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‘Patria’, capítulo 3: el amor de una madre

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Siento que Miren es la gran protagonista de este tercer capítulo de ‘Patria’. Miren, a quien da vida de forma sensacional Ane Gabarain, me hace pensar en la ausencia de grises, en la necesidad, en ocasiones, de contemplarlos, en el amor de una madre y también en la traición, consecuencia de todo lo anterior.

En este tercer capítulo de ‘Patria’, que se estrenó el pasado 27 de octubre en HBO, viajamos al pasado para conocer y exploramos un poco el otro lado de la moneda. No siempre para apoyarlo, no siempre para justificarlo, no siempre para entenderlo. Ese otro lado de la moneda tiene negros, blancos y muchos grises, y tiene en el miedo de la comunidad y en los silencios cómplices un componente de rabia y de impotencia que he experimentado con fuerza en este visionado. ‘Patria’ sigue demostrando, en su tercer asalto, que es capaz de provocar emociones y que esas emociones son fuertes, y son importantes. Sus imágenes siguen siendo contundentes y sigue hablando con silencios, que es algo que siempre apreciaré en cualquier ficción o película. Que no haya miedo a que los personajes se queden en silencio.


Patria - Capítulo 3 - Foto David Herranz (3)
Foto: David Herranz | HBO

Sobre el otro lado de la moneda

Txato (José Ramón Soroiz) es señalado públicamente en este tercer capítulo de ETA. Las calles de su pueblo de toda la vida se inundan de pintadas que lo acusan de ser un chivato y de ser un opresor, y mientras el hombre acude a reunirse con sus amigos de siempre para pedalear, recorre con la mirada la traición pública de esa gente que le conoce de toda la vida. Sus amigos de siempre lo esperan en silencio, y es el silencio el que lo acompaña hasta el final del día.

No encuentra las palabras ni siquiera en Joxian (Mikel Laskurain), su mejor amigo; aunque éste lo intenta con cobardía al principio, aunque después se olvida y solo se acuerda de que Txato es su amigo, termina sucumbiendo al silencio acusador del resto y uniéndose a él. Por miedo, y también porque se supone que es lo que debe hacer. Porque personas como Txato, se supone, contribuyen a la opresión y la represión que vivía el pueblo vasco, así que no hay lugar para amistades. El espectador, ante esto, siente impotencia. Porque no se olvida de todo lo que ha sido el Txato, de quien realmente es, antes de ser señalado. Y porque sabemos cómo acaba la historia. Pocas veces antes conocer el final había jugado tan a favor de un desarrollo.

También en este episodio vemos esa opresión y esa represión que sufre la comunidad vasca. Y esto no significa que con ello quede justificado todo lo demás, los asesinatos y las extorsiones a personas como Txato, significa simplemente que también pasó. La ausencia de una escala de grises se convierte entonces en una necesidad para entender la visión general. No solo porque una familia sea despertada y humillada en plena noche, sin presunción de inocencia ni educación que valga, sobre todo por cosas como una negación que encontramos después. “En español se dice…”, le recuerda, le obliga, un guardia civil a la joven Nerea (Susana Abaitua), anulando así un idioma propio, tan válido y tan reconocido como el castellano. No me detengo en ese otro momento desagradable de esta escena, porque ese tipo de abuso de poder no nace sólo en este conflicto.


Patria - Capítulo 3 - Foto David Herranz (5)
Foto: David Herranz | HBO

Esto también existió, y aquí lo vemos. No todo vale para luchar por la libertad deseada que gritaba ETA, pero para luchar contra esa lucha tampoco todo debía haber valido. Esa es una de las reflexiones que pueden extraerse de este capítulo. Y tampoco nos confundamos: las víctimas principales siguen siendo quienes sufrieron el terrorismo, pero sería hipócrita negar el sufrimiento de esta otra cara de la moneda.

Sobre Miren, la protagonista de este capítulo

Creo que Miren es la protagonista de este capítulo porque a través de ella vemos todo lo que importa en este episodio. Incluso el sufrimiento de Bittori (Elena Irureta), que sobre todo en estos minutos sufre por su amiga, por sus decisiones y su ausencia.

Durante los primeros compases, nos quedamos de piedra ante la fortaleza y la serenidad de una Miren que es la que dirige a su familia. Es la matriarca, la que permanece de pie, en su lucha personal, cuando el resto se sienta y tiene que arroparse. A Miren no le mueve el miedo, como sucede con muchas personas a su alrededor. Miren se mueve al compás de la rabia que siente por aquello que enrabietó a su hijo y le hizo marcharse. Porque Miren, desde la pérdida de Joxe Mari (Jon Olivares), empieza a vivir como si viviera por él. Por eso se une a la misma manifestación que había evitado semanas atrás. No por ideas políticas, porque no tiene ideas propias, sino porque siente que apoyar esa lucha significa apoyar a su hijo.

Y se aleja de Bittori, porque para Miren no hay grises. Solo hay blancos o negros, un bando u otro. Ella está en el bando de Joxe Mari, y si Bittori está en el contrario, entonces no pueden ser amigas. Así, lo que un día es un café amistoso en el que comparten confesiones y miedos, al día siguiente su presencia se convierte en “ganas de provocar”. Cuando le señalan la amenaza no ve nada más, porque esa amenaza es negra y no conoce de amigos; y ella tampoco había sido capaz de verla antes, porque no tiene ideas propias. Y porque, al final, Bittori es la misma persona que le había ayudado a recoger la casa tras el destrozo de la amenaza real para su hijo.


Patria - Capítulo 3 - Foto David Herranz (2)
Foto: David Herranz | HBO

Pero para Miren se ha acabado, porque para Miren no hay nada más importante que el amor de una madre. Eso es lo que mueve a este personaje, que traiciona sin pestañear y se une al vacío comunitario que condena a Txato.

‘Patria’ es constante

Eso es lo que pensamos, desde el punto de vista de la ficción, al ver este tercer capítulo de ‘Patria’. Después de una presentación desgarradora, potente, prometedora, la tercera entrega sigue las fórmulas y las formas que conmocionaron y convencieron. Las conversaciones son tan naturales como sus intérpretes, nos transportan con facilidad al escenario retratado y nos acerca a los personajes hasta sumergirnos en sus problemas.

En este capítulo también vemos a Bittori desmayarse después de un episodio de enfermedad física, ocurrido mientras escribía una carta a Joxe Mari, en el presente. Ese rechazo hacia Txato, el nacimiento del mismo, y la impotencia de un hombre que no ve la amenaza al principio, porque se siente tan vasco como todos sus vecinos, porque se siente apreciado por ellos, porque cree que lo protegerán. Y otro momento muy emotivo protagonizado por Arantxa (Loreto Mauleón), que lo que busca de Bittori es su perdón.

Con este capítulo de ‘Patria’, además, me he preguntado cómo se verá esta serie fuera de España, porque en ocasiones la siento como si estuviera colándome en la vida de las personas, casi de manera ilegítima. Para otros, fuera, supongo que será sólo ficción. Una ficción bien hecha.

Judith Torquemada
Periodista, feminista, marvelita, Taylor Swiftista. Escribo sobre cine, libros y música. Se me da bien aprenderme letras de canciones y enamorarme de personajes ficticios. Aragorn dijo: por Frodo. Lo suscribo y lo amplío: por Ned Stark. Yo soñaba cada día poder alcanzar la playa, desde aquí, desde mi casa. Tomorrow there'll be more of us.

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1 Comment

  1. Enhorabuena por tu crítica! Estoy totalmente de acuerdo en casi todo.
    Sin embargo creo que esos grises de los que hablas no se definen hacia un lado. En el lado de ETA vemos muchos matices, gente que no es ni buena ni mala, o que ni siquiera sabe en qué bando está porque está en el suyo propio, gente que se ve llevada por las circunstancias… En el lado de la policía no se ve eso. Son malos. Y punto. Te sacan de casa y te humillan. Te meten mano en los controles. Pisotean tu cultura. Y creo que ahí es donde la serie en este capítulo patina, porque no muestra que no todos los policías eran así, o que muchos sólo hacían su trabajo, o que muchos sólo querían proteger a su gente, a su pueblo. Muestra machitos bordes e intransigentes que disfrutan con el sufrimiento y la humillación ajena. Y ahí no hay grises.
    Es una lástima que toda la profundidad se haya perdido en ese sentido y esos personajes secundarios.

    Un saludo!!

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