“Pero no pasa nada” es el comienzo de alguien que nunca se puso por bandera ser compositora de diez. Se nota que sus letras son de alguien que está comenzando a componer. Y es interesante descubrir como nace una artista, ser testigo del crecimiento. Analizar que, quizá, no es tan sencillo sentarse y escribir. Que para ser un Sabina o una Natalia Lafourcade nos hacen falta muchas noches de insomnio, años de experiencia y una plaga de sin sabores a nuestras espaldas. Pero a pesar de todo ello, Amaia hace una buena primera parada. Y es honesta. Con una voz que aplasta el corazón. Y eso nos provoca una confianza ciega en ella y en el futuro.

Amaia y Pop-Rock del antiguo

Ella se sienta en el Pop-Rock clásico, ese mismo que antes era mucho más fácil encontrar en cualquier lado. El que no necesitaba de cifras ni de defensores a ultranza. El que nos ofrecía joyas eternas. El mismo que hemos ido perdiendo por nuestra escasa capacidad de discernid entre la buena música y aquella que nos inyectan en vena, a base de multimillonarios acuerdos entre unos ricos y unas radio fórmulas vendidas al mejor postor. Con base de guitarra, bajo y batería, Amaia nos ayuda a no perder la esperanza. A que a pesar de intentar dejarnos sordos, siempre tendremos una isla desierta donde escondernos y descubrir que aun hay músicos, músicos de verdad, aquellos que saben de que va el DO y el RE y un Fa sostenido mayor, apostando por lo que otros vomitan.

Si te gusta analizar la música. Si te gusta sentir. Si vas más allá de una letra, este es tu lugar. “Pero no pasa nada” no es de digestión rápida y sencilla. Cada bocado debe llevar su tiempo. Y seguro que algún que otro tema se atraganta pero dale una doble vuelta. Escucha su melodía. Y puede que ahí encuentres las respuestas. Lo más probable es que Amaia termine siendo, en tu musicoteca, esa artista que no quieres que te roben nunca. Tiene un don tan eterno como su voz. Y toda una vida por delante. Con una inquietud musical tan extrema que seguro no se quedará quieta. Si te quedas a su lado vivirás una montaña rusa de sensaciones que creías olvidadas. Pero, ojo, te advertimos que como persona, también cometerá cagadas musicales y puede que monumentales, pero lo bueno es que ella ama tanto o más que tú la música. Y el respeto con la que la acaricia, lo salva todo.

20 años. Primer disco. 10 canciones. Pop-Rock del pasado. Y un amor adolescente. Dice leer a Emmanuel Carrère. Degusta el cine de Billy Wilder. Si fuera Youtuber, tendría un canal sobre teorías del Universo. Su último videoclip tiene claras referencias artísticas a Caravaggio. “Pero no pasa nada” es un apasionado homenaje a los 90. Y eso se lo debemos a su libertad, que ha pedido y llorado a gritos, y a su majestuosa cultura musical. Sea lo que sea que el destino le tenga diseñado, bailará alrededor de cada una de las notas musicales.

Amaia Romero siempre fue todo lo contrario a una clara ganadora de un formato como Operación Triunfo, que busca el artista sencillo y simplón a quien vaciar y deshonrar. Y por eso tuvo que ganar. Porque debería ser ilegal ‘comprar’ la música y su mercado. Porque como bien dijo en su momento Alejandro Sanz, la música no se toca.

Pero no pasa nada, nos deja esta reflexión

Porque esta será nuestra “Última Vez”, “Quedará en nuestra mente” “El Relámpago” de aquel “Nuevo verano” donde “Nadie podría hacerlo” y por eso siempre “Quiero que vengas”, “Porque apareciste” caminando “Todos estos años” en “Un día perdido” y quiero hacer lo mismo “Cuando estés triste”.

Fotografías de Amaia Romero

*Fotografías por Ana Markez Photo

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