¿Qué hay detrás de un videojuego? ¿Cómo se construyen esos universos y qué ambiente reina en las empresas? ¿Es todo un mundo de fantasía y color o en realidad crear estos videojuegos es un trabajo tan tedioso y común como el resto? Estas son algunas de las preguntas que todos, incluso los que no sentimos una ferviente pasión hacia este sector, nos hacemos cuando pensamos en la trama con la que se nos presenta ‘Mythic Quest: Raven’s Banquet’. La nueva serie de Apple TV+, que se estrena este mismo viernes 7 de febrero, nos introduce de lleno en una de esas empresas, concretamente en el equipo responsable de la creación de uno de los videojuegos más populares del mundo. 

Un equipo que ahora, en el momento en el que el espectador se encuentra con él, se enfrenta al rento de lanzar una nueva expansión que puede suponer su ascenso definitivo al Olimpo o, por el contrario, el fracaso que rompa la burbuja en la que llevan dos años viviendo. Como es de esperar, la situación tensa provoca que florezcan los egos, las envidias, las inseguridades y los asuntos pendientes, separando a los miembros del equipo y presentándonos todo tipo de situaciones estrambóticas. 

Con esta sinopsis, ‘Mythic Quest: Raven’s Banquet’ podría ser perfectamente un drama. El mundo de los videojuegos y todo lo que mueve dan para ello, pero en este caso los creadores de la serie han apostado por una comedia de situación. Pensándolo fríamente, este universo de los videojuegos también encaja a la perfección con este género audiovisual, una percepción que se confirma con el visionado de los primeros capítulos. Lo nuevo de Apple TV+ es divertido, es loco, es extraño -en el buen sentido de la palabra- y es ameno. La duración de los episodios (unos 30 minutos) y el carácter liviano de la trama principal y de las subtramas hacen que sea muy fácil ver esta serie, inmejorable opción para un maratón de domingo por la tarde. 

Eso la hace casi universal. Personalmente, nunca me he sentido especialmente atraída por el mundo de los videojuegos, de ahí que entrara en ‘Mythic Quest: Raven’s Banquet’ de manera titubeante. Nunca he ido más allá de jugar a algunos de los títulos más populares a nivel mundial, siempre de manera esporádica y sin demasiado entusiasmo. Y, sin embargo, nada me ha sido ajeno durante el visionado. Quizá hay aspectos que me han sorprendido más de lo que deberían, pero no he sido una forastera, ni he sentido a los protagonistas como tales. Con videojuegos o sin ellos, la comedia amable conecta de manera sencilla con el espectador, de la misma manera que lo hacen el estudio de la propia condición humana y las relaciones interpersonales. 

Si bajamos a lo más esencial, es precisamente de esto de lo que nos habla la serie, aunque en esta ocasión llegue decorado con armas, ordenadores e historias bizarras. ‘Mythic Quest: Raven’s Banquet’ es perfecta, probablemente inmejorable, para los amantes de los videojuegos, pero también está pensada para quienes no conocen este universo -aunque nos cueste más entrar-. Es una serie para pasar un buen rato, para desconectar y para reflexionar acerca de tantos aspectos como queramos. Yo me quedo con la poca distancia que existe en realidad entre todos nosotros, entre nuestros trabajos, nuestras inquietudes y nuestros miedos.