La vida de Ángela se desvanece ante sus ojos. Impulsada por una rutina vacía de la que parece imposible desprenderse, se aventurará en un viaje a través de tierras remotas, donde descubrirá un interés especial por grabar insectos con la cámara de su madre. Sin desearlo, tendrá que enfrentarse a los inesperados y desconocidos impulsos de su soledad. De aquí parte ‘La Viajante’, el último largometraje de la actriz Ángela Boix. Hablamos con ella del proyecto y de su intensidad. De la contención y de ese silencio tan protagonista.

La creación de una roadmovie

MW: ¿Cómo llega ‘La Viajante’ a tus manos?

Ángela Boix: ‘La Viajante’ surgió a partir de una conversación con Miguel Mejías. Habíamos hecho varios cortos juntos y un día, charlando, nos dimos cuenta de que teníamos muchísimas ganas de hacer una roadmovie. Lentamente, empezó a crecer el proyecto. Él empezó a escribir con Amanda Lobo y mientras tanto compartía algunas ideas con los actores – con Miquel, Niklas y conmigo. Luego, hubo mucho tiempo de espera hasta que se pudo materializar. Creo que todo ese tiempo que tuvimos que esperar influyó en cómo se hizo – por el significado que tenía para nosotros rodarla y también porque la peli también hace una reflexión sobre el tiempo y la espera.

MW: ¿Desde qué característica especial iniciaste la construcción de Ángela?

Ángela Boix: La soledad fue el punto de partida. Miguel y yo somos ambos hijos únicos, es algo que tenemos en común y que nos ha marcado mucho. Para mí era fundamental entender esa soledad y ese aislamiento del personaje para luego ir profundizando en otras cosas, como por ejemplo su relación con el mundo de los insectos. Pero todo partía de la soledad, es la pieza base que marca el encuentro con los demás aspectos.

MW: ¿Fue fácil empatizar con ella?

Ángela Boix: Tenía la posibilidad de hablar de mí y también de hacer mío el personaje. Actuar es un acto de empatía total, sin prejuicios. Creo que en ese espacio entre lo que soy yo y lo que es ella, es en donde aparecen los personajes.

MW: ¿Cuánto de complejo fue equilibrar la energía del personaje con la de una misma durante las semanas de rodaje?

Ángela Boix: Fue bastante duro, pero a la vez ese equilibrio genera una tensión y eso también nutre el trabajo. Cuando te metes tanto en un proyecto al final es irremediable ver la realidad desde ese punto de vista. A veces eso puede generar tensiones, pero en ese diálogo hay mucha riqueza.

El relato de Ángela

MW: Vemos en el personaje de Ángela, a lo largo de su trama, una contención inmensa, ¿cuánto de complejo es trabajar dicha contención?

Ángela Boix: Creo que más que contención, es el registro que establece Miguel a partir de su mundo poético. Es un mundo donde todo está desacelerado y donde hay mucha emocionalidad, pero está como suspendida. La sensación no era tanto contener como sostener lo que Miguel me proponía.

MW: Para ti, ¿qué intenta relatarnos Ángela?

Ángela Boix: Para mí, el relato habla de una necesidad de cambio y de conectar con los demás. Pero ese cambio no es real ni verdadero si sólo es externo; puedes cambiar el lugar, pero si no cambias internamente, vas a reproducir lo que has sido una y otra vez.

MW: El silencio es un personaje más…¿qué parte crees que nos cuenta ese silencio? Es decir, ¿qué suma a lo que vamos viendo de Ángela?

Ángela Boix: El silencio cuenta esa distancia que existe entre los personajes y también nos pone en relación con lo que no se puede nombrar, con tantas cosas que desconocemos. El silencio pone en valor las preguntas; tanto las que plantea la peli al decir muy poco sobre lo que sucede, como las que nos hemos hecho a lo largo del rodaje. Para mí la experiencia de hacerse preguntas artísticamente es siempre más interesante que darles respuesta y llegar a una conclusión.

MW: ‘La Viajante’ nos dibuja la soledad en mil maneras… ¿Por qué crees que las personas temen tanto a la soledad?

Ángela Boix: A lo mejor la soledad nos conecta con la muerte; aunque morir es algo que tenemos todos en común, la experiencia en si misma, es solitaria. Asusta la soledad como la imposibilidad de conectar con los demás, que yo creo que tiene su máxima expresión en el miedo a perder la cordura. También es verdad que la definición de la soledad no es necesariamente la ausencia de las demás personas – mucho menos hoy en día.

MW: ¿Qué has descubierto de ti gracias a este personaje?

Ángela Boix: Que lo que más interesante del viaje está en conocer al otro.

MW: ¿Qué es lo que más te atrae de tu oficio?

Ángela Boix: La posibilidad de ampliar los límites sobre lo que soy gracias al otro.

MW: ¿En quién te has convertido gracias a tu oficio?

Ángela Boix: En la compañera de mucha gente. Gracias a él conozco a gente maravillosa. Lo bonito de mi oficio es que cada conquista es el logro de un equipo entero, no es tan individual como parece. Pensar en tu carrera como algo solitario es un rollo, lo maravilloso y emocionante es formar parte de un grupo que lucha por crear algo juntos.