Esta crítica no contiene spoilers de ‘La extraordinaria playlist de Zoey’, y ha sido realizada después de ver sus cinco primeros episodios.
Zoey Clarke es una joven y brillante programadora que comienza a abrirse camino en San Francisco. Nunca ha sido de grandes fiestas o de ir siempre pegada a unos cascos. Pero, tras un extraño suceso, la música se convierte en una parte fundamental de su vida. Y es que, sin saber muy bien cómo, comienza a escuchar los pensamientos, anhelos y sentimientos de las personas que la rodean, pero transformados en grandes éxitos. Esta es la premisa de la que parte ‘La extraordinaria playlist de Zoey’, serie que se estrena en HBO España este mismo viernes 7 de agosto.
Un musical que, tras ver sus cinco primeros episodios, he encontrado tierno, dulce, divertido e inspirador. Además de original. Parte de la frescura de la serie está directamente relacionada con lo diferente de su trama, en la que se unen diferentes géneros (también musicales), lo que permite que la ficción pueda llegar a un público muy amplio. Ya en su primer episodio creí estar ante una de esas series perfectas para cualquier momento y cualquier compañía. Un presentimiento que, cinco episodios después, se ha terminado convirtiendo en una certeza.
La luminosa y emocional Jane Levy, encargada de dar vida a Zoey, lleva consigo una importante parte de la humanidad de la serie. Que no es poca. Además de que el entretenimiento está garantizado, en ‘La extraordinaria playlist de Zoey’ también hay emoción, amor, pérdida y dilemas que hacen que la propuesta no quede vacía. Con sólo cinco episodios es complicado dar un veredicto final, pero, basándome en ellos, creo que la serie ha logrado encontrar el equilibrio, mirando a diferentes públicos e historias. Prueba de ello es su renovación por una segunda temporada.
Para los amantes de los musicales
Es uno de los primeros pensamientos que cruzaron mi mente durante el visionado del piloto. Esta es una serie que hará las delicias de los amantes del género musical. En primer lugar, por sus números. En plenas calles de San Francisco, en unas oficinas abiertas y modernas o en un pequeño e impersonal piso. Los escenarios van rotando, pero la tónica siempre es la misma. Bailes colectivos, uno o dos protagonistas por número, colorido y temas conocidos por todos. Canciones que, además, tocan diferentes estilos y épocas, conectando así con los más jóvenes, pero también con franjas más adultas.
Esta variedad supone una segunda razón por la que ‘La extraordinaria playlist de Zoey’ puede conquistar desde un primer contacto a los seguidores del género musical. Canciones perfectamente seleccionadas, que nos cuentan una historia y nos cuelan en el interior de los personajes. Y que, por ser grandes éxitos de distintas épocas, conectan con nosotros y nos invitan a cantar y a mover los pies. Porque son temas que también han formado parte de nuestra banda sonora particular y que nosotros mismos hemos utilizado para expresar o entender nuestros sentimientos. A veces, coincidiendo con los que vemos en la pantalla. Y otras veces siendo totalmente contrarios.
Además del disfrute evidente, la serie de NBC pone en evidencia la universalidad de la música y el poder de la misma. Sus personajes se expresan a través de canciones y su protagonista les conoce y les ayuda gracias a ellas. Y nosotros, los espectadores, exploramos nuestras historias y las suyas a través de esos temas. Incluso de aquellos que habíamos sentido de manera diferente.
Todo es encantador
Nunca había utilizado este adjetivo para referirme a una serie o a un reparto. Pero en ‘La extraordinaria playlist de Zoey’ todo es encantador. Su visionado es equivalente a esos encuentros casuales con personas amables, divertidas, atentas e inteligentes a las que da gusto escuchar. Ya en sus primeros compases, creí haber encontrado una de esas perlas cargadas de luz y de buena energía, que apetece ver siempre, también cuando no hay ánimo para mucho más.
Puede que esta sea la mayor virtud de una serie en la que no falla nada. Su guion no es brillante, pero sí natural, algo básico para entrar en lo que estamos viendo. El reparto está acertado en la interpretación y también en los espectaculares números musicales. La banda sonora es una delicia. Y los temas y dilemas escogidos, así como su vestuario, su fotografía y sus localizaciones, merecen un notable. Todo ello sin pretender grandes cosas, transmitiendo una amabilidad y una humanidad que acercan la serie a los espectadores.
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