Se considera que la percusión es la forma instrumental más antigua que existe. Podríamos decir que los pueblos más primitivos la usaban golpeando trozos de huesos. Y, de hecho, los instrumentos que forman parte de ella se utilizan para crear patrones de ritmos. Pero, desde sus orígenes, ha evolucionado mucho y hoy contamos con las cajas de ritmos. 

¿En qué consiste una caja de ritmos?

Se trata de un instrumento musical electrónico que produce sonidos parecidos a los de una batería u otros instrumentos pertenecientes al ramo de la percusión. Estos sonidos pueden ser patrones grabados previamente o ritmos compuestos en el propio dispositivo. 

Sus orígenes se remontan a los años treinta del siglo XX, cuando el compositor norteamericano Henry Cowell y el ingeniero soviético León Theremin (famoso por el peculiar instrumento al que da nombre) crearon el “ritmicón”. Este primitivo aparato tenía un pequeño teclado mediante el que se introducían secuencias rítmicas que quedaban grabadas en discos metálicos perforados. 

Estos ritmos eran muy sencillos. Se basaban en la combinación de unos pocos armónicos que, a su vez, eran producidos por un oscilador de onda senoidal a través de tubos de vacío. 

Sin embargo, la primera caja de ritmos programable apareció en los años setenta. Y la gran revolución de estos dispositivos llegó con las nuevas tecnologías. A mediados de los ochenta, sus prestaciones mejoraron mucho al permitir trabajar con bases de sonido real y también añadir otros a través de tarjetas de expansión. 

Por otra parte, no debemos confundir las cajas de ritmo con los secuenciadores. Estos últimos son aplicaciones informáticas conectadas mediante una interfaz a varios instrumentos sobre los que permite trabajar. Es decir, puede componer con ellos, programarlos, reproducirlos y controlarlos. Así, los secuenciadores son la base sobre la que se asientan todos los dispositivos de instrumentación electrónica. Entre estos, las propias cajas de ritmos, pero también los sintetizadores o los samplers. 

¿Cómo funciona una caja de ritmos?

No obstante, pese a lo dicho, toda caja rítmica también incluye un secuenciador en tanto graba, programa y reproduce secuencias musicales. Pero cada una de estas es limitada y se reproduce en bucle hasta que el dispositivo recibe orden de pasar a otra. 

La programación de una caja de ritmos puede hacerse de dos formas. La primera es hacerlo pulsando los pads o sonidos siguiendo el ritmo de una claqueta. En cuanto a la segunda, consiste en ir grabando nota a nota sobre una gráfica o patrón dividido en compases. 

Una vez grabados los sonidos en la caja de ritmos, se almacenan en ella agrupados en sets. Es decir, en grupos diferentes según su tipología (batería, percusión, electrónica, etc.). Finalmente, es necesario aclarar que, en estos dispositivos, no pueden separarse las notas por su duración. Todas ellas se reproducen en su totalidad como sonido. 

En conclusión, las cajas de ritmo se han perfeccionado mucho desde sus orígenes. Ahora podemos encontrarlas como Beatbuddy, por ejemplo, que consigue sonidos hiperrealistas y es muy fácil de utilizar.