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'Sentimental'

LO MEJOR
  • Inteligente y emocional.
  • Los cuatro actores están impecables.
  • La comedia se entrelaza con el drama de forma muy equilibrada.
LO PEOR
  • No hay nada a destacar.

Cesc Gay nos trae, este fin de semana, ‘Sentimental’. Una comedia con drama. El que el amor provoca. Donde Javier Cámara y Griselda Siciliani se marcan unos minutos memorables. Y donde Belén Cuesta y Alberto San Juan hacen de acompañantes perfectos.

En ‘Sentimental’ veremos a Julio (Javier Cámara) y a Ana (Griselda Siciliani). Una pareja que hace más de quince años que están juntos. Ya no se miran ni se tocan. Han hecho del combate diario la esencia de su relación. De pronto, una noche, Ana invita a casa a sus vecinos del piso de arriba, Salva (Alberto San Juan) y Laura (Belén Cuesta), una pareja más joven que ellos, amable y simpática, pero cuyos “ruidos” se han convertido en una molestia para Julio y Ana…¿o quizás en un estímulo? Los vecinos de arriba les harán una inusual y sorprendente propuesta que convertirá la velada en una experiencia excesiva y catártica para los cuatro.

‘Sentimental’ va del amor. De lo que vamos dejando por el camino. Y que pocas veces observamos con atención. Porque no tenemos tiempo o porque la vida nos quita esas ganas inmensas de seguir disfrutando. O porque no sabemos en qué lugar nos encontramos ya y si somos lo que la otra persona quiere o necesita. O aún peor, si somos lo que de verdad queríamos llegar a ser. Cesc Gay habla de las personas. Y de sus sentimientos. De esos miedos que nos van encarcelando lentamente. Y que, de paso, nos alejan de lo que más queremos. Y todo desde la ironía y el sarcasmo. Donde los diálogos entre Javier Cámara y Griselda Siciliani lo usurpan todo y mantienen tu atención hasta el final. En una lucha de titanes donde nadie sale vencedor ni vencido.



La capacidad del director para que todos los cimientos, de lo que fueron, tambaleen en una sola noche es esencial. Porque todo pasa y todo lo entendemos. Y no necesitamos más margen ni más explicación. Vemos a Julio llegando a un hogar. Y a Ana esperando por él. Pero no hay ganas. Ni tan siquiera vida. Es, simplemente, una máquina de precisión que va generando los movimientos.  Y todo porque creen que ya se lo han dicho todo y que no hay más. Pero tampoco hay capacidad para afrontar el adiós. Ni para comenzar ese proceso tan parecido a un duelo. 

Van hablando y van hiriendo. Para ver quien gana la partida. Sin saber que, en el fondo, ambos están perdiendo.

Por eso, la llegada de Salva y de Laura es un soplo de aire fresco. Porque, de pronto, se colocan donde nunca han querido estar. Descubren que aquello que soñaron y no tuvieron al alcance, no volverá. Que se amaron. Mucho. Y que, quizá, no es culpa de nadie o es culpa de todos. Pero que tienen que hablar. Que se deben esa última conversación. O una discusión sincera. 



Laura es quien guía esa discusión y Salva quien va picando cual niño pequeño y travieso. Y Julio y Ana entran en el juego de cabeza. Sin ser conscientes de nada. Y es realmente interesante ver toda la evolución. Ese inicio que parece tan desolador y ese final que nos va perdonando progresivamente. Porque había muchas cosas enquistadas. Demasiadas palabras sin pronunciar. Y muchos ‘te quiero’ olvidados. Porque la rutina es lo que tiene. Que, a ratos, nos lleva por precipicios que creemos que tendrán solución y no es así.

‘Sentimental’ nos invade de sonrisas para hablar de cosas realmente serias. Para afrontar lo que nos duele. Y para reconocer que no queremos cerrar la puerta definitivamente.

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