¿Conoces a Tomás?
LO MEJOR
- El tratamiento del autismo de forma natural.
- La combinación perfecta entre el drama y la comedia.
- Leonardo Ortizgris y Hoze Meléndez provocan una química a destacar.
LO PEOR
- Quizá que se profundiza poco en las diferencias entre Leo y Fernanda a la hora de afrontar a Tomás.
La ópera prima de la directora mexicana María Torres, ‘¿Conoces a Tomás?’, se estrena en cines. De esta forma, todos podrán conocer y emocionarse con Tomás, personaje que interpreta el actor Hoze Meléndez (Premio Ariel 2015 por mejor coactuación masculina por “Almacenados”, “Pares y Nones”, “Los Hamsters”), y divertirse con el resto de actores que participan en esta película. Tanto con Leonardo Ortizgris (Premio Ariel 2019 por mejor coactuación masculina por “Museo”, “Amores Modernos”, “Tengo miedo Torero”), Marcela Guirado (“Luis Miguel:La serie”, “Silvana sin lana”, “Todo mal”) como con el cantante y actor Alan Estrada (“Amor letra por letra”, “Divina confusión”).
Leo (Leonardo Ortizgris) lleva varios meses saliendo con Fernanda (Marcela Guirado) cuando un día ella decide que es el momento de presentarle a su hermano, Tomás (Hoze Meléndez), un joven autista apasionado de la música norteña mexicana. Por una emergencia en el trabajo, Fernanda debe marcharse, dejando a Leo al cuidado de su hermano Tomás. Justo el mismo día que Leo tiene la oportunidad de su vida. Estamos ante un camino de oportunidades. Una historia de normalidad y visibilidad. Donde es importante abrir la mente y descubrir todo un mundo de posibilidades que están a nuestro alcance. Pero que, por desgracia, no vemos.
Quizá, la mayor virtud de ‘¿Conoces a Tomás?’, no esté en analizar y explicar qué es el autismo. Sino en ‘democratizarlo’. Que no sea el problema de la trama o la causa. Porque no va de eso. Va de explorar y de entender. De darse margen de error. Poder equivocarse y dar segunda oportunidades. Habla de no limitarnos ni de limitar. De no tratar a quien queremos como si fuese una obligación, sino más bien una oportunidad para crecer. Y ahí está el personaje de Leo, para hacer ese camino por nosotros. Donde no solo persevera por su sueño sino que además no se detiene en dicho autismo para ralentizar a Tomás. Todo lo contrario. Ambos crecer en un viaje emocional divertido y cargado de honestidad.
Esto es un trazo del amor y de la amistad. De abrir la mente y sentir. Dejando a un lado las ideas preconcebidas y aquello que nos dictan desde fuera. Y también es un trazo sobre la música y todo lo que nos provoca. Lo que nos sana y cicatriza. Estamos ante una historia de música donde las emociones y las personas van caminando y creciendo. Evolucionando de forma real. Como lo haríamos cada uno de nosotros.
Tomás y la música
Cuando se habla de la música, siempre es un sí. Porque hay un aura emocional. Y, en este caso, vemos como la música puede ser nuestro interlocutor perfecto. Ese idioma que funciona estando en cualquier universo. Lo que nos une aunque no hablemos a través de la voz.
Hay un hilo narrador demencial. Donde se disfruta mucho. Porque va más allá de esa pronunciación de las palabras clave. Se trata de sentir. De comunicarse a través de la piel.
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