El Mangrove
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'El Mangrove'

Lo Mejor
  • Interpretaciones
  • Ambientación y estética
  • Escenas que rompen con todo lo anterior
Lo Peor
  • Puede que a algún espectador se le atragante el arranque

Esta crítica no contiene spoilers de ‘El Mangrove’.

Cuesta recuperar la serenidad tras el visionado de ‘El Mangrove’, primer título de ‘Small Axe’, la nueva antología de Steve McQueen. Deshacerse del nudo que se forma en nuestro estómago al observar cómo Frank Crichlow se rompe al escuchar el veredicto del jurado es tarea casi imposible. El impacto de la historia que nos traslada aquí el director británico es tal, que salir de ella resulta agotador. Probablemente lo más curioso de todo esto sea que el episodio histórico que recoge en este primer ‘capítulo’ de su antología es un gran desconocido para la mayoría del público. Sobre todo para el público blanco de fuera de Reino Unido. Es curioso, pero también es uno de los motivos que se hallan tras el impacto del relato, que resulta sobrecogedor y a la vez revelador, especialmente para aquellos que desconocían la historia.

‘El Mangrove’ viaja hasta el Londres de finales de los 60 y principios de los 70, concretamente hasta el barrio de Notting Hill. Allí, Frank Crichlow acaba de abrir un restaurante de comida antillana picante. Un negocio con el que quiere ganarse la vida, sin mayores pretensiones. Pero que se convierte en una supuesta amenaza social -para los blancos, por supuesto- en el mismo momento en el que su dueño coloca un letrero que indica que se trata de un local regentado por personas negras. El acoso policial arranca desde el mismo día de su inauguración y alcanza unos niveles tan insoportables que Frank está a punto de rendirse. Sin embargo, en todo ese tiempo en el que él pelea por mantener su negocio y alejarse de la política, el Mangrove se convierte en el hogar de una comunidad.

Una comunidad que se une para mantenerlo a flote y para hacer justicia. Para acabar de una vez por todas con el absurdo acoso policial y alcanzar una calma que les pertenece por derecho. Así surge la manifestación pacífica que desemboca en el conocido caso y juicio de Los 9 del Mangrove. Juicio en el que se centra la segunda mitad de la película, y que en su día puso de manifiesto la enorme desigualdad y la brutal cantidad de prejuicios que albergaba el sistema judicial británico. McQueen acierta a la hora de mostrar con calma todos los antecedentes que desencadenaron en el juicio, para después representarlo con la intensidad y la crudeza que requería.

También acierta a la hora de apostar por planos que rompen con la narración, como por ejemplo ese en el que el espectador queda mirando fijamente a un escurridor tirado en el suelo. Durante unos segundos que se sienten como horas y que golpean nuestra conciencia con más fuerza que cualquier otra escena. Es evidente que los discursos que ofrecen algunos de los acusados en el estrado o la propia escena de la manifestación (especialmente angustiosa) guardan una importante parte de la potencia de ‘El Mangrove’. Pero no toda. Muchas veces, una lágrima que cae sin poder controlarla, un instante de complicidad o un grito que arrasa con el silencio se llevan una pizca de nuestra alma. Exactamente lo que ocurre en esta cinta.

Grandes interpretaciones


El Mangrove
Foto: Movistar+

La fórmula utilizada por Steve McQueen en la dirección y por él mismo y Alastair Siddons en el guion funciona. ‘El Mangrove’ tiene algo de clásico en la forma y en el contenido, pero llega en el momento más adecuado. Cuando estas historias, las de una comunidad (o unas comunidades) silenciada(s) durante siglos, vuelven a importar a la mayoría. Nunca dejaron de importar, pero no siempre hemos querido prestarles la atención que merecían. Ahora, con el movimiento Black Lives Matter en auge, el impacto de las mismas se ve multiplicado por cien. Sobre todo si están bien contadas, como es el caso de esta primera parada dentro de ‘Small Axe’.

Mucha culpa la tienen los dos nombres anteriormente mencionados (y todo el equipo técnico). Que presentan un guion repleto de discursos que arañan y de silencios que rompen. Y una dirección que acierta en todo, incluso en una división de la ‘trama’ con la que, en un inicio, no estaba demasiado contenta. Pero todo esto, el ritmo narrativo, la estética y los mensajes que acompañan a la historia, no habría tenido el mismo efecto sin unos conductores excepcionales. Todo el reparto de ‘El Mangrove’ merece un atronador aplauso. Porque no sólo nos entregan un trabajo sobresaliente, sino que nos entregan interpretaciones auténticas, repletas de verdad. Que nacen de un compromiso férreo con lo que están contando y con las personas a las que representan.

Empezando, por supuesto, por un Shaun Parkes que da vida y otorga alma a Frank Crichlow. Y siguiendo por Letitia Wright (Altheia Jones), Malachi Kirby (Darcus Howe) y Rochenda Sandall (Barbara Beese). Por destacar tan solo unos cuantos nombres del maravilloso conjunto de intérpretes que se entregan al máximo en esta historia. Que la hacen suya, logrando que los espectadores la sintamos como nuestra. Personalmente, no he podido evitar emocionarme con Wright y Sandall, con ellas y con sus ‘personajes’, con su fuerza y su determinación.

‘El Mangrove’ es una demostración del talento joven y del talento maduro. De cómo las historias que importan, si son bien contadas, funcionan independientemente de la fórmula. Y una denuncia firme contra la desigualdad y el racismo que siguen rodeándonos en todos los rincones del planeta. Necesaria, emocionante, impactante y, en definitiva, magnífica.

‘El Mangrove’, primera parte de la antología ‘Small Axe’ de Steve McQueen, se estrena en exclusiva en Movistar+, el próximo jueves 7 de enero.

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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