Creo que Verónica (Irene Arcos) es mi personaje favorito de ‘El Embarcadero’. Y no tiene nada que ver con la idealización llevada al extremo con la que ha sido construido este personaje, es más bien aquello que no luce tanto visualmente pero que conforma la esencia del personaje. La esencia de Verónica es necesaria para que esta ficción se sostenga, para construir y deconstruir ese triángulo amoroso en el que se asienta. No hubiera sido posible si solo tuviéramos una mujer salvaje en ella.
Verónica es mucho más. Y me gusta mucho la idea de que sea presentada como una mujer madura, asentada, porque tendemos a pensar que la libertad es movimiento continuo y objetivos desdibujados, pero Verónica lleva una vida muy concreta, en un lugar muy concreto. Lo que la diferencia de los demás es la ausencia de prejuicios y límites con los que vive. En esa ausencia de límites, un aspecto muy complejo e interesante: Verónica tiene muy claro lo que está bien y lo que está mal en sus ojos, que también la diferencia del resto y de lo impuesto por la sociedad. En eso se parece a Óscar (Álvaro Morte), pero este solo busca sentirse cómodo en esta situación, mientras que Verónica lo lleva por bandera. La sociedad tiene reglas estúpidas que nos limitan como seres humanos, y no tiene por qué seguirlas. Entiendo que ese lado salvaje que han querido reflejar en ella sea lo primero que llame la atención del espectador, pero como ocurre con Alejandra (Verónica Sánchez) y su obsesión, o con Óscar y sus mentiras, no debemos quedarnos solo con ello. Ese lado salvaje es su carta de presentación, pero no es quien es. No del todo.
Verónica es una mujer con confianza en sí misma, llena de alegría y positivismo. Es generosa, huye del egoísmo, y siempre sabe reconfortar, acoger y abrazar. ¿Es un personaje idealizado? Como todos en esta serie, como todo en esta serie, pero seguro que todos vosotros conocéis a alguien que parece ser una luz en sí misma. Verónica es luz, porque no quiere problemas, solo bienestar.
Durante una de las jornadas del Festival MiM Series, una compañera, en una charla con Álex Pina y Ester Martínez Lobato, quiso preguntar a sus creadores por el personaje de Verónica. “Tengo la sensación de que no la conozco”, dijo. Y yo pensé: es verdad. Y luego pensé: no, no es verdad. Y luego volví a pensar: un momento, ¿es verdad? Y me di cuenta de que conozco a Verónica de una forma muy particular: es uno de esos pocos personajes que no hablan de sí mismos, que no se explican, que no se justifican. Que se limitan a dar, dar, dar, y mostrar, mostrar, mostrar. Como diría Ben, el bueno del Capitán Fantástico, son los actos los que nos definen, no nuestras palabras. Creo que a Verónica la hemos conocido sobre todo a través de sus acciones.
Habla mucho, pero no de sí misma o no con el egocentrismo que todos los demás llevan consigo. Parece que vive a través de las personas que la rodean, escuchando, animando, apoyando, amoldándose a esas personas, y siempre siendo ella misma. No necesita atención ni cuidados constantes, sabe estar sola, pero disfruta de la compañía de los demás. Es sociable, valiente, atenta y decidida. Y es una mezcla perfecta de pasión y cabeza, porque piensa y reflexiona aunque no tenga reparos en dejarse llevar por sus instintos. Sabe que hay un momento para cada cosa, y suele apostar por lo primero porque parece tener igualmente claro que es la mejor manera de vivir. Dejarnos llevar por lo que queremos, disfrutar de los instantes, de las personas… Sin límites, prejuicios ni egoísmos. Todo esto fue lo que me conquistó de Verónica, aunque las bellas imágenes que protagoniza también hacen mucho.
Pero esas bellas imágenes, como digo, no hubieran sostenido el triángulo de ‘El Embarcadero’. Si Óscar primero y Alejandra después se quedan a su lado no es por la conquista de una libertad prohibida: es porque ven esa luz en ella y, como nos pasa a cualquiera, quieren estar cerca de los seres luminosos. La primera imagen que tenemos de ella, ese lado salvaje, fomenta la atracción y el deseo; lo que les hace quedarse es todo lo demás. Quieren su cariño, su visión del mundo, la promesa de autenticidad que acompaña a este tipo de personas. Esto coincide con tener una casa bucólica en la Albufera, y forma parte de quien es Verónica, pero no es lo más importante. Lo más importante es su corazón, que es inmenso aunque muchos no lo entiendan. No todos lo entienden, y Verónica sufre pero se recompone con esa confianza que mencionaba y que valoro mucho.
Por resumirlo de alguna manera: Verónica es un personaje precioso.
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