El restaurante Índigo se está convirtiendo en la nueva estrella de la gastronomía en la Costa Blanca. Y lugar de cita imprescindible para los amantes de la buena mesa. Abierto a clientes del hotel pero también al público en general solo para cenas, hace una decidida apuesta por productos km.0 y autóctonos, potenciando las recetas tradicionales alicantinas, sin olvidar un toque de vanguardia y la cocina de autor.
Su chef es Eduardo del Real, Chef Ejecutivo de Meliá Villaitana, que lleva más de 16 años en Meliá Hotels International y está a cargo de siete cocinas dentro del hotel, con experiencia en banquetes de grandes dimensiones, celebraciones y buffet temáticos. Como suele decir ”me encanta dar un trato personalizado en cada servicio para hacerlo único y que el comensal se sienta mimado, superando sus expectativas y así incentivarlo y fidelizarlo. Para mi la cocina es pasión, mi vida, forma de expresarme, comunicar con los sabores, crear emociones”.
Algunas de sus recetas, en las que también incluye influencias asiáticas y americanas, dan idea de su calidad y originalidad. Pericana de bacalao con alcachofa confitada, Carpaccio de gamba roja de Denia con chile chipotle, Fidegua de cabellín con sepia y salmonete. Arroz robao con langostinos y algas, Bombón de cordero con milhojas de boniato y trufa. Bacalao confitado con tapenade de Provenza, pisto de verduras, alcaparras y piñones, Chipirones a la parrilla con tartar de tomate ibérico y confitura de cava…
Comer con los ojos en la Costa Blanca
Con delicias semejantes en la mesa resulta difícil levantar la vista del plato, pero hay que hacerlo porque el restaurante se encuentra en un lugar espectacular. Aunque abierto al público general, Índigo forma parte de la amplia oferta gastronómica del hotel Meliá Villaitana. Una réplica de un pequeño pueblo mediterráneo con los servicios de un hotel de lujo.
El restaurante se encuentra en la zona más exclusiva del hotel, The Level 5*. Sobre una de sus piscinas lago, con una amplia terraza y con una espectacular vista a uno de sus dos campos de golf, al skyline de Benidorm y al Mediterráneo. El interior es de madera blanca con techo abuhardillado, un entramado de vigas vistas y con una susurrante fuente en el centro. Por la noche se ilumina con velas.
Sin duda la visita al Índigo animará a muchos a alojarse por unos días en este espectacular resort. Y disfrutar del encanto de sus 25 edificios con una arquitectura original. Donde se combinan recuerdos medievales, aires mediterráneos, un original claustro con naranjos y hasta una iglesia en su plaza central.
Ofrece hasta seis sinuosas piscinas, alguna con arena de playa o con agua climatizada y con espacio para hacer kilómetros nadando. Jugar al golf en sus dos campos de categoría internacional. Utilizar algunas de las varias pistas de tenis y pádel o acudir a cualquier hora del día o de la noche a un gimnasio perfectamente equipado y donde poder experimentar las ventajas del yoga, taichi, pilates o stretching. Y para relajarse, hay un spa de 1.200 metros cuadrados dedicado al cultivo del cuerpo, equilibrio de la mente y purificación del alma.
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