Cuidado con los niños
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6.9

'Cuidado con los niños'

Lo Mejor
  • Estudio del ser humano
  • Reparto
Lo Peor
  • Dependiendo de gustos, el ritmo puede resultar demasiado pausado

Esta crítica no contiene spoilers de ‘Cuidado con los niños’.

Una discusión infantil que se acalora por momentos. Un accidente que desemboca en la muerte temprana de un niño de unos 13 años. Una niña señalada, que ¿entiende lo que ha hecho? ¿Lo ha ‘hecho’ realmente? Unos profesores que se cubren y se señalan a partes iguales. Padres con peticiones lógicas y peticiones absurdas. Y padres de padres que opinan desde la comodidad que da la distancia, sobre todo cuando olvidamos la empatía. Dag Johan Haugerud nos habla de todo esto en ‘Cuidado con los niños’, película de casi dos horas y media en la que el conflicto se va descubriendo lentamente. Con calma, parándose en detalles que aparentemente pueden resultar innecesarios, pero que lo cambian todo.

Su faceta humanista se siente en cada compás del largometraje, en el que estudia al ser humano al detalle. Sus reacciones, sus miedos y sus comportamientos más extraños, los cuales surgen generalmente en momentos de tensión. Es quizá esta representación de las diferentes y bizarras reacciones de los distintos personajes lo que más he disfrutado. Así como las presentaciones naturales de los mismos. Que muchas veces se producen fuera de la pantalla o sin una fórmula de presentación evidente y clara. Como si el director colase al espectador en sus vidas, sin alterarlas en ningún aspecto.

‘Cuidado con los niños’ es compleja, pero también sencilla. Es cruda, amable en según que secuencias y absurda en otras tantas. Como lo es la vida que también estudia Dag Johan Haugerud. Una vida en la que las apariencias, las enemistades, las necesidades y los egos nos manejan sin que seamos demasiado conscientes de ello. Así lo hacen con la directora de la escuela, con el profesor de noruego y hasta con los padres de la niña que provoca el accidente. Y así lo vemos durante estas dos horas y media de análisis y de humanidad.

Grandes conflictos, pequeños detalles


Cuidado con los niños

El director estudia aquí al ser humano frente al que quizá sea el conflicto más traumático al que nos podemos enfrentar: la muerte. Y la muerte de un niño. ¿Una muerte accidental o provocada? Esa es la principal pregunta desde la que parte ‘Cuidado con los niños’. La película trata de esclarecer el grado de culpabilidad de la niña, si era consciente de sus acciones y si había algún tipo de intencionalidad. Un conflicto que termina desembocando en algo más legal, detrás de lo que está lo humano. ¿Se desestimará el caso por la edad de la agresora o porque realmente se considera no culpable? El final es el mismo, Natalie nunca irá a prisión. Pero podría cargar con la culpa eterna de la muerte de Jamie. O no.

Junto a este conflicto, aparecen otros muchos. Que pueden resultar más pequeños, pero a los que el director mira. Dejándonos claro que son todo lo contrario, tan grandes como los primeros. ¿Cómo debe actuar el centro educativo tras el accidente? ¿Cómo ha de comunicarse con los padres? ¿Es una página de Facebook el mejor homenaje o vuelve a ser una muestra de nuestro ego? ¿Hasta qué punto influyen las relaciones personales en el trabajo? ¿Deben protegerse los profesores los unos a los otros? Y un eterno sinfín de preguntas a las que el propio espectador deberá contestar aplicando su criterio y observando todos y cada uno de los detalles.

Me gusta que Dag Johan Haugerud nos entregue esos pequeños detalles que es fácil pasar por alto. O a los que muchos ni siquiera encontrarán sentido. Como el cambio de nombre de la niña, que para sus padres es Lykke, para sus profesores Natalie o Natalia y para su abuela Anna. O un ‘oh’ dicho con una entonación muy concreta en un instante muy concreto, que cuenta más que un millón de palabras. Detalles que construyen una importante parte de su estudio y que pueden requerir de más de un visionado.

Magnífico trabajo interpretativo


Cuidado con los niños

Junto a este análisis del ser humano, que es lo que más destaca de ‘Cuidado con los niños’ de principio a fin, he encontrado un trabajo interpretativo sublime. Todo el reparto, sin excepción, brilla en una película en la que no es fácil brillar. Porque requiere mucha contención y porque gran parte de los demonios se llevan internamente. Lo vemos en el personaje de Anders (Jan Gunnar Røise), el profesor de noruego, al que acompañamos en su propio camino frente o junto a la culpa. Y también en Liv (Henriette Steenstrup), la directora, acostumbrada a tener que contentar a todos mientras se pierde a sí misma.

El nivel de la película no baja en ningún momento de esas dos horas y media. No lo hace dese el punto de vista interpretativo, pero tampoco desde el narrativo o el ritmo. Pausado, pero no demasiado lento. Natural y constante, como un martillo pilón, que va haciendo mella en el espectador pero también en los protagonistas. Y con una fotografía bellísima y cuidada, que nos lleva directamente a ese cine nórdico, intenso, profundo y con un cuidado del detalle que se transforma en un producto final más que satisfactorio.

‘Cuidado con los niños’ necesita, como ya he señalado, más de un visionado activo y atento. Por su complejidad y por las muchas aristas que encontramos en su historia. Y se aleja enormemente del largometraje de entretenimiento tipo.



Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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