Este artículo contiene spoilers de ‘WandaVision’.
El tercer episodio de ‘WandaVision’ es en color. Seguimos recorriendo décadas de sit-com, aplausos enlatados y un tono humorístico que reconocemos como propio de ese formato, y seguimos recorriendo la historia personal de Wanda. Porque eso es lo que estamos haciendo. Primero recordamos el misil de Stark que impactó contra la casa de Wanda y su familia cuando ésta era una niña; lo recordamos con ese primer anuncio publicitario del primer episodio. Después fue el Barón Strucker, que acogió a los mellizos y los dio una razón de ser: la venganza. En este tercer episodio, nos remitimos a Hydra, que podría haber sido el destino de Wanda en el Universo Cinematográfico de Marvel de no ser por los acontecimientos de Sokovia. Hemos recordado mucho Sokovia.
Este tercer episodio no es tan divertido como los anteriores. Aunque los primeros compases sí son, de nuevo, de carcajada, porque apetece muchísimo soltarse y reírse con Wanda y Vision en ese tono, en esos papeles. Pero el humor deja paso, poco a poco, al misterio que justifica (aun más, porque yo con estos dos haciendo sus cosas tengo bastante) la existencia de esta serie. Digamos que ese humor es el envoltorio: lo que hay dentro no nos hace tanta gracia. Porque sabemos del amor y del dolor de Wanda, y sabemos que algo está pasando.
El guion sigue siendo fantástico, adecuado a la serie que quieren construir en cada capítulo, porque en cada capítulo hay una diferente, aunque al final todas formen parte de lo mismo. De ‘WandaVision’. También la química entre Elizabeth Olsen y Paul Bettany, que podrían levantar ellos solos, como Wanda y como Vision, cualquier proyecto.
El amor y el dolor de Wanda
Empiezo este tercer capítulo pensando en que todo esto nace del amor de Wanda. No sabemos exactamente qué ha pasado con ella; no sabemos por qué se encuentra en ese estado de proyección tan grande que es capaz de crear un universo propio. Sí sabemos que eso es exactamente lo que está haciendo. Crear un universo propio que nace de su amor por Vision y de su dolor por su pérdida, por la vida post-Thanos. Como es un personaje con el que llevamos conviviendo, en pantalla, un lustro, sentimos ese amor y ese dolor casi como algo nuestro. Al menos, como algo que puede afectarnos. Así que sentimos pena. No solo tristeza. A mí me da mucha pena, lamento mucho, intuir en Wanda un dolor tan grande como para refugiarse en su mente. Aislada, sola. Una mente que es, además, tremendamente poderosa. Nos puede llevar a cualquier parte.
Como hemos seguido la evolución de la vida de Wanda, teníamos claro que no tardaría en llegar la mención a Ultron. Tampoco la mención a Pietro. Este episodio enlaza directamente con ‘Vengadores: La era de Ultron’, cuando Wanda perdió a su hermana y vimos cómo se partía su alma en dos, cómo lo sentía. Wanda, en este capítulo, ha tenido mellizos. Su embarazo ha progresado y se ha desarrollado en cuestión de días, y ha concluido con el nacimiento de mellizos. “Yo también soy melliza”, dice, de pronto. A Elizabeth Olsen le cambia la expresión, y también le cambia el acento. “Tenía un hermano. Se llamaba Pietro”, dice, y recordamos con sus palabras que era de Sokovia. Y le canta a sus hijos en un idioma propio.
Wanda está proyectando todo su dolor, todos sus miedos, todos sus deseos y todo su amor. Esto es ‘WandaVision’.
Algo está pasando, Wanda
Como sabemos que algo está pasando, me dedico también a apuntar prácticamente cada cosa que voy viendo. Que el médico se llama Stan Nielsen o que el número de su casa es el 2800. Claro que no todo significa algo, pero en ese plan de atención estamos. Las cosas imprescindibles para entender esta serie y su relación con todo lo demás nos las presentan de forma más clara. Y, en cualquier caso, en este episodio hemos estado tan atentos al mismo diálogo entre los personajes, a los propios hechos, que casi no hemos tenido tiempo de mirar en los rincones. Porque los diálogos y los hechos sin envoltorio nos han dicho mucho.
Hemos visto a Wanda crear, destruir y volver a crear. En un momento dado, cuando su vecino Herb no parece estar funcionando como un personaje bien escrito, Vision le dice a Wanda que algo está pasando. Sospecha de verdad. Eso le recuerda a Wanda que, efectivamente, algo está pasando, así que retrocede y vuelve a crear. Es su guion, es su mundo, puede hacer lo que quiera. Como yo misma borrando la frase anterior y escribiendo una nueva. Ese es el funcionamiento de Wanda, ese es el funcionamiento de ‘WandaVision’.
Es Wanda creando y destruyendo, siendo también consciente de que no está bien, de que tiene que parar. Por eso llegan esos recordatorios, que ya vimos en el episodio anterior, a través de personajes u objetos que no deberían estar ahí y que Wanda, simplemente, elimina. Tal es su poder, de nuevo. Y sus deseos: seguir con la historia de sus sueños, en la que se convierte en madre al lado del amor de su vida.
Hasta aquí, nada que no hayamos asimilado con anterioridad. Ya sabíamos lo que hacía Wanda, no sabíamos qué había después. Qué había fuera, mejor dicho. Pero cuando Geraldine, un personaje como otro cualquiera, menciona a Ultron, molesta a Wanda, le recuerda demasiado lo que está pasando, vemos algo que no habíamos visto hasta el momento. Vemos a Wanda expulsando a Geraldine de su mundo. Antes, Herb quiere confesarle a Vision que Geraldine no debería estar allí, porque ella no tiene casa, y todos los demás son… Todos los demás son… Todos los demás son personajes, completo yo, porque Herb no lo hace. Personajes creados por Wanda, pero Geraldine no lo es. Geraldine es de verdad.
Por eso es literalmente expulsada de su mundo. Cae en un terreno desconocido en la que inmediatamente es rodeada de un equipo de soldados. ¿Hydra, SHIELD? Apuesto por SHIELD, claro, porque también sabemos quién es en realidad Geraldine y a qué división de ésta pertenece. Y ese es un campamento preparado, parece que para contener un experimento. Como cuando el Mjölnir llegó a la Tierra. Esa tienen montada.
El próximo capítulo de ‘WandaVision’ se estrena en Disney+ el próximo viernes 29 de enero.
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