Fue hace un par de años cuando decidí empezar ‘Black Sails‘, y este verano vuelvo a ella confirmando que hay series que entran mejor o peor en determinados momentos y circunstancias. Hace un par de años, vi los primeros episodios recostada en el sofá y sin demasiado interés, hasta que terminé por abandonarla. No me explico por qué; solo lo consigo cuando vuelvo a lo anterior. No era el momento.
El momento es este. Porque hace unos días, una especie de epifanía me llevó a poner el primer episodio con entusiasmo y he navegado sobre ese entusiasmo desde entonces. Tengo muy reciente ‘Dark‘ y tengo muy reciente ‘Normal People‘, y me parece increíble que en apenas mes y medio haya visto tres series que me han entusiasmado tanto, pero así es. He recomendado las dos anteriores, y hoy le toca el turno a esta. ‘Black Sails’, para vivir el mejor verano entre los mejores piratas.
¿De qué va ‘Black Sails’?
De piratas, claro. Tiene la ambientación, la estética, las tramas que pueden esperarse de una historia de piratas. Sigue los pasos, sobre todo, del capitán James Flint (Toby Stephens), un hombre severo, algo prepotente, seguro de sí mismo y con un objetivo muy claro: alcanzar el Urca de Lima, un galeón español con un botín de valor incalculable. Para lograr ese objetivo, está dispuesto a llevarse todo y a todos por delante. Flint y su tripulación nos esperan en el mar, y Eleanor Guthrie (Hannah New) nos espera en tierra; es la principal responsable de mantener el comercio y el orden en Nassau, la capital de los piratas. Desde Nassau, maneja todo un entramado de negocios, transacciones y contrabando, ayuda a los capitanes a hacerse con los botines y de paso se prueba a sí misma.
La relación entre Flint y Eleanor es fundamental para el arranque de la serie, no solo porque a través de ambos personajes empezamos a explorar las relaciones ambiguas de la ficción, sobre todo porque gracias a ellos empieza la aventura. Son las dos únicas personas que apuestan de verdad por el Urca de Lima, y son ellos dos quienes protagonizan casi todos los pasos que nos llevan en su búsqueda. En pleno océano, cuyas escenas están logradísimas. Y en todas las batallas, que no escatiman en violencia, pero que tampoco se recrean en ella. En la propia ciudad, donde nos sentimos de inmediato por la fotografía, por el vestuario, por todo lo que han recreado con naturalidad.
Creo que ‘Black Sails’ nunca ha buscado impresionar a golpes de efecto, y supongo que por eso me ha impresionado, porque lo consigue igualmente.
Por qué la recomiendo
‘Black Sails’ es una buena ficción por varias razones. En primer lugar, los personajes, capitaneados por un Flint que es todo lo anterior y también un hombre atormentado al que, sentimos al principio, nunca vamos a terminar de conocer. Hace mucho que Toby Stephens sea el rostro que nos ha llegado, porque en sus ojos está el color, la fuerza y la rebeldía del mar, y lo vemos con cada paso que da en ese barco que nos lleva a surcar los mares. Pero Flint no es el único que destaca. La propia Eleanor, que también es fuerte y rebelde, que tiene una determinación de hierro y una inteligencia de las que gusta ver en pantalla; en la que también vemos vulnerabilidad, debilidades, miedos, dudas.
Son personajes completos, que se conocen a medida que pasan los episodios y se van enfrentando a diferentes conflictos y situaciones. John Silver (Luke Arnold), Max (Jessica Parker Kennedy) o Charles Vane (Zach McGowan) son otros de los que puedo mencionar; y me permito el lujo de colocar aparte a Rackham (Toby Schmitz), simplemente porque no me esperaba nada de él.
Quizá estos personajes sean el punto fuerte de ‘Black Sails’, porque en seguida los apreciamos, en seguida queremos quedarnos con ellos. Y si tengo que decantarme por una de las cualidades con las que han sido construidos, diré que he amado desde el primer momento que huyan de los estereotipos, los clichés, las bases que esperamos para cada uno de ellos. En algunos casos, en fin, se cumplen ciertas cosas, pero puedo decir con confianza que siempre nos andan sorprendiendo. Como nos sorprenden las personas, porque son reales, porque se equivocan, porque tienen planes geniales, porque se enamoran y porque sufren.
Y estos personajes se mueven en el marco de la historia general -encontrar ese galeón español-, y tienen también sus propios conflictos y sus tramas más personales. Todas ellas están pensadas y desarrolladas con coherencia, lo que significa que en ningún momento sientes que algo es prescindible o impostado. Todo forma parte de un todo, todo interesa, todo suma, todo tiene sentido. Y tiene un gran guion. No solo porque ciertos diálogos tienen la trascendencia y la grandiosidad que se espera de estos piratas temerarios y dramáticos, también porque las conversaciones más banales entre ellos se sienten reales, naturales y también importantes. Para avanzar en la trama o para conocerlos mejor.
Tener una ficción así, ¡de piratas!, me parece una suerte. Sigo sin explicarme cómo no lo vi antes.
¿A quién puede gustar?
Descartando aquellas personas que por la razón que sea no se sienten atraídas por el mar, por los propios piratas, por esa ambientación que todos tendréis en la cabeza, creo que ‘Black Sails’ puede gustar a todo el mundo. A los más entusiastas del género, y también a aquellas personas que busquen simplemente una buena serie y que no les moleste encontrarla en el mar. Porque, de verdad, ‘Black Sails’ es una buena serie. Tenéis las cuatro temporadas disponibles en Netflix.
Belleza de serie. No esperaba mucho de ella y logró cautivarme totalmente. En especial con sus personajes,tan complejos y humanos,que me mantenían en una montaña rusa de emociones y donde sus acciones me hacían pasar de amarlos a odiarlos en un segundo,para volver a amarlos de nuevo,en un vaivén constante. Una verdadera perla que pasó desapercibida por muchos.