. No obstante, también trataban temas escabrosos como pueden ser la maternidad en la adolescencia.

En “Merlí: Sapere Aude” no juegan con ambigüedades. Van un paso más allá. El desnudo masculino no es un tabú. Desde el primer capítulo te lo muestran mostrando a Pol Rubio (Carlos Cuevas) duchándose; el baño en la playa de Bruno y Pol desnudos; o a Rai (Pablo Capuz)bañándose desnudo en la piscina con un plano posterior que es una clara declaración de intenciones.

Es cierto que también han mostrado desnudos femeninos, pero la grandeza de la serie se encuentra en el hecho de cómo han tratado el masculino. La cosificación de la mujer ha pasado a un segundo plano. Ahora el hombre también se muestra desnudo. Es sinónimo de la libertad de una serie en continuo crecimiento que llega en el momento oportuno.

foto: Movistar +

A diferencia de otras producciones como “instinto” en el que salía desnudo Mario Casas en un plano lateral o en “Fariña” donde ambos protagonistas salieron en un campo de futbol desnudos corriendo, en “Merlí: Sapere Aude” apuestan por los planos frontales. Hay que esperar al último capítulo de la primera temporada para ver a  Carlos Cuevas desnudo sin esconderse ni taparse nada, convirtiéndose en una de las imágenes más viralizadas en los últimos meses.

En esta serie rompen todo lo prefijado en la ficción española con anterioridad. Predomina el sexo entre personas del mismo sexo. Este no es impostado, tiene una clara finalidad y una línea argumental justificada. La verosimilitud de “Merlí: Sapere Aude” permite conocer realidades ocultas en la ficción nacional. Nos muestran también las relaciones sexuales entre personas con discapacidad. Es por ello que uno de los puntos fuertes se encuentra en eso, en no tener miedos ni prejuicios.

Abriendo mentalidades

En los últimos años la orientación sexual se ha tratado en la ficción y es cierto que son especialmente las series que están orientadas a un público más juvenil. Sin embargo, en “Merlí: Sapere Aude” nos encontramos un target mucho más amplio. Es por ello, que el equipo de la serie ha aprovechado para quitar vendas y permitir que el espectador abra los ojos ante una realidad que cada vez está más presente.

El personaje de Carlos Cuevas sigue conociéndose a si mismo y nos encontramos con un protagonista que es claramente bisexual. Con un guion exquisito, permite al público conocer el interior de un personaje que rompe los estereotipos y nos acerca a una sociedad cambiante y que cada vez admite y tolera mejor las orientaciones sexuales.

A diferencia de lo que suele sucederse en las ficciones la orientación sexual no se trata con un aire jocoso o burlesco.  Al contrario, lo hacen desde el cariño y el respeto. Héctor Lozano lo tenía claro, lo importante es exponer realidades y que la sociedad saque conclusiones. Al fin y al cabo, la mentalidad de la sociedad ya no es la misma que hace varios años.

Llega en el momento oportuno

El cambio de plataforma no ha perjudicado a la serie. Al contrario, les permite una libertad que en el pasado no tenían y esa libertad se muestra en todo momento en la serie. “Merlí: Sapere Aude” no juega con el espectador ni es ambigua. Es clara y contundente con una gran crítica social que está presente desde el inicio. La sexualidad no es un plus, es un factor adicional que está íntegramente vinculado al espíritu de la serie.

Desde el propio título ya animan al espectador: “Atrévete a saber”. La ficción representa a una sociedad que pide a gritos ser escuchada y está siendo tapada. Se arriesgan en todo momento, pero lo hacen desde el respeto. Cualquier acto cultural tiene la finalidad de despertar emociones en el espectador, y sin duda “Merlí: Sapere Aude”  lo consigue. Lo hacen con una serie que no está destinada a un público concreto. No se trata de una provocación desde la connotación negativa, sino desde la positiva. La sociedad avanza, pero con esta serie nos muestran que las mentalidades no están tan abiertas como esperábamos. Los personajes de la serie crecen y evolucionan, y con ellos la gente que se pone delante de la pantalla y disfruta,  se emociona y sobre todo, reflexionan viendo las historias que nos muestran, que no están tan alejadas de la realidad.

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