'Malasaña 32'
Lo Mejor
- La fórmula conocida funciona
- Crítica social
- La construcción inicial de los personajes
Lo Peor
- Falta profundización en algunos aspectos
- Final descolgado
Hay cosas que nunca fallan. Acogerse a una fórmula de éxito ya conocida no es tarea sencilla, especialmente por la existencia de un enorme riesgo, el de resultar repetitivo. Un riesgo que se incrementa en géneros como el de terror, en el que generalmente nos encontramos con tramas que pueden ser bastante predecibles y personajes arquetípicos que se enmarcan en unas características que todos conocemos. Pero si esto se hace bien, si se introducen los elementos en la fórmula de forma inteligente, ese conocido éxito está garantizado. Y algo así es lo que ocurre con ‘Malasaña 32’.
Este largometraje dirigido por Albert Pintó y protagonizado por Begoña Vargas, Beatriz Segura, Iván Marcos y Sergio Castellanos, es un claro ejemplo de que las fórmulas preestablecidas pueden funcionar bien pese a ser conocidas. Esta es una película de terror -en parte- al uso, pero que funciona, sobre todo para aquellos que busquen precisamente pasar miedo. Los sustos habitan en la cinta prácticamente desde su primera escena, en la que ya se aprecia que la estética y la banda sonora, como suele ocurrir dentro de este género, son elementos fundamentales sobre los que se apoya toda la película. Junto a ellos, el terror también se apoya en la mirada de una Begoña Vargas que sigue confirmándose como una de las grandes promesas de su generación y que eriza la piel del espectador de principio a fin. Es en su brillo, que se va perdiendo o transformando, donde mejor se representa el tormentoso camino de la familia protagonista y el aumento de ritmo y tensión del propio largometraje.
Precisamente en el ritmo, que no agobia pero tampoco da espacio para el descanso o el aburrimiento, encuentro uno de los puntos fuertes de ‘Malasaña 32’, capaz de introducirnos en el infierno particular de esta familia, que no nos es ajeno pero tampoco manido. Conocemos lo que vemos, incluso podemos llegar a adelantarnos a lo que va a ocurrir, pero el terror está presente, susto tras susto, hasta la mismísima escena final.
Lo que podría haber sido y no fue
Quien vaya al cine buscando una película de terror que le quite el sueño va a encontrar sus expectativas más que cumplidas. Y quien busque algo más, casi. Ya desde el comienzo de la cinta vemos un atisbo de crítica social del que tenemos pinceladas durante el resto de película. Algo que también ocurre con unos personajes que podrían haber crecido mucho más, y a los que, siendo honesta, me habría gustado conocer a fondo. Porque lo que se nos muestra de ellos en la primera media hora es tan prometedor que genera una pequeña decepción en mí cuando comprendo que todo queda ahí.
Me gusta esa critica social y esa representación de los monstruos más reales, que somos los humanos, a los que vemos en los habitantes del pueblo que persiguen a la familia y sobre todo en quienes se encuentran detrás del misterio de la trama principal. Si bien es cierto que, más allá de lo paranormal, este aspecto es el que más se desarrolla -por suerte o por maestría, sin caer en explicaciones innecesarias-, se me queda algo corto. El terror siempre ha tendido a ir más allá de los sustos, pero en los últimos años más que nunca, ahondando en el auténtico terror, el que está cerca de nosotros y no tanto del más allá. Quizá por eso me esperaba más de esta reflexión y menos susto.
Algo similar me ocurrió con los personajes, especialmente con el interpretado por Sergio Castellanos. Los primeros compases del largometraje me contaron cosas muy bonitas de él, de su hermana y de una familia cargada de ilusión y de un peso que por momentos queda en nada, y me he quedado con ganas de mucho más, casi con la necesidad de tener más. Con esto no quiero decir que ‘Malasaña 32’ pinche, ni siquiera creo que la decisión de Albert Pintó haya sido incorrecta, sino simplemente diferente a la que yo hubiera tomado. O quizá solo distinta de lo que me habría gustado como espectadora.
Veredicto final
Al comprender que esta crítica contiene un par de contradicciones, me he sentido obligada a emitir este veredicto final, cayendo en eso de explicar demasiado que como espectadora no soporto. ‘Malasaña 32’ es un buen producto de terror, en el que la angustia, la tensión y los sustos están garantizados, pero que podría haber sido mucho más. Me gustan las pinceladas más allá de lo paranormal, pero se me quedan cortas y algo descolgadas, como también me ocurre con un final que me ha dejado demasiado fría. Y, a pesar de todo, es un ‘sí’ para los amantes del género.
Comments