DestacadosDestinosViajando y Comiendo

Esas ciudades en las que siempre querremos perdernos

0

Aunque el 31 de octubre es mundialmente conocido por una razón -Halloween-, nosotras queremos sumarnos a una celebración de otro tipo, que nada tiene que ver con la barrera que separa el mundo de los vivos del mundo de los muertos, ni con la Noche de las Brujas, aunque todo esto nos apasione de igual manera. También nos apasiona viajar, nos apasiona descubrir lugares nuevos, y nos apasionan las ciudades. Y este 31 de octubre es el Día Mundial de las Ciudades.

Por eso, os invitamos a perderos con nosotras por esas ciudades en las que nosotras nos hemos perdido decenas de veces, o en las que querríamos perdernos toda una vida.

Florencia – Por Judith Torquemada

Mi devoción por Florencia va más allá de lo que representa para el mundo del arte o la cultura, aunque por supuesto esto también es importante a la hora de colocarla en lo más alto del ránking de mis ciudades favoritas. Florencia es esa ciudad en la que me he perdido decenas de veces, y es esa ciudad en la que siempre querré perderme. Conserva el encanto de esos lugares que han visto amanecer durante siglos y, aunque se ha adaptado a la vida moderna como se espera de una de las ciudades más visitadas del planeta, no parece dispuesta a desprenderse de su antigüedad. En sus calles se respira historia y belleza, sus gentes respiran amabilidad y sus visitantes respirarán tranquilidad, fascinación por lo que les rodea y una clase de magia difícil de explicar, relacionada con todo lo anterior y con algo que va más allá de las palabras. Se siente en sus calles al recorrerlas, se siente al quedar frente al impresionante Duomo que gobierna la ciudad, en sus edificios históricos, bien conservados y cuidados, en el Arno, solemne y bellísimo en cada anochecer, en sus iglesias y sus plazas, en las escaleras de un mirador que ofrece casi todo en un golpe de vista, y donde uno podría permanecer horas enteras, constatando que hay momentos en los que el tiempo parece detenerse.

Florencia es una ciudad especial. No hay otra como ella, y no se podría reproducir ni con mucho esfuerzo, pues es producto de años de historia, del trabajo de unos pocos genios (muchos, en realidad) y de la propia naturaleza, presente en todas las direcciones. Lo extraño sería no querer perderse entre todo esto.

Londres – Por Yurena Guerra

Londres ha sido nombrada como la mejor ciudad turística del 2019 y, la verdad, no es de extrañar que la ciudad del Big Ben se haya convertido este año en la ganadora absoluta de los Traveler’s Awards. Londres es una ciudad cosmopolita y llena de contrastes, que te hace sentir en casa desde el mismo instante que paseas por sus calles, ya que todo el mundo es bienvenido.

Nada como perderse entre los puestos de Portobello Road, en Notting Hill, ir a Camden y encontrar alguna prenda de ropa tan extravagante como bonita, ir a Charing Cross Road, buscar un buen libro y sentarte a leer en Hyde Park con el Palacio de Buckingham a tu espalda o pasear simplemente entre las personas que llenan Picadilly Circus o Trafalgar Square, imaginando cómo serían todos estos escenarios en épocas pasadas.

Los aromas, los sabores y las preciosas calles, muchas veces llenas de agua por la lluvia casi constante que cae en esta ciudad debido a la neblina con la que muchas veces amanece, hacen que Londres sea una de esas ciudades que se te quedan grabadas en el corazón para siempre y a las que deseas volver una y otra vez para descubrir nuevos lugares de los que todavía no habías oído ni hablar.

Nueva York – Por Rosa Suria

Qué típica, ¿no? Siempre me ha gustado huir de las modas, también de los fenómenos y, sobre todo, de los tópicos. Pero supongo que Nueva York es esa excepción que confirma mi regla. Desde que tengo uso de razón, uno de mis sueños ha sido pisar sus calles, caminar entre sus rascacielos y perderme en esa vorágine de gente corriendo de un lado a otro que tanto vemos en las películas. Un sueño que pude cumplir a lo grande hace casi un año y que superó todas mis expectativas. Sólo necesité una tarde en la Gran Manzana para comprender que había encontrado mi lugar en el mundo, que entre esos edificios interminables me sentía más libre que nunca, más grande que nunca, y que siempre querría regresar a esa ciudad. 

Generalmente hablamos de lugares acogedores refiriéndonos a sitios más bien pequeños, recogidos. Pero si yo tuviera que definir Nueva York con una palabra, utilizaría esa. Me ocurre una cosa muy curiosa. Cuando llego a una ciudad de noche, ya sea conocida o extraña para mí, me inunda un enorme sentimiento de nostalgia y de inseguridad. Me siento fuera de lugar, perdida, como un cachorro abandonado. La primera vez que pisé la calle en Nueva York, concretamente la 39th, donde estaba mi hotel, el cielo estaba ya completamente oscuro y, además, cubierto por las nubes de enero. Y sin embargo me sentí en casa. 

La ciudad de los rascacielos, de Times Square, de la Estatua de la Libertad y del Puente de Brooklyn, esa que todos creemos conocer, es también un lugar cargado de contrastes, de encanto y de historias que nunca se acaban y de las que uno no se cansa. Una ciudad con vida propia, que abraza, que ofrece todo lo que tiene -que es, literalmente, todo- y lo convierte en tuyo en unos instantes. Una ciudad con una cultura riquísima y en constante renovación, con uno de los parques más espectaculares del mundo, con edificios que dejan sin aliento hasta a los enemigos de los rascacielos, con barrios humildes y pintorescos, con iglesias que nos trasladan en el tiempo… Podría estar así años, pero esto ya lo sabemos todos. La magia de Nueva York está impregnada en sus enormes avenidas y en sus pequeñas calles, donde hasta el más pequeño se puede sentir el rey del mundo. 

ciudades - Nueva York

Vancouver – Por Patricia Guergue

Viajar es de esos pocos placeres que deberíamos preservar. Es de esos placeres intensos y sanos que no deberían medirse por un número infinito o escaso de ‘likes’. Viajar no es poner una foto en nuestras redes y fardar de ello. Viajar tiene algo de educativo, de sentimental, de doloroso y a la vez de un poco utópico. Vancouver es de esas ciudades que te roba el corazón. Solo necesitas unos escasos segundos para soñar todo tu mundo allí. Tu casa, tu día a día, tu perro y hasta la visita a escondidas de un magnifico oso. Cuando pisas sus calles, cuando descubres el asfalto y, de pronto, alzas la vista y ves una infinidad de montañas rodeándote, sabes que estás en el lugar indicado. Mires donde mires el mar y la montaña se convierten en uno. Y, sin lugar a dudas, es la combinación perfecta. Hay un tipo de enganche especial. Stanley Park es solo uno de los ejemplos. Y uno de los destinos más atrayentes a nivel internacional. Caminar por sus hectáreas es descubrir que no somos conscientes de lo que significa tener y cuidar un parque urbano como este. El malecón, las playas que circundan toda su vida, los tótems en Brockton Point, el Faro, el mirador en el Burrard Inlet y en el Lions Gate Bridge…sólo es un escaso uno por ciento de todo lo que puedes descubrir. Un sitio recóndito, tranquilo, apacible, a escasas miradas del mismo centro de la ciudad. Hay algo mágico en Vancouver. Quizá no solo sea el cuidado con el que mantienen todas sus joyas naturales, tal vez también tenga que ver con el respeto, educación y saber estar que mantienen todos sus habitantes. Es de esos lugares que se graban a fuego sabiendo que tienes que volver, cuando sea y como sea. Es ese verde que rodea a toda la ciudad, que te ríe y te enseña lo importante que es contar con una infinidad de árboles. El mismo verde que te indica el camino hacia el mar. Vancouver ha crecido y se ha convertido en una de las ciudades de referencia pero sin olvidar que antes que nosotros ya había otros. Que el salmón necesita de tu silencio cuando llega la hora de luchar contracorriente, que los osos están ahí, cediéndote unas cuantas vistas pero que les debes respeto antes que miedo…que la naturaleza te ha cedido no espacio para vivir, no para herir.

Crítica de ‘Doctor Sueño’: cuando el terror es lo de menos

Previous article

‘El club de los poetas muertos’: los amigos de toda una vida

Next article

You may also like

Comments

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

More in Destacados