Dado el gran éxito que tuvo en Cataluña, la serie se emitió a nivel nacional en La Sexta y poco después Netflix adquirió los derechos internacionales, donde, una vez más, se convirtió en una de las series más seguidas. Merlí terminó después de tres buenísimas temporadas, pero todo lo que nos enseñó esta gran serie permanecerá durante mucho más tiempo. ¿Y qué tiene de especial una seria tan simple y sencilla como esta y porqué es tan importante que se sigan haciendo cosas así?
Merlí cuenta con un gran reparto de adolescentes que, en su mayoría, han demostrado durante las tres temporadas unas buenísimas dotes de interpretación pese a su juventud. Y lo mismo para los más veteranos, que conseguían conectar todos a la perfección. Pero, por suerte, Merlí es mucho más que un grupo de buenos actores interpretando unos determinados papeles. Esta serie ha tenido una gran trascendencia en la vida de muchos de sus seguidores y ha logrado durante tres temporadas cautivarnos a todos gracias a sus valiosos consejos y enseñanzas.
Hay series que, para bien o para mal, marcan un antes y un después en tu vida. Y sin duda Merlí ha sido de esas, y para bien. Ha conseguido meterse en la cabeza y en el corazón de millones de adolescentes para hacernos pensar, reflexionar y que queramos replantearnos el porqué de las cosas. Porque ver un capítulo de Merlí a veces era casi como asistir a una clase de filosofía o mejor aún, a una clase en la que se te enseña cosas útiles de la vida que todos podemos poner en práctica en nuestro día a día. Porque hay series que no solo sirven para entretener, sino también para educarnos y enseñarnos cosas que de otra forma sería mucho más difícil y aburrido. Se trata de una serie humilde, sin demasiadas pretensiones y sin arriesgar demasiado porque no lo necesita para transmitir todo los valores que transmite.
Primero de todo Merlí es una serie que consigue hacerte pensar. Pensar en lo que está bien y en lo que está mal, pensar en cómo nos comportamos en determinadas situaciones y en qué hacer para cambiar ciertas cosas. Durante las tres temporadas en Merlí se tratan todo tipo de temas importantes y necesarios, pero se hace desde una perspectiva natural y objetiva, sin que parezca forzado o innecesario; de forma que todo el mundo pueda entender perfectamente de qué se está hablando y por qué esos temas son tan importantes actualmente. La homosexualidad, la depresión, el bullying, el sexo, la muerte, las drogas… y otros tantos temas que son tratados sin necesidad de recurrir al morbo y sin que estén excesivamente edulcorados para que gusten a todo el mundo.
La adolescencia es una etapa dura y difícil, de eso no cabe duda. Lo último que necesitamos es en las series traten a los adolescentes de manera irreal o se pasen por encima temas que de verdad tienen importancia. Para eso está Merlí, una serie muy cercana y para todos los públicos que refleja perfectamente situaciones que cualquiera de nosotros ha podido vivir y no ha sabido cómo gestionar o sí, pero nunca está de más ver algo así en la televisión. Porque se habla de todo sin tapujos y sin cesura, de forma que cualquiera pueda sentirse identificado y verse reflejado en situaciones totalmente cotidianas. Es una serie real, que lo mismo te habla de profundas relaciones entre padres e hijos que “ataca” al sistema político e incluso al educativo del país.
Es raro no sentirte identificado con alguno de los muchos y variados personajes que aparecen o simplemente con alguna situación que le toca vivir en un momento concreto. Y esto es algo muy importante en una serie: empatizar con lo que estás viendo y que incluso te sirva a ti de ayuda. También por supuesto es importante que te lo pases bien, que te enganche y disfrutes viéndola y eso también lo consigue ‘Merlí’ con capítulos fáciles de ver en los que ríes y también lloras. Lo que está claro es que ‘Merlí’ no es una serie de adolescentes más. Es una serie para disfrutar, para aprender de ella y reflexionar, para darte cuenta de cómo son algunas cosas y tratar de cambiar lo que haya que cambiar.
Porque con ‘Merlí’ hemos podido aprender que las amistades de verdad son muy importantes y que hay que cuidar a la gente que quieres, que parece obvio pero a veces se nos olvida. También “que las cosas sean de una manera no significa que no se puedan cambiar” y que “ el amor no correspondido es una putada, pero no significa que en el futuro alguien no se enamore de ti con la misma intensidad”. Que hay que arriesgarse para poder ganar y que por muchos palos que te de la vida siempre hay que levantarse y seguir adelante porque valemos más de lo que creemos. Con Merlí aprendimos a creer en nosotros mismos y a no quedarnos satisfechos con nada. Por eso y mucho más creo que esta es una de esas series que todo el mundo -adolescente o no- debería ver por lo menos una vez en la vida.
Está claro que ‘Merlí’ no es una serie perfecta ni probablemente la mejor serie del mundo, aunque tampoco es que pretenda serlo ni muchísimo menos y eso es parte de su gran encanto. Como muchas otras tiene sus fallos y hay algunas cosas que podrían cambiarse, claro; pero la adolescencia en general está tan bien tratada y reflejada que es una serie en la que invertir aunque sea un poco de tu tiempo.
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