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Visitar Quebec y sentirse como en Francia estando en Canadá

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Quebec

La ciudad de Quebec está situada a 250 kilómetros al este de Montreal y a unos 850 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York. Es casi totalmente francesa en sentimiento, en espíritu y en lengua. De hecho, el 95 % de la población habla francés, aunque la mayoría de sus 648 000 habitantes también habla un poco de inglés, sobre todo en los hoteles, restaurantes y tiendas donde tratan a diario con turistas. Esta ciudad única con paisajes impresionantes es una mezcla entre historia y modernidad. Aquí también se puede encontrar la belleza natural característica de Canadá, desde montañas vírgenes y glaciares hasta bonitos lagos y bosques: las vistas en Quebec son inigualables.

Los lugares más bonitos de la ciudad de Quebec

Durante un viaje a esta ciudad no debe faltar una visita al Viejo Quebec, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Este barrio está rodeado de murallas que datan del siglo XVII, lo que contribuye a su increíble ambiente. Contiene callejuelas de lo más pintorescas, donde se encuentran las tiendas locales, o la Place Royale, una discreta plaza adoquinada donde se fundó oficialmente la ciudad de Quebec. Se recomienda hacer una visita guiada a los lugares más destacados de su arquitectura al contar con numerosos edificios restaurados que datan entre los siglos XVII y XIX. Su monumento más famoso, la Citadelle, domina la ciudad desde un acantilado de 107 metros.

Se puede encontrar toda la información histórica sobre esta cuna de la civilización francesa en Norteamérica en el Centro de Interpretación de Place-Royale o admirar la histórica iglesia de Notre-Dame-des-Victoires, la más antigua de piedra de Norteamérica (construída en 1688). Quienes quieran ir de compras deben visitar el distrito Petit-Champlain y sus boutiques con artículos exclusivos. Tampoco hay que perderse el inmenso “Fresque des Québécois”, un mural que cuenta 400 años de historia, o una visita al monumental edificio del Parlamento. No muy lejos de allí, el “Observatoire de la Capitale” ofrece una impresionante vista panorámica de los alrededores, especialmente del Parque de los Campos de Batalla, más conocido como las “Llanuras de Abraham”, escenario de numerosos enfrentamientos entre los imperios francés y británico en su lucha por el poder.

El bohemio, colorido y acogedor distrito de Saint-Jean-Baptiste es uno de los barrios más atractivos de la ciudad, y está repleto de boutiques, restaurantes, cafés y tiendas de alimentación. En calle Saint-Jean se encuentra la tienda de comestibles más antigua de Norteamérica (1871), y la histórica iglesia Saint-Jean-Baptiste, la iglesia de San Mateo y el cementerio del mismo nombre son algunos de sus sitios de interés.

La fantástica naturaleza de los alrededores de Quebec

La naturaleza que rodea esta ciudad es igual de impresionante, y las cataratas de Montmorency son un buen ejemplo de ello al encontrarse a pocos minutos del Viejo. Quebec. Esta cascada tiene una altura de 83 metros, nada menos que 30 metros más alta que las cataratas del Niágara en Toronto. Se puede subir hasta la cima de las cataratas a través de una larga escalera o mediante un teleférico. Quienes sigan el sendero a lo largo de la cima del acantilado hasta el puente colgante podrán disfrutar de una hermosa vista panorámica de la zona.

A solo 30 minutos del centro de Quebec también se encuentra el Parque Nacional Jacques-Cartier, de 670 km². Se trata de una vasta y montañosa meseta con profundos valles donde se cruzan ríos. A los amantes de las actividades al aire libre les encantará venir aquí, ya que hay numerosas rutas de senderismo y actividades deportivas acuáticas. En invierno, el esquí también es una opción ideal. Sin embargo, hay que prestar especial atención a los animales: el exuberante entorno alberga fauna canadiense protegida, como castores, ciervos y alces.

Solicitud obligatoria de la eTA Canadá

Quienes quieran sentirse como en Francia mientras viajan por Canadá, deben tener en cuenta que, a diferencia de los viajes a países europeos, para entrar a Canadá primero se debe solicitar una eTA. Los viajeros pueden solicitar fácilmente esta autorización de viaje mediante un formulario de solicitud digital y no necesitan un visado o visitar ninguna embajada.

Solicitar una eTA es mucho más fácil, rápido y barato que solicitar un visado para Canadá. Una vez aprobada la eTA por el servicio de inmigración canadiense, esta se envía por correo electrónico. La autorización de viaje tiene entonces una validez de cinco años. Durante ese tiempo, se puede realizar un número ilimitado de viajes (cada uno de hasta 6 meses) a Canadá. La eTA está vinculada al pasaporte, por lo que si el pasaporte caduca antes que la eTA, la autorización también pierde su validez.

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