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Vivir con Fleabag

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Estuve medio año preguntándome por qué ‘Fleabag‘ se había llevado cuatro Emmys en la última edición de los Premios. Mejor serie de comedia, mejor actriz protagonista de comedia, mejor dirección de comedia, mejor guion de comedia. Todos apuntaban a esta serie con el dedo y, sin dejar de señalándola, gritaban: ¡la mejor serie de comedia! Y yo me preguntaba: ¿y por qué? Pero nunca la veía. Hasta que hace mes y medio me decidí, y me puse el primer capítulo. Vi cuatro de un tirón. Después terminé la temporada, y vi la segunda en un solo día. Y cuando ya la había acabado, y leía angustiada que no tendría una tercera, decidí que la mejor decisión que podía tomar en esos momentos de desamparo era, simplemente, volver a verla.

Así es como terminé viendo ‘Fleabag’ dos veces en apenas una semana. Así es vivir con Fleabag. Que es comedia, pero, en fin, no es solo comedia. Lo típico.

Fleabag

¿Qué es ‘Fleabag’?

Fleabag es el nombre de esta serie y también de su protagonista. La da vida Phoebe Waller-Bridge, que también la dirige, la escribe y que también desarrolló la obra de teatro de la que parte. A Phoebe Waller-Bridge es a quien rezo cada noche antes de dormir. Y eso que ‘Fleabag’ es una serie muy simple. Quiero decir, lees el argumento y seguramente pienses: ya la he visto antes, que es un poco lo que pensaba yo antes de verla. No la había visto antes, y vosotros tampoco la habéis visto antes si no habéis visto esta. ‘Fleabag’ es ‘Fleabag’ y nada más.

Aunque su argumento nos suene: una chica londinense que trata de ganarse la vida con su propia cafetería, lidiando con problemas económicos y con una vida sexual tan activa que le causa problemas, porque en ocasiones (muchas) no tiene límites. También lidia con la pérdida de su mejor amiga, y con su aparente incapacidad para tomarse la vida en serio.

Fleabag es joven, directa y descarada. Es una persona muy social y extrovertida, que en realidad se guarda las cosas más importantes para sí. Es ingeniosa, irónica, divertida y siempre encuentra cómo salirse del tono, aunque no siempre lo haga con esa intención. Es ella misma, en todo momento. También cuando te cae mal (nunca me ha caído mal), también cuando cuestionas sus actos (esto sí lo he hecho). Es también orgullosa y cabezota, y todo lo que existe a su alrededor -su familia, su trabajo, su concepto de vida, el cura- es raro, en el sentido de: no es corriente. Tiene anomalías, excentricidades; la mayoría vienen dadas por la propia Fleabag, pero otras veces son y punto. Como su hermana, que es excéntrica y punto, pero a su manera.

Todo es un poco así en esta serie: a su manera. A la manera de la serie, como si tuviera vida propia, que no es más que la vida que le ha dado Phoebe Waller-Bridge (amén).

Fleabag

El gran detalle de ‘Fleabag’

Esta serie podría funcionar sin El Gran Detalle, porque su protagonista y las situaciones que viven ya son suficientemente originales e interesantes como para tenernos ahí, pero es que además… El Gran Detalle. Fleabag vive con una cámara pegada a ella, que somos nosotros. Nosotros llevamos esa cámara. Somos testigos directos de lo que le sucede, y Fleabag lo sabe, así que a veces nos habla. Directamente. Nos mira y nos habla. Porque sabe que su vida da para una serie, y se siente protagonista.

Nos mira y nos cuenta detalles que no puede compartir con su interlocutor real, o nos adelanta reacciones que van a tener las personas con las que está, porque las conoce de sobra como para anticiparse a ellas. Levanta las cejas cuando acierta. Nos mira sorprendida cuando algo es sorprendente. Se guarda sus incomodidades para nosotros. Vivimos con ella. Nos mira y nos cuenta cosas como los espectadores, todos nosotros, nos contamos a nosotros mismos cosas en voz alta. Y entonces lo ves en una pantalla y, claro, te ríes. Compartes confidencias con ella, compartes secretos. Nadie se da cuenta de esa cámara que persigue a la protagonista.

Dos apuntes breves sobre esto último. Uno: nadie se da cuenta, salvo una excepción (quizá la mejor escena de la historia de la serie). Dos: la cámara deja por fin a Fleabag, y yo lloré a mares. Antes me había reído a carcajadas, así que todo está bastante compensado.

Llevo un mes y medio obsesionada con ‘Fleabag’, y con Fleabag, y con Fleabag y con el cura. Llevo un mes y medio pensando cada día: ¿habrá tercera temporada?, aunque supongo que está bien que solo haya dos y que haya terminado como termina, porque puede ser un final. Su vida ya no es una serie de televisión para reírnos y sorprendernos, ahora es una vida sin más. Entiendo que ese es el final, pero, en fin, esta gente ha conseguido que nos enamoremos de un cura, así que debería continuar. Por respeto y por compromiso, creo yo. Sino… supongo que tendré que volver a verla. La verdad es que ya no sé vivir sin ‘Fleabag’.

Tenéis las dos temporadas en Amazon Prime Video.

Judith Torquemada
Periodista, feminista, marvelita, Taylor Swiftista. Escribo sobre cine, libros y música. Se me da bien aprenderme letras de canciones y enamorarme de personajes ficticios. Aragorn dijo: por Frodo. Lo suscribo y lo amplío: por Ned Stark. Yo soñaba cada día poder alcanzar la playa, desde aquí, desde mi casa. Tomorrow there'll be more of us.

Javier Sólo publicará ‘La Noche Más Larga’ el próximo 22 de mayo

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