Octavo episodio de la cuarta temporada de ‘La Casa de Papel’. Termina y esperas a que haya otro, pero ya has llegado al final y toca esperara. De forma instantánea aparece ‘La Casa de Papel: El fenómeno’. Hay dos tipos de personas: los que, curiosos, siguieron viendo este documental o los que cerraron Netflix y a otra cosa. Este es un llamamiento a ese segundo grupo para que vean que se están perdiendo.
‘La Casa de Papel: El fenómeno’ es un documental de 57 minutos capaz de ponerte el vello de punta. ¿Por qué? Pues porque nos muestra el complejo viaje de la serie.
Cuando ‘La Casa de Papel’ dejó Antena 3 lo hizo de forma definitiva y sin vistas de una nueva temporada. La segunda había fracasado y no había más que hacer. Hasta que Netflix decide comprarla “como fondo de armario” tal y como dicen los encargados de la serie.
Y esa es una de las mejores cosas que tiene ‘La Casa de Papel’. Está donde está por la gente. Por el boca a boca, por la fuerza de un movimiento. No necesitó de las grandes campañas de publicidad y marketing de Netflix. Detrás ya tenía a todo un ejército de fans que querían unirse a la resistencia.
La realidad es la serie estalló y es muy interesante ver cómo pasa de una serie nacional con presupuesto limitado a una gran producción de Netflix. De necesitar un croma para simular Tailandia a irse a grabar a una isla paradisíaca. Y sobre todo, ver el movimiento global que se ha generado a su alrededor. Legiones de fans que se acercaban a las localizaciones de rodaje y no permitían que este continuará debido a la masificación de personas. Todos ellos gritando y a clamando a sus actores como si fueran estrellas de rock.
Pero este reportaje también es necesario para que el público español termine de reparar lo lejos que ha llegado esta serie española. Atrás quedan los tiempos de “es que todas las series españolas son basura” o “no podemos competir con los americanos”. Porque para muchos, ‘La Casa de Papel’ consiguió quitarles la venda de los ojos y hacer que se dieran cuenta de que nuestra ficción y nuestras historias no tienen nada que envidiar.
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