‘Sarajebo’ podría resumirse perfectamente en la palabra ‘abrazo’. Quizá ese que llevábamos tiempo esperando desde el inicio de su primera temporada. ‘#Luimelia’ demuestra con esto que sí podemos hacer referencias al pasado y construir mejor a Luisita y Amelia. Porque es importante saber de dónde se viene, con qué circunstancias y qué tipo de recuerdos llevamos en nuestra maleta. Aquello que nos define o no. Qué situación nos provocó más dolor o más incertidumbre. En qué punto de la historia hubo cierta inflexión.

‘Sarajebo’ nos da la mano para arrastrarnos hasta el pasado. Para ver a una Luisita adolescente, junto a su mejer amiga, cargada de demasiadas sensaciones, incapaz de identificarlas. O de atreverse a ello. Por eso de los referentes. De los que llevan sin existir tiempos inmemorables. Los que son tan necesarios para indagar en una misma y entender que lo que una siente no debe ser tachado de nada. Y en pocos minutos, en nuestra mente, ya tenemos la imagen de lo que Luisita fue y sintió. Ya podemos ir construyendo diferentes aristas hasta la actualidad. Ya es un poco más nuestra y un poco menos de la incertidumbre. Nos alejamos de ese ‘Amar es para siempre’ y forjamos mucho más la historia propia de ‘#Luimelia’. Que, personalmente, era una de esas cosas que buscaba y necesitaba.

Al otro lado, vemos a Amelia. Con ‘Sarajebo’. Y con Tanja. Su carta para terminar con la guerra. Su niñez. Y por fin el ayer que con tanto ahínco hemos estado esperando. Para poder saber quién es. Quién estaba a su lado. Si era más guerrera que serena. Si su entorno o su contexto fueron un lugar seguro para ella. Y me quedo con la sensación de que sí. Que podemos recrear en nuestra mente un pasado mucho más amable que esa Amelia del 77. Algo que da respiro y provoca una sonrisa cómplice e inesperada.

El paso por este capítulo es tener la seguridad que cada nuevo segundo es una caricia más. Y que no es necesario el drama para comprender y entender mejor. Para elaborar o imaginar.

Todo mejora…

‘#Luimelia’ aborda como siempre y como nunca una parte esencial. Un ejercicio que todos, en algún momento del camino, hemos realizado aunque solo sea mentalmente. Acudir a nuestro ayer para decirnos que todo pasa. Todo dolor termina apaciguándose. Tarde o temprano. Que el tiempo cura mucho más de lo que imaginamos. Y lo vemos representado a la perfección en esa visita que Luisita hace a Luisita. La interacción. Y esa parte tan esencial que es decirte que encontrarás el camino. Cuando menos lo esperes, lo harás. Porque todo mejora.

Una escena que nos llena de calidez y de comprensión. Y que expone con realidad pasmosa la presión que una adolescente tiene a su alrededor. Ese grupo de amigxs que te dice y te insiste para un primer beso o una primera relación sexual. ¿Hasta qué punto lo haces por gusto propio o por ‘exigencias del guión’? ¿Hasta qué punto nos obligamos a ir a una moda que, de momento, no va con nosotrxs?

Los referentes

‘#Luimelia’ vuelve a remarcar la importancia de los referentes. Lo esencial que es que cualquier persona se vea representada. Y eso me lleva a comentarios que, cada día, están más presentes. Esos usuarios y usuarias de redes o plataformas que llenan espacios quejándose por ‘estar de moda’ eso de poner a mujeres lesbianas que se enamoran (parece que si no se enamoran entre ellas no hay tanto problema). Porque sí, hay muchas más quejas cuando las lesbianas aparecen en pantalla que si vemos una pareja gay. Porque el machismo sigue vigente en cualquiera de sus formas o dentro de cualquier colectivo. Y estos comentarios existen porque una mujer lesbiana siempre tuvo mil formas para ocultarla y silenciarla. Mientras que el hombre gay era ese punto divertido en cualquier ficción.

‘Estar de moda‘… Debería darles vergüenza hacer este tipo de comentarios. La misma vergüenza que debería dar, seguir lanzando ficciones, donde (exceptuando lo que estamos viviendo con #Luimelia) la pareja central sigue siendo heteronormativa. La central y la secundaria. Y la terciaria… Aun hay un exceso de camino por hacer. Porque, lamentablemente, personajes como Luisita o Amelia, de ayer o de hoy, son excepciones.

Pequeñas conclusiones…

‘Sarabejo’ se ha convertido en mi capítulo favorito. Y sé que es porque a partir de aquí trazo a Luisita y Amelia con independencia absoluta. Por fin #Luimelia ya no me lleva a la esencia de ‘Amar’. Y puedo adentrarme de otra forma en los capítulos restantes.

Ojalá, en algún momento de nuestra vida, pudiésemos hacer lo mismo que han hecho Luisita y Amelia a lo largo de este capítulo. Trasladarnos a nuestro pasado y abrazarnos.

El pasado. El casting realizado de esa Luisita y Amelia del ayer. Los momentos seleccionados. La música. Las referencias. Las fotos. Los instantes. Hasta los créditos. Todo es redondo. 

“Y sentí que era hora de vivir”.