Las familias de las víctimas de los conocidos como asesinatos de Miramar, que tuvieron lugar el 26 de junio de 1994, siempre han defendido que la información ofrecida por la prensa española ha estado y está sesgada. Que se ha ofrecido una visión favorable para el único condenado por estos crímenes en estos momentos, Pablo Ibar, ciudadano español que ha pasado más de una década en el corredor de la muerte. En ‘El Estado contra Pablo Ibar’, serie documental dirigida por Olmo Figueredo González-Quevedo, volvemos a escuchar estas acusaciones. Pero imagino que Deborah Bowie, hermana de una de las jóvenes asesinadas, si ha tenido la oportunidad de ver sus seis episodios, habrá quedado satisfecha. Porque en ellos no hay ni rastro de ese posicionamiento a favor de Pablo Ibar que tantas veces ha señalado, no hay juicio alguno y se deja en manos del espectador la decisión final.
El hecho de que la cámara sea simplemente un testigo mudo, que recoge lo ocurrido durante el último juicio del caso y los testimonios de todos los implicados, es el gran acierto de Olmo Figueredo. La propia concepción de la serie documental, que, efectivamente, documenta. Nos ofrece un retrato completo de los crímenes, de las primeras etapas del caso y, sobre todo, de la última. De ese nuevo juicio en el que Pablo Ibar fue declarado culpable una vez más y en el que se libró de la losa que supone la pena de muerte. El enorme trabajo de documentación de director y guionistas (José Ortuño, Fátima de los Santos y Jorge Bartolomé) se aprecia de principio a fin y es lo que marca la diferencia en esta serie documental.
Tratándose de un caso tan mediatizado como este, era fácil caer en lo que ya se conocía. También en ese sesgo del que hablan los familiares de las víctimas. Y, refugiándose en lo ya conocido, probablemente habría resultado un documental emocionante, intenso y, en parte, interesante. Pero en ‘El Estado contra Pablo Ibar’ se nos entrega una visión mucho más completa que las anteriores informaciones que han ido llegando del caso. Con imágenes de archivo, testimonios de la defensa, de la fiscalía, de familiares de Ibar y de familiares de las víctimas. Una apuesta por un abordaje 360 del caso, desde la perspectiva del testigo mudo, que nos entrega una visión amplia y lo suficientemente profunda como para que seamos nosotros quienes saquemos las conclusiones correspondientes.
Ni dulcificación, ni demonización
No debería ser así, e incluso me duele afirmarlo. Pero creo que el ser humano raras veces entiende de grises. Todo es negro o todo es blanco. Todo es bueno o todo es malo. Y con el caso de los asesinatos de Miramar ocurre lo mismo. Según las informaciones que se consulten o los reportajes a los que se acuda, Pablo Ibar es dulcificado o demonizado. Curiosamente en un caso que deja mucho espacio a los grises, por la enorme cantidad de dudas que hay en torno a él.
Dudas acerca de las pruebas presentadas por la fiscalía, dudas acerca de la coartada de Ibar, dudas acerca de la aparición de ADN, dudas acerca del estilo de vida del condenado… Aquí, en ‘El Estado contra Pablo Ibar’ están todas recogidas. Y el director, puesto que se basa en los hechos y utiliza su cámara como altavoz para todo tipo de voces, sí se mueve en esa necesaria escala de grises.
Durante los seis capítulos que componen la serie, asistimos a las constantes negligencias de fiscalía y juez. Pero también a los reveses sufridos por la defensa de Pablo Ibar, reveses en forma de pruebas o de desacreditaciones que tienen mucho sentido. También conocemos un rostro del condenado que, probablemente, muchos no conocieran antes. Un Pablo Ibar difícil de tratar por sus abogados, que interviene demasiado en su defensa y que, en ocasiones, es un obstáculo más. El mostrar de manera realista todo el proceso y a todos los implicados, con lo que ello conlleva, es positivo para el documental. Aporta credibilidad, aporta impacto y aporta intriga y dudas.
El caso, los testimonios y el juicio son tan impactantes y están reflejados con tanto acierto y con tanta emoción que el espectador quedará siempre con ganas de más. También en ese final abierto, que nos recuerda que la lucha continúa. Y que Pablo Ibar sigue manteniendo su inocencia y peleando por demostrarla desde la cárcel, aunque ahora fuera del corredor de la muerte. Con la extraña tranquilidad que aporta el saber que tu vida no corre peligro, aunque esa vida no sea libre ni plena.
Los años de documentación y de trabajo de Olmo Figueredo son los que han permitido que ‘El Estado contra Pablo Ibar’ sea un documental completo. Pero también los que han provocado que en él nos encontremos con testimonios honestos y auténticos. Con la imagen de unos abogados entregados a una causa, hasta el punto de emocionarse al hablar de ella. Y la de unos familiares desesperados por hacer justicia, objetivo compartido y enfrentado por los familiares de Pablo Ibar y de las víctimas.
Sólo me queda ponerle un pequeño ‘pero’, y es la ausencia de la voz del propio Ibar. Hay un guiño final que me hace pensar, quizá porque deseo que sea así, que se contará lo que aún no ha ocurrido. Que la cámara de Figueredo seguirá los pasos que dé el caso. Pero me hubiera gustado escuchar también el testimonio de Ibar, aunque eso quizá hubiera inclinado la balanza hacia un lado y eliminado el equilibrio.
‘El Estado contra Pablo Ibar’ se estrena en HBO el próximo 4 de diciembre.
el crimen no ocurre el 27 de junio como indica este artículo, ocurrió el 26 de junio y yo hubiera quitado el spoiler final, saludos
Yo pienso que objetivamente la prensa no estuvo sesgada, yo me pregunto en cuántas entrevistas de la CNN, MSNBC intervino Cándido? porque a esa señora hermana de la víctima hasta Nacho Carretero dijo en una entrevista que le rechazó una entrevista, y a ella se le dejó decir todo lo que quiso, mentiras como lo de que la camiseta de la escena del crimen era de la empresa de la madre de Pablo, algo que quedó claro en el Juicio que era mentira donde incluso declaró su anterior jefe, no hay tantas dudas, los pasaportes demuestran que la familia de Tanya estaba en Irlanda
“Tratándose de un caso tan mediatizado como este, era fácil caer en lo que ya se conocía. También en ese sesgo del que hablan los familiares de las víctimas.” Honestamente esta es una frase en la que la periodista confirma que existe un “sesgo” algo en lo que no estoy para nada de acuerdo, vamos a ver si en la escena del crimen nada relaciona a Pablo dónde está el sesgo por parte de la prensa española?
Buenas tardes Juan. En primer lugar, gracias por tus comentarios y por la corrección de la fecha que, como comprobarás, ya está cambiada. En cuanto al tema del sesgo, simplemente hago referencia a que habría sido fácil caer en aquello que señalan los familiares. Es decir, habría sido muy fácil posicionarse en el documental, pero el director opta por una, desde mi punto de vista, acertada visión objetiva. Y elimina así todo tipo de juicio, dejándolo en manos del espectador. Espero que mi aclaración te sea útil.
Gracias y espero no ofender con mi opinión, considero en el artículo se nombra mucho la opinión de las víctimas pero se olvida mencionar la opinión de las otras víctimas (Pablo y sus familiares), y en esa parte al artículo le falta parcialidad ya que se basa en opiniones en mi opinión sin fundamento de las otras víctimas
que se diga en este reportaje que algunos medios han “idealizado” la figura de Pablo no me parece que haga honor a la verdad, pero un periodista de España o de Singapur si está lloviendo su trabajo es por lo menos abrir la ventana y ver si está lloviendo aunque le moleste a las víctimas y eso es lo que hicieron en España periodistas con mucha profesionalidad. Saludos,
Yo también considero que decir que algunos medios en España le han “idealizado” es un poco exagerado, saludos.