Viajar por todo el globo y disfrutar de los sabores de cada uno de sus rincones es el sueño dorado de todo amante de la cocina. Conocer de cerca las gastronomías de lugares tan dispares como Marruecos, Perú o Vietnam, un privilegio del que tan solo unos pocos afortunados pueden disfrutar, y que ahora nos acercan Pilar Latorre y Cristina Morató. Con su libro ‘Destinos gourmet’, nos invitan a enfrascarnos en una especie de vuelta al mundo gastronómica, en la que visitamos algunos de los restaurantes más emblemáticos del momento. También mercados, pequeños locales y lugares de ensueño. Todo ello para conocer los sabores de algunos de los destinos gastronómicos por excelencia.

La idea del libro, ese viaje entre platos típicos y productos autóctonos, es inmejorable. Como también lo son su formato y diseño, esa combinación de textos cortos con fotografías que, en muchas ocasiones, son una delicia. También se acierta con los destinos, aunque terminan quedándose cortos para quienes tenemos demasiada hambre de lugares nuevos. ‘Destinos gourmet’ está bien escrito, su lectura es sencilla y cuenta con un extra en forma de recetas. Algunas más fácilmente replicables que otras.

Pero no es perfecto. Ni está cerca de serlo. En relación a esas fotografías de las que hablaba, si bien es cierto que algunas son una delicia, hay otras que sacan totalmente de la lectura. Y que, sobre todo, transmiten una sensación de todo menos positiva. Encontrarme con las autoras del libro en repetidas ocasiones, pasa de guiño amable a exceso de protagonismo. Y puede que esto sea una percepción totalmente personal. Pero cuando comencé a leer y, por tanto, inicié el viaje, quise sentirlo como propio. Ver mercados, restaurantes, platos y productos a través de los ojos de las autoras. No sentir que era casi más un diario de las mismas o uno de esos álbumes que nos obligan a ver en las visitas de cortesía a casa de ciertos familiares.

Cuando la cámara se fija en la vida de los lugares que visitan y en la belleza de sus productos, las fotografías aportan un extraordinario valor a ‘Destinos gourmet’. Pero cuando fotografía a las autoras aquí y allí, ese valor se difumina. Por supuesto, es lógico y entendible que aparezcan. Con los chefs a los que visitan, en algún enclave o probando los platos de los que hablan. Pero, como digo, su presencia llega a ser excesiva y puede generar la desconexión que he sentido en mi propia piel.

Por otro lado, quizá se agradecería una mayor presencia de las diferentes gastronomías. Hay algunas en las que no se ahorra en detalles, como la peruana, pero otras que se quedan algo cortas. Y que, por tanto, no llegan a transmitirse del todo al lector. Se nota, o quizá también sea percepción propia, que Cristina Morató, la encargada de los textos, conoce mejor unas gastronomías que otras. O le apasionan más. De ahí que haya una mayor información o una información mucho más profunda en determinados casos.

Para un primer acercamiento, las píldoras que nos entregan están bien. Pero es evidente que quien quiera una radiografía más completa de gastronomías como la tailandesa o la vietnamita, tendrá que buscar fuera de ‘Destinos gourmet’. Es como si el libro fuera un paseo a vista de pájaro sobre los lugares y las gastronomías que visita. Sin entrar demasiado en ellas, extrayendo lo importante y pasando a lo siguiente. Y esto no tiene por qué ser negativo, es simplemente su concepción. Puede gustarte más o menos o encajar contigo más o menos.

Lo que sí hay en este libro es mucho lujo, tal y como promete su propio título. Los restaurantes más exclusivos y vanguardistas de los países que visita, los platos más sofisticados y los enclaves más exclusivos. En este punto, pese a que personalmente practico otro tipo de turismo completamente alejado, lo único que no termina de convencerme es la parte más publicitaria, los fragmentos dedicados única y exclusivamente a hoteles. Unas líneas que, considero, no aportan absolutamente nada a la lectura.

Así pues, ‘Destinos gourmet’ se me queda a medio camino. Es una buena idea, con unos destinos bien escogidos, unas recetas interesantes y atractivas y un diseño que entra por los ojos. Pero un proyecto final en el que quizá haya demasiado protagonismo de las autoras, menos profundidad de la deseada y un espacio demasiado grande para la publicidad. Lo mejor es que se trata de una lectura rápida y sencilla, que los amantes de la gastronomía se beberán en un par de horas a lo sumo, y de la que pueden sacar platos que replicar y alimentar sus ganas de viajar y probar.