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Hace unos días volví a escuchar a uno de nuestros artistas, con esa suficiencia que nos caracteriza, ciertos comentarios, a susurros, sin la suficiente valentía de ‘Love is in the air’ o lo que es lo mismo ‘Sen Çal Kapimi’. Referencias a la actriz como si fuese irreal o de plástico e insinuaciones del protagonista como si fuese un hombre machista, misógino y demás lindezas. E imagino que no pronunció abiertamente más descalificativos porque era un directo en Instagram y al final cualquiera lo puede dejar registrado. Y abrir la caja de pandora.

La manía que tenemos de infravalorar lo que hacen desde fuera… Es que es algo bestial. Como si aquí no tuviésemos que ahorcarnos por algunas ficciones que, por ejemplo, nunca he visto fuera de nuestro país, como la absurda de ‘Toy Boy’, entre otras. A veces antes de hablar de algo deberíamos, al menos, y solo al menos, pasar unos cuantos minutos o capítulos delante de la pantalla. A lo mejor, de esa forma, comprenderíamos qué tiene dicho proyecto para que triunfe a nivel internacional. Que luego puede gustarte a ti o no, pero al menos tendrías algo de información para hablar con propiedad. Porque en este caso, tras los descalificativos, reconoció no haber visto ni un solo minuto. Pero era la imagen que había proyectado su cabeza por las promociones en Mediaset.

‘Sen Çal Kapimi’ triunfa, entre otras cosas, porque es una comedia romántica. Donde sí, hay mucha comedia. Y locuras y personajes que, entre verdad y verdad, desprenden comicidad a raudales. Por lo que gran parte de los capítulos el público segrega la hormona de la felicidad. Esa hormona que segregamos cada vez que nos reímos. Cuanto mayor es la risa, mayor es la liberación de esta hormona. Aunque no es la única sustancia que se libera con la risa, la dopamina y serotonina, son dos sustancias que nos ayudarán a combatir la depresión y la ansiedad. Y esto, pese a quien le pese, es lo que necesita la gente ahora mismo. Sentarse ante su pantalla y reír. Que le pinten la vida de un color rosa. Porque hasta el humor negro hay que procesarlo a base de desgracias y no estamos para ese tipo de juegos.

A veces no es necesario generar un gran guion con una gran historia cargada de asesinatos, mentiras, corrupción, drogas…profundidad inagotable de adversidades y aprendizaje a base de caídas, tropezones y roturas. A veces es tan sencillo como hablar del amor. Sin más pretensión que esa. De lo que el amor puede cambiarnos. De las personas con forma de piedra irrompible que, de pronto, se resquebraja porque entiende que la vida es otra cosa un poquito más sencilla.

‘Sen Çal Kapimi’ va de lo que va. Del día a día. De una chica con carácter, independiente y con las ideas muy claras que no deja que nadie la pisotee. Y de un tipo demasiado auto exigente. Ambos, sin depende el uno del otro, hacen un buen tandem. No hay dependencia ni amor viscoso. No hay ’50 sombras de Grey’ ni la malvada madrastra de Blancanieves.

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