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Reseña de ‘El apicultor de Alepo’, de Christy Lefteri

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· FICHA ·
Título: ‘El apicultor de Alepo’
Autor: Christy Lefteri
Editorial: Ediciones MAEVA
Traductora: Ana Belén Fletes Valera
Fecha de publicación: noviembre de 2020
Sinopsis: En Alepo, la vida de Nuri y de su esposa, Afra, transcurría feliz junto a su hijo, Sami. Él era apicultor y dedicaba su vida a las abejas, ella era una artista de gran sensibilidad que vendía sus cuadros en el mercado de la ciudad. Pero cuando sucede lo impensable y la guerra destruye todo lo que aman, tienen que escapar. Mientras huyen a Turquía y luego a Grecia, siguiendo la peligrosa estela de tantos otros refugiados sirios, Nuri evoca sus recuerdos más felices para no perder la esperanza en el futuro, uno en el que pueda reencontrarse con el brezo, las abejas y su primo Mustafá, que los espera en Inglaterra.

En este libro encontrarás: un viaje duro, realista, doloroso, arriesgado y cargado de esperanza. La realidad de miles de personas que dejan sus hogares para encontrar una paz que les ha sido arrebatada.


Hay realidades imposibles de imaginar. Realidades que requieren una experiencia propia para llegar a conocerlas y a comprenderlas a fondo. Desde la distancia, la empatía puede servir como nexo de unión. Pero su dureza y su crudeza están tan lejos de nuestras comodidades que difícilmente podemos llegar a ponernos en el lugar real del otro.

Suerte que Christy Lefteri nos presta sus ojos y sus recuerdos en ‘El apicultor de Alepo’ para llegar a construir una imagen fidedigna del infierno de los refugiados sirios. La autora recorre su camino de principio a fin, de la paz a la paz mezclada con incertidumbre y oscuridad, pasando por el horror más absoluto. Y ahonda en sus experiencias, en sus miedos, en sus anhelos y en sus necesidades. Todo ello con un acierto asombroso que se debe precisamente a que ella misma ha mirado a los ojos a ese dolor y a ese horror.


El apicultor de Alepo

Ya nos lo dice en las primeras páginas del libro. La historia de Nuri, Afra y Sami y todas las de aquellos que se van cruzando en su camino son las historias que ha conocido en los campamentos de refugiados. Las vidas de diferentes personas que han tenido que huir de sus lugares de origen, de lo que para ellos era el paraíso más tarde convertido en infierno. Poniendo en peligro todo lo que tienen, arriesgando lo más preciado, para alcanzar una paz que debería estar garantizada para cualquier ser humano en cualquier rincón del globo.

En ‘El apicultor de Alepo’ la angustia de los refugiados está perfectamente recogida. Lo está en los pasajes ambientados en Siria, en aquellos dedicados al viaje y en los que nos trasladan a Inglaterra. También está bien representada la burbuja en la que viven Nuri y Afra a su llegada al destino definitivo. La incertidumbre y la confusión que forman parte de su nueva vida. Los constantes flashbacks nos ayudan a crear esa imagen realista que parecía imposible. Y a acercarnos a la vida de un apicultor que se ha olvidado de quién es, que se ha perdido entre campamentos y en medio de una huida que casi acaba con todo. Estos flashbacks, que siempre parten de una palabra clave y que llegan precedidos de un tono onírico fácilmente reconocible, suponen uno de los grandes puntos fuertes de la novela.

El tono onírico del que hablaba está bien conseguido. Como también lo están las descripciones, especialmente las más vívidas, las de los momentos cruciales del viaje de esta familia. Y unos personajes perfectamente definidos, que saben salirse de los tópicos e ir a lo humano. Es el lenguaje sencillo y directo el que consigue finalmente que la conexión con el lector sea satisfactoria y que la lectura resulte a su vez sencilla. Habría sido muy fácil que la autora quedara apresada por la intensidad de su propia historia, que esta lo desbordara todo. Pero, por el contrario, juega con ella y la convierte en su aliada. Reforzando a través de ella, de la dureza de las vivencias de Nuri y Afra, esa conexión que señalaba.

‘El apicultor de Alepo’ me ha horrorizado, mostrándome una realidad completamente invisibilizada, que toca las vidas de miles de personas. Y me ha emocionado a través de la fuerza de las relaciones que existen entre algunos de sus personajes, de la viveza de los recuerdos y de la importancia de la esperanza. También me ha sorprendido la fidelidad del relato. Y el hecho de que se mantenga ante las situaciones y las realidades más incómodas, esas que tendemos a evitar para proteger nuestra burbuja privilegiada. La crudeza es tal que, por momentos, parece imposible que lo que leemos sea real, esté ocurriendo ahora mismo y nosotros lo estemos legitimando. El valor de esta novela reside precisamente en esto. En visibilizar una verdad oculta por intereses y egoísmo. En dar voz a todos aquellos que luchan por su vida contra todos los obstáculos posibles y más.

Las historias de Nuri, Afra, Sami, Diomande, Angeliki y otros tantos son historias individuales, pero recogen las vivencias de miles de personas. Y, pese a lo particular de las mismas, adquieren aquí un carácter universal. Como también lo hacen esas abejas. De las que probablemente nos sentimos muy lejos, pero que tan bien representan la esperanza, la fuerza, la ilusión, la vida y los nuevos comienzos.

Sobre 5...

4

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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