Alex Wheatle
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6.5

'Small Axe: Alex Wheatle'

Lo Mejor
  • El mensaje, la reflexión en torno a la identidad propia y a la importancia de nuestra historia y cultura
  • Ambientación, vestuario, peluquería
  • El descubrimiento de Sheyi Cole
Lo Peor
  • Puede que no todos conecten con la historia

Esta crítica no contiene spoilers de ‘Alex Wheatle’.

Que ‘Alex Wheatle’ sea la más floja de las cuatro primeras entregas de ‘Small Axe’ dice mucho del último trabajo de Steve McQueen. Al tratarse de una antología creada para televisión, sus cinco partes quedan fuera de la lucha por los Oscar. Pero, sin considerarme una de las personas más críticas -en el mal sentido de la palabra- con las producciones presentadas de cara a esta edición, no puedo evitar pensar que está por encima de muchas de ellas. Lo está como producto total, pero también en algunos casos individuales, como ocurre con ‘El Mangrove’ o con la hipnótica ‘Lovers Rock’.

En esta ocasión, el director británico recoge la juventud y los primeros pasos del novelista Alex Wheatle. Una figura fundamental para la comunidad negra en general y para la comunidad afrocaribeña de Londres en particular. El capítulo de McQueen nos traslada a la infancia, la adolescencia y el inicio de la madurez del escritor, al que acompañamos desde que vive sus primeros años en una institución para blancos. A través de su camino no sólo comprendemos cuáles son los pilares básicos para construirnos como personas y para alcanzar nuestras metas. También conocemos el significado y la importancia de un sentimiento como el de pertenencia a una comunidad. Así como lo necesario de la representación y de la conservación, el reconocimiento y la absorción de la cultura propia.

Se podría decir que ‘Alex Wheatle’ es un biopic, porque lo es. Pero, aunque ahonda enormemente en la persona detrás de la figura y en sus orígenes, me gusta pensar en esta producción como en un biopic impresionista. Porque nos deja una imagen final en la que falta mucho camino por recorrer. Como si se hubiera creado a partir de pinceladas aparentemente desordenadas y descuidadas. Pero una imagen que, si la miramos con atención y desde cierta distancia, nos presenta la foto completa. El recorrido del niño, el joven y el hombre hasta convertirse en leyenda viva.

Lo importante de este viaje


Alex Wheatle
Foto: Movistar+

Generalmente, cuando hablamos de biopics, lo importante o la base de todo es reflejar la vida de una figura reconocida. Conocer sus orígenes, lo que influyó en su obra o en sus diferentes hitos y cómo se enfrentó a según qué situaciones. Todo esto aparece en ‘Alex Wheatle’, pero no es la columna vertebral de la producción. O, mejor dicho, no es aquello con lo que probablemente se quedará el espectador.

Aquí, quien conozca o haya leído al novelista, disfrutará al acercarse a sus primeros pasos, claro está. Pero ni siquiera importa que el espectador lo conozca o conozca su obra. Porque lo básico de esta cuarta entrega de ‘Small Axe’ es comprender la importancia de los cimientos. De que estén bien establecidos y de que sean los correctos. Aquí lo primordial es que nos llegue el mensaje de que sin conocer nuestro pasado y de dónde venimos, nunca podremos llegar a ser nosotros mismos. Y, por tanto, comprender a su vez la importancia de la existencia de una comunidad que abrace a sus miembros y en la que se preserven la cultura y la historia de la misma.

Alex Wheatle es, probablemente, la mejor figura para explorar todo esto. Por su crecimiento sin referentes y por la confusión que marcó su adolescencia y el inicio de su madurez. Haberse desarrollado lejos de su comunidad, de sus tradiciones, de su forma de entender y de vivir la vida y de sus relatos le convirtió en un ser casi sin alma. O, mejor dicho, con un alma ajena, muy lejos de ser auténtica y propia. Steve McQueen acierta a la hora de representar esto a través de escenas que llegan a ser hilarantes. Y, sobre todo, a través de la incredulidad de los miembros de la comunidad afrocaribeña que va encontrándose Wheatle por el camino.

Cuando “la más floja” es buena


Alex Wheatle
Foto: Movistar+

Decía al comienzo de esta crítica que ‘Alex Wheatle’ es, muy seguramente, la más floja de las cuatro primeras entregas de ‘Small Axe’. Y, sin embargo, su nivel está cerca del notable. Por eso, la sentencia fácil, en la que yo misma he caído, no debe engañarte.

De fotografía y dirección exquisitas, destaca el trabajo del hasta ahora desconocido Sheyi Cole. La inocencia que tan bien recoge en una importante parte de la cinta es cautivadora, como también lo es su transformación. De nuevo, el trabajo de ambientación, de vestuario y de maquillaje y peluquería merece una mención aparte. Y sigue la senda de las anteriores entregas, en las que simplemente observar el universo recreado por McQueen y su equipo es una delicia.

Quizá haya quien eche en falta la emoción que reina en los títulos anteriores. Pero lo cierto es que, si conectas con el mensaje, no la necesitarás. Aquí el británico se introduce en otro camino, uno que habla más de la identidad y del sentimiento de comunidad que les hace fuertes. Sin dejar de lado, por supuesto, la crítica social. Pero colocando la discriminación a un lado para centrarse en los suyos y en lo suyo, como ocurría, por ejemplo, en ‘Lovers Rock’.

‘Small Axe: Alex Wheatle’ se estrena en exclusiva en Movistar+ el próximo jueves 28 de enero.

Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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