Hay muchos detalles en ‘El tercero de la tercera’ de ‘#Luimelia’. Detalles grandes y también pequeños. De los que llaman un poco más la atención y aquellos que cuestan destapar. Como las etapas que todos vamos viviendo o sufriendo con el paso de los años y los cambios. Los tan dichosos cambios… 

Los miedos de Nacho

Nacho sigue sufriendo por el adiós de María. Y lo vemos intentando encauzar ese futuro que creía atado y seguro. Pero con esas sombras que siempre nos dejan los miedos. Sobre todo, cuando una relación se rompe porque la otra persona toma la decisión. Ese hecho provoca un maremágnum de sensaciones. Una inestabilidad que es complicada abrazar.

Por un lado, no quieres quedarte esperando. No te apetece ser el tonto a la tres que cree que el tiempo todo lo recompone. Pero, por otro lado, empezar de cero es una montaña demasiado empinada. Porque los miedos se arrastran. Así vemos a Nacho intentando caer bien a Marina. Dejando claramente expuesto que es un tío poco común, por miedo a que lo común haya roto su anterior pareja. Y engalana sus palabras para llamar su atención. Cuando lo mejor y lo más sencillo sería romper la mentira con la verdad. Porque mostrarse roto ante alguien es algo que deberíamos aprender a hacer. Sin sentir vergüenza.

Los miedos de Marina

Mientras tanto, tenemos a Marina que cree que tampoco puede ser ella en plenitud porque, a su lado, está aquella persona que una vez desapareció. Y aunque se ha atrevido a quedar, no quiere repetir las mismas experiencias. Ni sentir ese vacío enorme que se quedó. Quiero intuir que si Marina está aquí es porque esa puerta se ha de abrir o de cerrar hacia un objetivo común. Ya sea comenzar de cero o perdonar y poner una tirita final.

Así que nos plantamos, en el inicio, ante dos personas que quieren comenzar de cero pero que creen que no son suficiente para quien tienen enfrente. Porque, aunque parezca una locura, antes de dar a nadie, debes darte a ti mismo. Antes de dar la mano a nadie debes debatir con tus inseguridades e intentar echar algo de alcohol a las heridas.

No sé qué Nacho nos encontraremos en los capítulos restantes de ‘#Luimelia’. No sé si se intentará resguardar en Marina, aunque siga pensando en María. Me gustaría creer que no. Que Marina no será utilizada. Pero todo lo relacionado con el amor es complejo en toda la extensión de su palabra. 

Amelia con Luisita, entre la verdad y la mentira

Siempre es más complejo abordar cualquier trama desde la mentira. Más complejo porque luego hay que hacer encaje de bolillos. Y en este caso, ambos creadores, juegan a las opciones. A qué es mejor para los personajes y qué no. Por lo que deciden crear en Amelia ese miedo a no gustar a tu pareja con ciertas debilidades. Sobre todo si esa debilidad tiene nombre de mujer.

Pepa llega de nuevo a la vida de Amelia para intentar hacerle dudar. Y Luisita, en segundo plano, espera conocedora de que algo no funciona bien. Pero espera confiando en que, finalmente, Amelia tenga la valentía suficiente para abrirse. A veces es solo cuestión de dar espacio. Y todo fluye de mejor manera.

Entre la verdad y la mentira observamos a una pareja con mayor profundidad. Con ese aura especial de ir construyendo el futuro. Con mucha más madurez que en su primera temporada.

Amelia y el amor

En este tercer capítulo seguimos conociendo un poco más el pasado de Amelia. Vamos al encuentro de una relación que dolió en exceso. Pepa. Su profesora de interpretación. Alguien de quien aun no nos habían hablado y que, parece, dejó un mayor poso que la tan alocada Maru.

La llegada de Pepa nos sirve para poner en jaque su estabilidad emocional. Donde su mente debate en si volver al pasado, a lo ya conocido, o arroparse junto a Luisita. Porque los EX siempre saben a que botón tocar. En este caso, el matrimonio. Concepto que habíamos olvidado, entre comillas, durante los dos primeros capítulos pero que recordemos es la trama inconsciente de esta temporada.

Esta vuelta al ayer de Amelia nos construye un camino que no ha sido fácil para ella. Rupturas que han minado su confianza porque no se ha sentido del todo valorada. Y, quizá, ahí resida la base de ese silencio que carga Amelia respecto a lo que ella desea para su futuro junto a Luisita. Porque cuando sabes que es, los miedos afloran más que nunca.

Amelia quiere casarse con Luisita. Pero, Luisita no quiere hablar de boda. Y Amelia se mueve entre ser sincera o aguantar por miedo a perder. Ojalá su desarrollo nos de grandes conversaciones.

Borja González Santaolalla y Diana Rojo

Nos narran la construcción del capítulo. Los ajustes y desajustes. Las charlas y los desacuerdos. Son ellos quienes llevan el peso cómico e irónico durante los minutos que dura este tercer episodio. Con muchos guiños a las seguidoras de ‘#Luimelia’. Un debate abierto para crear un mundo con identidad propia.

Anotación: ¿Me habéis tuneado a Pepa?
La Pepa de 2010…nunca hubiese dejado a Silvia…por aclarar.