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Crítica: ‘La guerra de Irak’ nos cuela en las entrañas del conflicto con acierto

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Desayunar viendo imágenes de bombardeos se convirtió en algo corriente para mi yo de 10 años recién cumplidos. En ese momento, no tenía ni idea de dónde estaba Irak. Tampoco entendía por qué había surgido aquello que llamaron guerra y qué tenía que ver España en ella. Y, por supuesto, no imaginaba las consecuencias que tendrían aquellos fogonazos de luz en la noche de Bagdad. Ahora, 17 años más tarde, he leído y he visto tanto sobre el conflicto que ha terminado ocupando un importante espacio en mi mente y en mi alma. Sin siquiera haberlo vivido. De ahí que haya sentido como cercanos los testimonios que he escuchado en ‘La guerra de Irak’, o al menos la mayoría de ellos.

Este documental de James Bluemel, que se estrena este jueves 24 de septiembre en #0 de Movistar+, nos cuela en las entrañas del conflicto. Y lo hace de la mejor manera posible: a través de los relatos de personas que lo vivieron en su propia piel. Civiles, periodistas y militares que recuerdan lo vivido durante esa invasión estadounidense, el posterior caos que se instaló en el país y que desembocó en guerra civil y, por último, el estallido y auge del DAES o Estado Islámico. Un recorrido elaborado, en el que se profundiza lo suficiente en algunos aspectos y episodios claves, como la toma de Faluya. Pero en el que también echo algunas cosas en falta.

La combinación de testimonios variados, algunos de ellos enormemente poderosos, con imágenes de los conflictos, tiene el efecto esperado y conocido. Funciona. Especialmente cuando en las imágenes encontramos un reflejo de aquello que está contando en ese momento el entrevistado. Para mí, esa capacidad de captar historias significativas y testimonios de las personas que protagonizaron algunos de los episodios que recogieron las cámaras y dieron la vuelta al mundo, es la gran virtud de esta serie documental. Una producción con la que muchos tendrán la oportunidad de despejar interrogantes que, si bien ahora han quedado algo diluidos por la crisis sanitaria en la que nos encontramos, han protagonizado nuestro día a día durante años.

Para aprender


La guerra de Irak
Foto: Movistar+

A lo largo de todo el visionado, he intentado tener presente la mirada de un espectador que no haya estudiado y repasado la guerra de Irak y sus consecuencias durante años. Ha sido así como he encontrado en esta serie documental un importante aprendizaje, especialmente de las consecuencias que señalaba. Todos hemos visto la imagen de la estatua de Saddam Hussein cayendo, con unas calles repletas de niños, hombres y mujeres celebrando lo que parecía la salvación. Y también todos hemos presenciado la escalada de violencia que se desató poco tiempo más tarde. Pero ‘La guerra de Irak’ nos permite conocerlo en profundidad, poniendo el foco en otros aspectos que aquí quizá no llegaron con tanta claridad. Y, sobre todo, en ese análisis que muestra cómo todo lo que comenzó a ocurrir en marzo de 2003 en Irak es la causa directa de la creación del DAESH.

Lo ideal sería, desde mi punto de vista, complementar el visionado con una lectura que termine de responder a las dudas que puedan ir surgiendo a lo largo de sus cinco capítulos. Una lectura que explique a fondo el enfrentamiento entre chiitas y sunitas, la diferencia entre ambos y el por qué de ese distanciamiento cuyo papel es tan fundamental en esta historia. Y que también nos permita conocer la parte más dura, más política y más técnica de todo este conflicto. Aquí aparecen pinceladas de la misma, pero Bluemel, con inteligencia, se centra más en la parte humana. La que habla de sentimientos, de recuerdos, de culpabilidad y de motivaciones. Y la que permite que el espectador conecte con lo que le cuentan, sin importar la distancia.

Como es lógico y como, imagino, buscaba el propio Bluemel, junto a este aprendizaje hay una importante invitación a la reflexión. El director no entra en ningún momento en juicios, sino que expone hechos y transmite historias desde muy diversos puntos de vista. Para que sea el espectador el que reflexione, el que construya su propia opinión acerca de lo que ve en el documental y saque sus propias conclusiones. En ‘La guerra de Irak’ no he encontrado ningún tipo de posicionamiento, sobre todo a la hora de escoger los testimonios, entre los que incluso encontramos la voz del DAESH. Y eso es otra gran virtud a tener en cuenta.

Será tu propio sistema de valores y tu propio marco el que te lleve a tus conclusiones, más allá de la conclusión evidente a la que conducen todos los testimonios. Y ese sistema de valores será también el que te permita conectar más con unos que con otros.

Lo que me falta


La guerra de Irak
Foto: Movistar+

Pero, como he señalado, en ‘La guerra de Irak’ encuentro ausencias importantes. La primera, el ataque al Hotel Palestina (Bagdad) el 8 de abril de 2003. Cuartel general de la prensa internacional, este era uno de los lugares, en teoría, seguros. El ejército estadounidense contaba con la ubicación exacta del mismo y sabía que no debía atacar, no era un objetivo. Y, sin embargo, a media mañana, un blindado disparó un proyectil desde el puente Al Yumuria. Un ataque que se cobró las vidas de los cámaras José Couso y Taras Protsyuk. Y que vino precedido de otros dos ataques, a las sedes de las televisiones Abu Dhabi y Al Jazira, donde falleció el cámara Tarek Ayubi.

Considero que este episodio, que en España resonó con fuerza por el fallecimiento de Couso, es uno de los que no pueden faltar en cualquier relato del conflicto. Por lo que significa e implica atacar directamente a la prensa. En este caso especialmente, teniendo en cuenta que aparecen testimonios de un periodista y un fotógrafo, echo de menos que se repase lo ocurrido. Y que se analice el por qué de ese ataque, los precedentes que sentó y cómo no ha tenido ninguna consecuencia clara ni para Estados Unidos, ni para los militares que perpetraron estos asesinatos.

Lo mismo me ocurre con esa escalada de violencia y ese enfrentamiento entre sunitas y chiitas. Está bien expuesto y se hace en él la parada necesaria para comprender el por qué de la inestabilidad del país. Y cómo esto afectó a su futuro. Pero me falta una mayor profundización en ese choque, un mayor desarrollo y, por qué no, una mayor presencia de testimonios. Más historias que nos permitan conocer desde dentro ese enfrentamiento entre vecinos y amigos y cómo el dolor se metió en su interior, generando la respuesta violenta. Esa parte, que sí encuentro perfectamente reflejada en lecturas como ‘La semilla del odio: De la invasión de Irak al surgimiento del ISIS’, de Mónica G. Prieto y Javier Espinosa, es la que se me queda un poco coja en esta serie documental.

Me falta el reflejo de la transformación de muchos habitantes de Irak. De quienes pasaron de ser personas felices y pacíficas a pozos sin fondo repletos de odio y de dolor. Pero no hay nada que no se arregle con una lectura complementaria.

Me quedo con las palabras de los iraquíes civiles que vivieron el conflicto. En su infancia, en su adolescencia o en su madurez. Con el relato de esa madre que vio cómo la vida de su hijo de dos años se escapaba entre sus manos. Y que, repleta de dolor y angustia, contempló cómo se asesinaba a los médicos que podían salvarle. También con unas palabras que no pueden resumir mejor el infierno que continúan viviendo los habitantes de Irak: “nadie quiere que vivamos”. Y el mundo sigue mirando hacia otra parte.

‘La guerra de Irak’ se estrena este jueves 24 de septiembre, a partir de las 20:55h, en #0 de Movistar+.

'La guerra de Irak'

7

Lo Mejor
  • Deja el juicio para los espectadores
  • Testimonios acertados y bien unidos a imágenes de archivo
  • Pone el foco en algunos episodios no demasiado conocidos, pero enormemente importantes
Lo Peor
  • Faltan algunos episodios básicos y un mayor análisis de cómo el odio generado por el dolor ha desembocado en la realidad actual
Rosa Suria
Periodista. Escribo y hablo continuamente de cine, series y música.

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