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En los ojos de André Holland

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En los ojos de una persona se puede ver el mundo entero, con todos los sentimientos y los pensamientos que agolpa. También nos podemos ver a nosotros mismos, con una imagen realista o distorsionada. Y podemos ver nuestros propios miedos o nuestra propia alegría. No en vano, dicen que son el espejo del alma, y no se equivocan al hacerlo. A estas alturas, no sé si conozco el alma de André Holland, pero sí creo conocer la de sus personajes. El actor estadounidense acaba de estrenar ‘The Eddy’, serie de Netflix en la que nos entrega a un complejo Elliot en el que veo mucha más transparencia de la que al músico le gustaría. 

Después de verle en sus trabajos más recientes, tengo la firme convicción de que su mirada es capaz de sostener cualquier cosa. De que en torno a ella se puede construir toda una ficción y de que supone en sí misma un motivo más que justificable para visionar cualquier producto. Supongo que Jack Thorne y Damien Chazelle piensan algo similar, porque han apoyado una importante parte de ‘The Eddy’ en esta mirada. Sin ser un rostro demasiado conocido para el público general, la de situar a André Holland como uno de los principales centros de acción de la serie ha sido una apuesta segura. Nada falla cuando hay verdad

Eso es algo que no falta en los ojos del actor y, sobre todo, en los de sus personajes. He visto esa verdad en todos sus trabajos, incluso en aquellos en los que su presencia es pequeña, aunque siempre significativa. Me enamoré de ella en ‘Moonlight’, de su humanidad y de su cercanía. No era un extraño cuando apareció en el restaurante, ya conocíamos Kevin, pero no era fácil que se creara una sensación de familiaridad tan potente con tan poco espacio. Y André Holland, con su sonrisa sincera y sus expresivos ojos, lo consiguió. En ese momento, pensé que sería cosa del personaje y de lo mucho que entró en mí la historia, pero unos proyectos más tarde comprendí que esa es la magia del actor. 

El Elliot de André Holland

André Holland

No soy capaz de imaginar a otro Elliot para ‘The Eddy’, pero, siendo sincera, tampoco es un ejercicio que me interese demasiado. André Holland, con el perfecto backup de Chazelle, Thorne y su equipo, nos ha regalado el Elliot perfecto. Un Elliot que ama la música, pero que por momento se olvida de ese amor tan profundo que siente por ella. La tiene como refugio, como acompañante constante y eterna, pero también la ha convertido en su ingreso vital, en su trabajo. Y ya sabemos qué ocurre cuando pasa eso y, sobre todo, cuando llegan los problemas. La ilusión se va. 

Un hombre que vive presa del dolor que no se atreve a confesar y ni siquiera a sentir. Es su excusa perfecta para no estar bien, pero no pasa el duelo, no expresa el dolor que hay en su interior y no lo deja explotar. Todo eso lo veo en los ojos de André, la terrible contención que titubea y amenaza con romper con todo a cada paso que da. La chispa de la pasión por la música cuando olvida lo demás. La preocupación por una hija a la que ama, pero a la que no sabe cómo tratar o cómo acercarse. Porque tiene miedo a repetir los errores del pasado y a provocar un desastre que ya provocó en su día. Veo la amistad, el cariño y el orgullo, y también una cruda necesidad que saca lo peor y, a veces, lo mejor de él. 

Y estoy segura de que las palabras, elegidas con gusto y acierto, ni siquiera serían necesarias teniendo los ojos de André Holland en escena. Ellos solos te introducen en el torbellino que es el interior de su personaje y te transmiten, de manera directa y con una fuerza que no muestra su semblante muchas veces hierático, el sentimiento exacto que acompaña a cada secuencia. Aunque aprecio una facilidad pasmosa de este actor para interpretar con realismo y naturalidad, creo que Elliot ha sido un reto, por su complejidad y por las muchas aristas que posee el personaje. Reto evidentemente superado con nota. Y quiero, con todas mis fuerzas, que creadores y directores originales y con personalidad, como Damien Chazelle o Barry Jenkins, sigan retándole. Para que pueda seguir contándonos vidas y mostrándonos mundos solo con su mirada. 

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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