‘Normal People‘ tenía la difícil tarea de adaptar una historia de Sally Rooney, que con tan solo 29 años y dos novelas en el mercado se ha convertido en una de las escritoras más aclamadas de Irlanda. Y como sus palabras van llegando a todos los rincones del mundo, Sally Rooney empieza a convertirse en una de las escritoras más aclamadas en todo el mundo. Antes que ‘Normal People’ (‘Gente normal‘, en España), llegó ‘Conversaciones entre amigos‘. Con el primero nos quedamos.
Con su adaptación, en realidad. ‘Normal People’, una producción de Hulu y BBC, llega a nuestro país el próximo jueves 16 de julio de la mano de Starzplay. Os pido que apuntéis la fecha. Si le dais una oportunidad a esta serie, y así debería ser porque a las series buenas hay que darles una oportunidad, se va a quedar con vosotros mucho tiempo. ‘Normal People’, de lo bonita que es, de lo real que es, va a gustar, va a afectar, va a dejar huella.
Dirigida por Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald, ha sido la propia Sally Rooney quien se ha encargado del guion junto a Alice Birch y Mark O’Rowe. Dos jóvenes intérpretes, Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal, son la cara visible de esta ficción en la que funciona todo: ellos, dirección, guion, fotografía, música. El propio espectador funciona con todo esto, respondiendo con facilidad y con gusto a los estímulos que recibe.
La juventud, el descubrimiento, el amor
Con cierta perspectiva, ya puedo afirmar que he estado dentro desde el primer episodio. Y esto se puede explicar desde un punto de vista de los amantes de la estética en la ficción: los paisajes de la bella Irlanda, qué puedo decir a este respecto; la paleta de colores escogida, que acompaña a todas las acciones que se van desarrollando; la ropa de los protagonistas, los edificios, el interior de éstos. Todo habla de esta serie, que es melancólica, intensa dentro de esa melancolía; intensa con respecto a otras emociones, pero al mismo tiempo pausada, tranquila; directa, pero en ocasiones esquiva. La estética acompaña, habla, grita cosas sobre esta ficción. ‘Normal People’, además, está dirigida desde el deseo de acercarnos a sus protagonistas, así que alterna esos planos generales del escenario del que debemos sentirnos parte con primeros planos de los ojos, las sonrisas y las dudas de los personajes.
‘Normal People’ nos habla, en sus primeros episodios, de la juventud, el descubrimiento y el amor. A partir de estos tres asuntos generales surgen los pequeños asuntos concretos. La juventud es preciosa, y estos dos protagonistas gritan que tienen ganas de vivir y muchas cosas por demostrar, cada uno a su manera, pero también va acompañada de miedos, inseguridades, dudas. Esto provoca que en ocasiones se fallen a sí mismos, que se autosaboteen, que tengan miedo de poner sus propios principios por encima del valor del grupo, porque desde jóvenes aprendemos que debemos pertenecer a uno y nos da miedo quedar excluidos. En fin: la vida de instituto que, como todo lo demás, está fantásticamente bien presentada y reflejada.
Ellos dos
Lo que empezará y terminará por ganar al espectador tiene que ver, sin embargo, con el despertar sexual de estos jóvenes protagonistas y con el nacimiento del primer amor. Hay mucho que señalar aquí. En primer lugar, que sus dos protagonistas están soberbios, cada uno en el rol que le ha tocado desempeñar.
Daisy Edgar-Jones da vida a Marianne, que nunca se ha sentido parte de ningún grupo, que es distante, cortante y precisamente soberbia, pero tiene un gran mundo interior y ganas de entregarse a quien ella quiere entregarse. Entonces muestra un lado cercano, tierno, cariñoso, aunque nunca deja de ser directa y clara. Paul Mescal da vida a Connell, que aunque es uno de los populares del instituto es también un chico tímido, inseguro, muy inteligente, pero sin la confianza suficiente como para mostrarse tal y como es ante los demás. Aprecia a sus amigos, y está definitivamente dentro del grupo, pero guarda también cierta distancia.
Cuando empieza a conocer a Marianne, por quien siempre ha sentido una mezcla de fascinación y preocupación (qué bien se ve esto), comprende que eso es lo que significa sentirse bien con alguien. Pero esto no elimina ni los fallos, ni las dudas, ni los errores, ni las inseguridades. Así que ambos viven una preciosa historia de descubrimiento, de amor de juventud, de despertar sexual (a este respecto, qué escenas tan bellas), pero no es suficiente para lograr la calma.
Y todo esto llega a nosotros a través de escenas que se desarrollan siguiendo el tiempo de la vida y no de las ficciones; se toman su tiempo para mirarse, para responderse, para ocultar sus verdaderos sentimientos, para decidir qué quieren revelar. El diálogo entre los protagonistas es íntimo, chispeante, complejo, bonito y sobre todo muy real. Nunca se deja de sentir que esta serie es, sobre todo, muy real. ‘Normal People’ tiene conversaciones de verdad, de las que suceden en la vida, con sus repeticiones y sus dudas y sus pausas, y siempre respetando la voz auténtica de cada personaje. Lo que sucede con Marianne y Connell ha sucedido millones de veces antes, a millones de adolescentes en todo el mundo. Pero como es de una honestidad y una naturalidad fantásticas, nunca sientes que estás viendo algo que ya has visto. Al contrario. Nunca había visto exactamente esto.
Las diferencias, los errores, el crecer
Acompañamos a Marianne y a Connell en su viaje a la universidad, a Dublín. En el abandono de su hogar. En el empezar a ser adulto. Antes las cosas ya se habían complicado, pero cuando ambos se aventuran a la vida adulta es cuando se siente de verdad. Siguen llevando la juventud con ellos, pero también los vemos crecer, comprendemos que quizá existan entre ambos diferencias insalvables, y conocemos mejor su personalidad. Nunca dejan de evolucionar. No con golpes marcados, sino poco a poco, con matices. Y si bien Marianne sigue siendo una persona aparentemente inaccesible, también empatizamos más y mejor con ella. Connell sigue cometiendo errores, sigue fallando, bien por miedo, bien porque se equivoca y punto, pero también vemos en él bondad y buenos principios. Como social y económicamente es quien más próximo se encuentra del espectador medio (¿creo?), terminamos comprendiendo sus porqués también de otra manera.
Es en esta segunda etapa del viaje cuando me dije a mí misma: mírate, estás completamente dentro. Estaba dentro de esta historia. Nerviosa, preocupada, absolutamente involucrada con estos personajes, sus emociones y su historia. Estaba viviendo lo que sucedía en ‘Normal People’; desde el primer capítulo, porque entrar es muy fácil, y desde luego hasta el último. Es una de las ficciones más cautivadoras que he visto en mucho tiempo. Y cuando uno comprende que está viviendo un auténtico viaje de los personajes, que evolucionan con coherencia y con mucho buen gusto, no puede hacer otra cosa que entregarse a vivirlo con ellos y tal vez descubrir cosas de sí mismo por el camino.
Incluso aunque esto último no se logre: no importa, se puede vivir simplemente a través de Marianne y Connell. A través de Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal que, espero, no se nos olviden.
Gente normal
Pues sí, esta serie podría resumirse de esta manera. Marianne y Connell han sido construidos con características concretas que pueden hacer que nos sintamos, en algún momento, lejos de ellos, pero sobre todo lo que sucede es lo contrario. Los sentimos cerca, porque su vida y la historia que comparten podría ser la de cualquiera. Porque la ficción está pensada para aferrarse a la naturalidad y la honestidad para funcionar, y porque con todos los defectos y los errores y los perdones imposibles, lo que vemos aquí es algo tan universal como el paso de la adolescencia a la vida adulta de dos seres humanos, con todo lo que eso conlleva: amor, preocupaciones, sexo, un futuro, vida laboral, problemas de dinero, descubrimiento de uno mismo. Y más. Mucho más.
‘Normal People’ es una buena historia, no por su originalidad, sino por la forma en que ha decidido narrar lo más común, corriente y normal del mundo. Porque la narración es precisa, bonita, emocional, sincera, honesta y siempre muy real. Con todos los elementos de los que puede servirse una ficción funcionando para construir un producto redondo. Creo que eso es lo que es. Un producto redondo. Una serie redonda.
Comments